Juan Barrera Barrera
Por fin, Alemania entra en la estabilidad política después de casi cinco meses de incertidumbre con el acuerdo, firmado este miércoles, para formar un gobierno de gran coalición III, entre los conservadores del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y su aliado derechista de la Unión Social Cristiana (USC) que gobierna Baviera, con el Partido Socialdemócrata (PSD).
Las negociaciones fueron tan intensas que la firma del pacto se tuvo que aplazar 24 horas cuando la fecha límite se cumplía el domingo. Había urgencia de parte de la canciller Ángela Merkel de llegar a un acuerdo para garantizar su cuarto mandato al frente de la primera economía de Europa. De los 12 años al frente del gobierno de Berlín, ocho de ellos la lideresa alemana los ha gobernado en cohabitación con la socialdemocracia.
Desde las elecciones federales de septiembre Alemania atravesaba por una crisis política por la incapacidad de los grandes partidos políticos de lograr un acuerdo para formar gobierno, ya que Merkel no logró la mayoría para poder formar un gobierno conservador.
Sin un acuerdo de gran coalición, la canciller Merkel estaría obligada a gobernar en minoría, pero esa posibilidad no garantizaba la gobernabilidad de la potencia europea, o convocar a nuevas elecciones generales con el riesgo de ver avanzar a la ultraderecha de Alternativa por Alemania (APA) que se encumbró en el electorado obteniendo 92 diputados. Por eso, con el único partido que podía negociar un cuarto mandato era con su antiguo aliado político, el PSD como segunda fuerza, luego de intensas negociaciones con los liberales y los verdes para formar gobierno, pero el proyecto jamás fructificó.
Gobierno conservador con proyecto socialista
El documento “Un nuevo comienzo para Europa, una nueva dinámica para Alemania y mayor cohesión para nuestro país” firmado entre el bloque conservador y los socialdemócratas este miércoles en realidad es un proyecto en el que prevalecen las propuestas de los socialistas.
A pesar de que la Socialdemocracia representa la segunda fuerza (en los comicios de septiembre tuvieron los peores resultados de su historia al obtener el 20.5 % de la votación) y es minoría, logró imponer su agenda para la integración del gobierno de gran coalición para los próximos cuatro años y, además, tendrá las carteras más importantes de la administración.
De seis ministerios, tres son de la mayor importancia: Finanzas, Asuntos Exteriores, Trabajo, Justicia, Medio Ambiente y Familia. La gobernante Democracia Cristiana tendrá cinco: Defensa, Economía, Agricultura, Sanidad y Educación. La Unión Social Cristiana de Baviera tendrá el Ministerio del Interior, Transportes y Desarrollo.
Los socialistas impusieron la agenda de gobierno. Por ejemplo, en el tema migratorio, los partidos aliados subrayan que el derecho fundamental al asilo es intocable pero fijan un límite anual para los solicitantes de asilo, y acuerdan el derecho a la reagrupación familiar para las personas que cuentan con algún tipo de protección.
En finanzas, el impuesto de solidaridad se reducirá de forma escalonada, no habrá aumento de impuestos y los coaligados se comprometen a defender un presupuesto sin necesidad de contraer nuevas deudas. Asimismo, regularán el aumento de las contribuciones a las pensiones hasta el año 2025.
En educación se invertirán 2 mil millones de euros para la expansión de escuelas; mil millones en préstamos estudiantiles; 600 millones para la mejora de equipos en las universidades y 5 mil millones para poner en marcha el “pacto digital” diseñado para las escuelas y 3.5% del PIB para la investigación y el desarrollo hasta el 2025.
Con relación a la protección de la familia, la prestación para los hijos aumentará en 25 euros mensuales, actualmente es de 194 euros por el primer y segundo hijo. En el documento de 177 páginas se establece que habrá más dinero para las guarderías y se buscarán los medios para garantizar el derecho a la atención de tiempo completo en las escuelas primarias hasta el 2025.
En cuanto al mercado laboral, uno de los rubros más peleados por las bases socialdemócratas, se pretende alcanzar el pleno empleo y la reducción del desempleo de larga duración. Con relación a los contratos de trabajo de duración limitada, el acuerdo no prevé una prohibición general como era el propósito del PSD, pero hay el compromiso de buscar mecanismos para reducirlos.
La primera economía europea, en su nueva versión de gobierno de gran coalición, se apresta a sacar la chequera para hacer viable y creíble su nuevo proyecto de nación para los próximos cuatro años, inspirado en la ideología socialdemócrata ante su menguado electorado.
El principio del fin de la era Merkel
La integración del nuevo gobierno, sin embargo, no dejo satisfechos a los conservadores de la democracia cristiana, pues Merkel ha cedido el estratégico ministerio de Finanzas y Asuntos Exteriores. Es posible que esto se deba en parte a la crisis de su liderazgo, pero también a la apuesta por la estabilidad política de Alemania y cancelar la opción de gobierno de ultraderecha.
Previo a la firma de coalición, la canciller teutona había soltado la frase “cada uno de nosotros tendrá que hacer concesiones dolorosas y yo estoy preparada para hacerlo”, y se hizo realidad, pues se jugaba su continuidad en el poder, aunque sus críticos interpretan parte de la cesión del poder a la izquierda socialdemócrata como el fin de la era Merkel, y hasta pronostican que su estadía en el Ejecutivo sólo durará dos años.
Martin Schulz, el gran negociador y triunfador en el proceso del pacto, tuvo su premio: será el nuevo jefe de la diplomacia alemana, después de que afirmó y reafirmó que no negociaría otro gobierno de gran coalición y que tampoco estaría dispuesto participar en él. Para ello tuvo que dejar la dirigencia del PSD, después de un año, y será remplazado por la ex ministra del Trabajo, Andrea Nahles.
Durante su liderazgo como máximo dirigente, la socialdemocracia alemana tuvo sus peores resultados electorales. Un amplio sector del partido atribuye su declive y pérdida de identidad a la cohabitación con los conservadores. Ahora falta esperar el último tramo para reeditar la alianza.
A partir del 20 de febrero las divididas bases socialdemócratas (463 mil 723 militantes) deberán rechazar o ratificar la formación del gobierno de gran coalición, a través de una consulta de 11 días que inicia el 20 de febrero. Vamos a ver si Schulz tiene la capacidad de convencer a las bases socialistas que rechazan la cohabitación y de lograrlo resurgirá y saldrá fortalecido políticamente.
Ángela Merkel, por su parte, acusa un cansancio político natural después de 12 años de liderar a Alemania y al viejo continente, y encarar dos de sus peores momentos para el proyecto de la Unión Europea: la crisis del euro y las deudas soberanas del sur europeo; y después la crisis de los refugiados. Ambos momentos fueron solucionados por la mano de la alemana de forma muy radical que causó la división entre los países del sur y los del norte.
No sólo Alemania esperaba con urgencia la formación de un gobierno preeuropeo, sino también los demás países de la Unión Europea que requieren de liderazgos estables y sólidos para continuar con su agenda de reformas. Pero la figura de un liderazgo fuerte ya no la encarna Merkel. Europa, entonces, ¿se prepara para el fin de ciclo de un liderazgo y para dar paso a uno nuevo. Acaso los líderes europeos tengan sus ojos puestos en la persona del presidente de Francia, Emmanuel Macron y darle continuidad al eje Berlín-París? Pero Alemania y la Unión Europea no se entienden sin la mano de Merkel, tampoco hay que descartar su posible resurgimiento político.