Ciudad de México.– Si México no instrumenta una política industrial que eleve la capacidad productiva de las empresas nacionales, que sea globalmente competitiva y se soporte en el progreso tecnológico, difícilmente podrá enfrentar con éxito la conformación de regiones industriales que se están generando en Asia y los cambios operados en Estados Unidos, Francia, Alemania, Gran Bretaña e India.
Así lo establece un informe de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (CONCAMIN), a través de su Centro de Estudios de la Industria (CEI). Agrega que derivado de los nuevos desafíos globales, como las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), la nueva estrategia de política industrial y económica, debe soportarse en la colaboración público-privada-académica.
El estudio considera necesario potenciar el contenido nacional en las exportaciones de manufacturas, así como el encadenamiento productivo del sector, lo que se traduce en mayor valor agregado y por tanto en crecimiento económico. Agrega que la diversificación de mercados abre oportunidades de crecimiento y competitividad para la planta productiva mexicana.
Según el documento del CEI, México debe considerar una agenda industrial interna: “se debe detener la caída en la inversión física del sector público, pues frena la modernización y construcción de nueva infraestructura. De igual forma es imprescindible que se revierta el deterioro del sector energético en materia de producción de petróleo y gas, dos de los productos que mayor impacto positivo tienen sobre la industria en general”.