Moisés Sánchez Limón
Decía la semana pasada que el Partido Revolucionario Institucional está más vivo que nunca. No hay tal desahucio pese a que la aplanadora no sólo lo arrolló el pasado 1 de julio, sino que le pasó encima.
¿Quién cree que el partidazo está en proceso de extinción? Bueno, pues su propia clase política que se encumbró bajo su amparo y luego determinó que era tiempo de buscar otros aires donde continuar pegada al poder. Incluso buena parte de ésta que hoy se desgarra las vestiduras en actos de contrición para llorar penas ajenas como si fueran propias.
En el Partido Acción Nacional, personajes como Marko Cortés y Damián Zepeda sostienen que el blanquiazul encabezará a la oposición política y legislativa en el sexenio que se avecina. Consideran que el PRI nada tiene que hacer en esta nueva geografía partidista y menos en el Congreso de la Unión, donde sus fuerzas representativas están severamente menguadas.
Pero, tanto en el PAN, que con razón numérica se asume en esa posición de insignia opositora, como aquellos priistas que han comenzado a abandonar el barco tricolor, como el delegado en Magdalena Contreras, Fernando Mercado Guaida, que ahora se llaman engañados y desilusionados de los rumbos que ha tomado el Revolucionario Institucional.
Sin embargo, esté personaje estaba sujeto a proceso de expulsión del PRI, porque en su momento se declaró a favor de Morena y, por ende, del entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. Así que, no nos engañemos, al partidazo lo abandonan aquellos que, saciadas sus ambiciones personales, per-so-na-les, creen que el Vellocino de Oro está en Movimiento Regeneración Nacional.
Pero, insisto, ¿en verdad está en proceso de extinción el PRI?
Mire usted, los cuadros dirigentes que integran a Morena y buena parte de quienes tienen vasta experiencia y son soporte de la estructura de lo que será la nueva administración federal, tienen raíces en el PRI, aprendieron del PRI, se encumbraron en el PRI o de plano son ex priistas que llevan el ADN tricolor.
Incluso, hay quienes una vez construida la plataforma del PRD, al que se incorporaron como parte de los grupos contestatarios nacidos a finales de la década de los años 80, se mantuvieron pegados a la ubre oficial, en esos días del Departamento del Distrito Federal, donde cobraban mensualmente, como el profesor René Bejarano.
Y, bueno, qué decir de los pagos que Marcelo Ebrard hizo en su momento a Andrés Manuel López Obrador, de raíces cien por ciento priistas, para que levantara sus plantones en el Zócalo del entonces Distrito Federal, siempre por instrucciones del hoy desaparecido Manuel Camacho Solís, quien finalmente se fue a la oposición y se convirtió en aliado del próximo Presidente de la República.
No se trata de alzar una defensa oficiosa del PRI, cuyos restos, se ha comprobado desde que la oposición llegó al Congreso de la Unión merced a la reforma política de 1977, tienen esa virtud de reciclarse y retornar al poder. Porque, mire usted, el PRD se fundó con ex priistas y, cuando la verdadera izquierda llegó a dirigirlo, de la mano de Los Chuchos, terminó peleado y dividido por un personaje llegado del PRI, Andrés Manuel, quien ahora busca la simpatía de un encumbrado expriista, es decir, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
¿Cuántos más abandonarán a la barca priista? Es posible que en este andar rumbo a la nueva administración haya sorpresas, aunque unas no tanto, de quienes con ese falso sacrificio por la patria, harán antesala para pedir un espacio que, al final, será la reedición del priismo en la oposición.
Pero, vaya, la embestida desde dentro y fuera del PRI es de pronóstico, tanto que cuando quienes descalifican a la nueva dirigencia, encabezada por Claudia Ruiz Massieu Salinas, acusan amnesia porque en su momento dejaron que personajes encabezados por Enrique Ochoa desmantelaran al partido y, con ello, debilitaron a la campaña de José Antonio Meade Kuribreña, a quien no sólo no aconsejaron ponerse a la cabeza del priismo nacional, sino que le crearon un mensaje del siglo pasado.
¿A quién le interesa desaparecer al PRI? Bueno, pues precisamente a esos priistas que hoy se arrebatan preeminencias y asumen que son los idóneos para dirigir al partido, amén de aquellos que quieren enterrar su pasado tricolor como Manuel Bartlett Díaz, Arturo Núñez Jiménez, gobernador de Tabasco que llegó impulsado por el PRD, partido a cuyos brazos se echó cuando consideró que sus días de gloria y ascenso en el Revolucionario Institucional habían terminado.
Por cierto, como refería, cuestión de echar un vistazo en esa estructura que será gobierno a partir del 1 de diciembre próximo, para percatarse de que el PRI se reedita en otra vertiente del poder público, además de que con poco más de siete millones de votos, no puede considerarse desahuciado.
Así que, quienes apuestan al epitafio priista, tendrán que arriar los festones de luto y hacer un análisis de conciencia y de historia política para recordar lo que ha ocurrido con el partidazo desde hace más de un cuarto de siglo cuando la oposición irrumpió fortalecida en el escenario nacional.
En el año 2000 el PAN lo arrasó y repitió, con mayor severidad en 2006. El PRI fue oposición en el Congreso desde que en 1997 la verdadera oposición del PAN y del PRD lo defenestró de la Presidencia de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados –entonces a cargo de Arturo Núñez Jiménez– para instaurar la Junta de Coordinación Política, un cuerpo plural.
Un reportero, en entrevista, planteó a la dirigente nacional del PRI, Claudia Ruiz Massieu Salinas:
–Quisiera preguntarle dos cosas, primero que nos hable de esto que se ha dicho que van a tener que deshacerse del inmueble del PRI.
–A ver –atendió Claudia–, esa es una versión falsa, de ninguna manera esta ni hipotecado ningún inmueble del partido, ni está en riesgo el patrimonio inmobiliario del partido.
–En este sentido, el INE esta sesionando, prevé sanciones, las más altas para el PRI, aproximadamente 186 millones, hoy las aprobarían, ¿están preparados para enfrentar estas sanciones?—segunda pregunta del reportero
–Hemos venido trabajando a través de nuestra representación ante el INE, con la Unidad de Fiscalización, para hacer valer nuestros argumentos y nuestro punto de vista. Vamos a esperar a la sesión que está hoy (lunes) –ya de hecho está llevándose a cabo-, para saber finalmente a cuánto asciende una posible multa al partido. Pero estamos listos para hacerle frente y además para hacer valer nuestros argumentos y nuestras pruebas, del por qué no deben proceder en este monto.
¿Recuerda usted la multa por más de mil millones de pesos, aplicada por el entonces IFE al PRI por aquello del Pemexgate? El tricolor era oposición y se le había desahuciado; doce años después volvió como la aplanadora. Conste.
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