Sustituiría al TLCAN, al que al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha calificado como el peor acuerdo comercial de la historia de su país
José María Gijón
El pasado lunes 27 de agosto, con mucho entusiasmo y pletóricos de alegría, funcionarios de Estados Unidos y México anunciaron que los gobiernos de ambos países alcanzaron un acuerdo preliminar para revisar partes clave del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, un paso fundamental para reavivar el acuerdo comercial de veinticuatro años de antigüedad y que estuvo cerca del colapso durante el último año de negociaciones.
El nuevo pacto se llamará Acuerdo Comercial de Estados Unidos y México, de acuerdo con el anuncio de Donald Trump, porque según él, quiere dejar atrás el nombre TLCAN (NAFTA en inglés) por las connotaciones negativas que tiene el término. Trump ha calificado el TLCAN como el peor acuerdo comercial de la historia de su país.
Trump se reunió en la Casa Blanca con los secretarios de Relaciones Exteriores y de Economía de México, Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo, y el presidente Enrique Peña Nieto se sumó vía telefónica. En varios tuits, el presidente de México dijo que también habló recientemente con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, para que se incorpore pronto a lo negociado y se logre así un acuerdo trilateral. Hasta el cierre de esta edición, el gobierno canadiense seguía sin decidir su incorporación, pues hay condiciones del acuerdo que no le convencen.
Alcanzar este acuerdo para revisar partes del TLCAN les daría a los tres países un respiro en medio de la guerra comercial que Trump empezó con países de todo el mundo, incluidos los socios del TLCAN —México y Canadá—, al igual que la Unión Europea y China.
Sin embargo, el pacto preliminar se queda corto en comparación con una renegociación total del tratado norteamericano, pues aún no incluye a Canadá. Aunque ese país es parte, ha estado ausente de los diálogos recientes en Washington.
En varias ocasiones, Trump ha amenazado con clausurar las negociaciones con Canadá y solamente tener acuerdos bilaterales separados. Aunque esto es poco probable debido a la oposición de México, de legisladores estadounidenses y de las industrias norteamericanas que dependen del libre comercio trilateral.
Más detalles sobre Acuerdo Trump
El mismo 27 de agosto, en conferencia de prensa el equipo negociador mexicano dio a conocer detalles sobre el acuerdo comercial alcanzado entre México y Estados Unidos el pasado lunes por la mañana.
Lo más relevante fue que el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, confirmó que en caso de que Canadá no lograra alcanzar acuerdos con EU y decidiera no firmar un nuevo tratado, México podría utilizar el acuerdo alcanzado como base para un nuevo acuerdo bilateral con la Unión Americana.
Confirmó que se eliminó por completo la incertidumbre sobre la relación de libre comercio entre México y EU. Dijo que México trabajará por lograr un acuerdo trilateral, pero en el peor de los escenarios existirá la posibilidad de establecer un acuerdo bilateral con la Unión Americana que mantenga la certidumbre de la relación comercial bilateral.
Para ello, se requeriría un ajuste jurídico en EU, donde el Congreso otorgue permiso a Trump para la negociación de un acuerdo bilateral; pero la incertidumbre de quedar sin acuerdo con EU se ha eliminado. De hecho, se espera que Robert Lighthizer envíe aviso al Congreso sobre el acuerdo alcanzado, para iniciar su revisión y aprobación a nivel legislativo.
Se especificó también que se mantendrán los capítulos 11 (protección a inversiones) y 20 (procedimientos de resolución de controversias), a pesar de la eliminación del capítulo 19 (antidumping y cuotas compensatorias).
Se le brindará trato de Nación Más Favorecida (arancel de 2.5%) a exportadores mexicanos del sector automotriz que no cumplan con los nuevos requerimientos de contenido regional durante su transición para cumplirlos (bajo el entendido de que EU podría anunciar aranceles de 25% a automóviles y autopartes importadas; aunque cerca de 70% de los exportadores ya cumplen con las normas); y que el tratado tendrá vigor durante 16 años, con revisiones periódicas cada 6 años del acuerdo (sin que éste termine) para su ratificación por 16 años más.
El avance parece ser decisivo para eliminar la incertidumbre comercial en la relación bilateral EU-México y elimina las consecuencias de la negociación EU-Canadá; de acuerdo a las palabras de Videgaray.
Los mercados, sin embargo, se mantienen sin cambios importantes. Prevalece aún cierto escepticismo ante la capacidad legal de la administración Trump para negociar un acuerdo bilateral con México.