- Cartas bomba contra opositores a Trump
- Retórica de trumpista promueve odio y división
- Los migrantes en la campaña electoral
Juan Barrera Barrera
Las cartas bomba que fueron enviadas a diversos personajes significativos de la política estadounidense y a un medio de comunicación, todos críticos del régimen del presidente Donald Trump, este miércoles, sacuden a una nación dividida y ensombrece el panorama político a diez días de las elecciones para renovar el Congreso.
Estos actos terroristas fueron precedidos por un artefacto explosivo encontrado en la casa del multimillonario George Soros, quien ha sido acusado por el mismo Donald Trump de estar financiando la caravana de migrantes centroamericanos que se dirigen hacia Estados Unidos. El filántropo es un fuerte financista del Partido Demócrata.
Bombas parecidas se encontraron en la residencia de Bill y Hillary Clinton, en el estado de Nueva York; en la casa del ex presidente Barack Obama, en Washington, y una más en las oficinas de CNN en Nueva York, dirigida al ex jefe de la CIA John Brennan, y otro sobre con dispositivos explosivos para el ex vicepresidente, Joe Biden, que fue interceptado en sus oficinas de Delaware.
También se enviaron paquetes explosivos al ex procurador general federal en el gobierno de Obama Eric Holder y a las oficinas en el Congreso de la representante federal Maxine Waters, acérrima crítica del régimen de Trump, y hasta el actor Robert de Niro fue blanco del ataque.
Otro dato significativo es el nombre del falso remitente de los paquetes: Debbie Wasserman Schultz, ex presidenta del Comité Nacional Demócrata y representante federal de su partido en Florida.
Discurso hipócrita y divisionista
Trump condenó “los actos odiosos” y agregó que actos de violencia política de cualquier tipo no deben tener cabida en ningún lugar de Estados Unidos de América. Y sin rubor agregó que “nos tenemos que unir, tenemos que juntarnos como país”. Nada más le faltó decir que tienen que votar por los candidatos republicanos.
Donald Trump se ha caracterizado por ser un personaje de doble moral, mentiroso, marrullero, racista. Nunca ha abandonado su campaña de odio. Como mandatario no ha sabido ni querido moderar su retórica que alienta a los grupos ultra derechistas y supremacistas, porque es parte de ellos, son su voto duro.
En esa tarea involucró a los medios de comunicación, a los que ha calificado como enemigos del pueblo, de los que dijo tienen responsabilidad de establecer un tono civilizado y de detener la hostilidad infinita y los ataques e historias constantemente negativos y, a menudo, falsos.
En un escenario de división social utiliza un discurso hipócrita que busca impactar en el electorado y su llamado a la unidad no es creíble, incluso hasta resulta ofensivo. Trump mismo se encargó de echar por tierra sus dichos, pues volvió a lo suyo al señalar culpables, de nueva cuenta arremetió contra la prensa y aquellos medios de comunicación críticos de su administración que incluye a la CNN también destinataria de un dispositivo explosivo.
Trump ha sido muy hostil con la prensa a la que no le perdona los reportajes e investigaciones sobre su vida privada y trayectoria política, y por ello todo el tiempo trata de desacreditarla con el argumento de que se dedican a divulgar falsas noticias (fake news) y de anteponer su post-verdad sembrando discordias y odios.
Los dirigentes del Partido Demócrata igualmente han rechazado su llamado a la unidad nacional por no ser creíble en los hechos. “Los comentarios de Trump son vacíos hasta que revierta sus declaraciones que condonan los actos de violencia”.
Trump y su retórica de mentiras
Sobre la caravana de centroamericanos que atraviesa territorio mexicano con destino hacia los Estados Unidos, Trump ha dicho que vienen integrantes del Estado Islámico. Pero después se vio obligado a conceder que no tiene pruebas de que haya personas originarias de Medio Oriente, “pero eso no significa que no sea así”.
Los destinatarios de los paquetes sospechosos con dispositivos explosivos son opositores políticos demócratas y críticos del presidente estadounidense. Estos actos que tienen como objetivo sembrar el terror y están encaminados igualmente a vulnerar la democracia interna, a dos semanas de las elecciones de medio tiempo en el país del norte.
Por eso resulta sospechoso que en estos momentos esta operación de miedo este dirigida hacia objetivos demócratas, cuando el Partido Republicano está en riesgo de perder ambas cámaras del Congreso y Donald Trump y su círculo cercano de colaboradores, que son los principales activos políticos de la campaña, han tomado los temas de la inseguridad y de los migrantes como banderas de campaña.
La administración Trump no se cansa de atacar y responsabilizar a los migrantes de ser factor de inseguridad interna de su país y a los demócratas de ser corresponsables por negarse a no reformar las “obsoletas leyes migratorias”, es decir que no le aprueben recursos para la construcción del muro fronterizo. Con su doble moral, el magnate ha sabido explotar el fenómeno migratorio para su causa electoral.
Las cartas bomba, que involucran a dos ex mandatarios estadounidenses, son una seria amenaza y tienen la intención de inhibir a las huestes opositoras demócratas y a los electores en general para que den su voto a los republicanos. Pero si en las investigaciones que lleva el FBI resulta que detrás está la mano negra presidencial, será el acabose de Donald Trump.