Pemex revende en más del doble el combustible en toda la República Mexicana, las ganancias son exponenciales y de ellas participan tanto el gobierno federal como las empresas privadas filiales de Petróleos Mexicanos; la reforma energética y la liberación han traído efectos inversos, pues en el sexenio el aumento al precio de las gasolinas ha sido de casi 80%
Agustín Vargas
Durante los últimos años, el sector energético del país ha venido en picada pese a la reforma constitucional del 2013 que, supuestamente, lo revitalizaría. Eso aún no sucede y las consecuencias están a la vista: encarecimiento de petrolíferos que repercute en los bolsillos de la población y generación de jugosas ganancias para los importadores de combustibles.
La importación de gasolinas en México representa un gran negocio para Pemex y el Gobierno Federal, pues la empresa a través de sus subsidiarias afiliadas al Grupo PMI (Petróleos Mexicanos Internacional) revende en el país a más del doble del precio que paga por el combustible que adquiere de las refinerías de Estados Unidos, principalmente.
De diciembre de 2012 a agosto de 2018, el aumento del precio de la gasolina alcanzó casi 80%, lo que afectó gravemente la economía de las familias mexicanas.
Las ganancias exactas y el destino de los recursos que se obtienen por el diferencial de precio entre la compra y venta de los combustibles se maneja con mucha discrecionalidad dentro de la administración de Pemex y sus subsidiarias, así como en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que fija el precio de venta al consumidor final.
Pero la situación para bajar los precios de las gasolinas, detener las crecientes importaciones y transparentar el destino de los ingresos que se obtienen por el diferencial de los precios de importación y las ventas internas, no cambiará en la administración de Andrés Manuel López Obrador, por dos razones fundamentales:
Primero, el próximo gobierno no se aventurará a cancelar de tajo la jugosa fuente de ingresos que representa la importación de gasolinas y, segundo, el Presidente electo ya anunció que al menos durante los tres primeros años de su administración seguirán los gasolinazos, en tanto se construyan nuevas refinerías.
Si bien con la reforma energética se implementó la liberalización del mercado de las gasolinas, que en teoría beneficiaría a los consumidores, hasta el momento los resultados no han sido positivos para la población, excepto para los importadores.
El Gobierno Federal estimó que las importaciones de gasolinas mostrarían un crecimiento promedio anual de 4.1%, con lo cual se espera que en 2019 México importe el 53.3% de los petrolíferos que utiliza actualmente. Estos datos fueron asentados en la Prospectiva de Petróleo y Petrolíferos 2013-2027, documento realizado por la administración del Presidente Enrique Peña Nieto previo a la reforma energética.
Aunque el Gobierno Federal tenía previsto aminorar el impacto de las importaciones de combustibles con la construcción de la Refinería Bicentenario de Tula, anunciada durante el sexenio de Felipe Calderón y cancelada luego de la aprobación de la reforma energética, el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, señaló que en el sexenio de Enrique Peña Nieto ya no construirían nuevas refinerías, sino la política sería modernizar las que se tienen. Aunque eso no sucedió y la producción continúa estancada.
Datos del Departamento de Energía de Estados Unidos revelan que en la última década las exportaciones estadounidenses de productos derivados del petróleo a México han aumentado 152%.
El diferencial
México importa alrededor de 600,000 barriles diarios, que representan 1.5 veces todo el volumen de combustibles que producen las seis refinerías del país o 60% de la demanda nacional. En los primeros cinco meses del año, Petróleos Mexicanos (Pemex) ha comprado gasolina de origen estadounidense en sus tipos Regular (similar a la Magna y Premium) a un precio promedio de 71.36 dólares por barril.
El precio promedio de las gasolinas de origen estadounidense que compra Pemex en las refinerías de la Unión Americana es de 8.85 pesos por litro, considerando un tipo de cambio promedio de 19.74 pesos por barril, el cual equivale a 159.11 litros.
En México el precio máximo de la gasolina Magna, la de mayor demanda, se vende en promedio en 19.00 pesos por litro, es decir, 10.15 pesos más cara que en Estados Unidos, sin incluir impuestos, costos de transportación y ganancias del vendedor.
Los factores que encarecen el precio de la gasolina al consumidor final luego de la importación del producto son los costos por la transportación, almacenamiento y distribución, los impuestos, y las ganancias del vendedor.
Con la transportación, almacenamiento y distribución de las gasolinas que llegan a México el costo se eleva 11%. Si al precio promedio de las gasolinas que se importan de Estados Unidos (8.85 pesos por litro) se le agrega este 11%, la cotización del petrolífero se eleva a 9.89 pesos por litro.
Una tercera parte del precio al consumidor final se explica por los impuestos, que en promedio suman otros 5.55 pesos por litro a la cotización. El último componente del precio final es la ganancia del vendedor, que en promedio se lleva 80 centavos por cada litro que comercializa.
Refinerías de EU, beneficiarias
El gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento de Energía, dio a conocer que su sistema de refinación trabaja a niveles récord (95% de su capacidad, a diferencia de México que lo hace a 65%) y que buscará aprovechar las ventajas que le brindan mercados como el mexicano, que han aumentado sus compras externas para cubrir sus necesidades.
Este volumen de importación generó utilidades históricas para ese sector en los Estados Unidos, teniendo un margen de ventas brutas de 17 millones de barriles de combustible tan sólo en 2017.
El mercado de exportación de combustible se ha vuelto una opción para los consorcios estadounidenses, ya que les permite ahorrarse los costos de las regulaciones por biocombustibles en Estados Unidos.
De acuerdo a Héctor Acosta Félix, comisionado de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), el hecho de que ahora la gasolina en México cueste casi 80% más que al inicio de sexenio e incluso por encima de otros países desarrollados, es por una mala aplicación de medidas gubernamentales.
Una mala decisión, dijo, fue liberar el precio de manera que pagáramos un valor internacional de la gasolina.
Pero como los ingresos del Estado estaban cayendo, “se les ocurrió hacer lo que todos los gobiernos en el mundo: que lo paguen los ciudadanos”, a través de un impuesto al precio del combustible, “lo que propició que paguemos entre 35% y 40% más”.
Importaciones vs producción
Durante 2017 Petróleos Mexicanos (Pemex) produjo la menor cantidad de gasolina en lo que iba del sexenio, al generar un promedio de 257,000 barriles diarios de gasolina, mientras que en 2012 estaba produciendo 419,100 barriles, una diferencia de casi 40% entre ambos lapsos.
Al mismo tiempo que la producción se redujo, Pemex compró más gasolina en el extranjero, al adquirir en promedio 570,000 barriles diarios, principalmente de Estados Unidos. En contraste, durante 2012 adquiría un estimado de 395,700 barriles al día, lo que implica un repunte del 44%.
Aunado a lo anterior, las seis refinerías con las que cuenta la paraestatal en Cadereyta, Madero, Minatitlán, Salamanca, Salina Cruz y Tula, sólo operaron por debajo del 50% de su capacidad hasta noviembre de 2017, de acuerdo con la Secretaría de Energía (Sener).
Entre los factores que produjeron tal situación durante el año pasado se encuentran el desplome de los precios del petróleo entre 2014 y 2016, al disminuirse el costo del barril de los 100 a los 19 dólares; el recorte presupuestal de 100,000 millones de pesos para la empresa, la decaída del campo petrolero de Cantarell y el robo de combustible.
La situación no ha variado en 2018, pues de acuerdo con el reporte operativo de Pemex, durante el primer mes del año se compraron al extranjero un promedio de 899,800 barriles de petrolíferos por día, de los cuales 576,600 (64%) fueron de gasolina. Esto representa el 75% del combustible que se consume en México.
La compra de tales volúmenes fue realizada debido a la necesidad de abastecer la creciente demanda de combustible, ya que en ese mes la venta interna de gasolinas alcanzó los 764,600 barriles por día. En contraste, la elaboración de gasolinas sólo llegó a los 187,300 barriles diarios, una reducción del 38.5%.
Caso similar fue el del diésel, del cual se importaron más de 211,200 barriles que cubrieron aproximadamente 71% de las ventas totales, que llegaron a los 296,600 barriles diarios. En cambio, la producción local fue de 136,000 barriles al día, con una reducción del 13.8%.
Lo que no disminuyó fue el costo de estas importaciones, pues el pago por las compras de petrolíferos al extranjero alcanzaban aproximadamente los 2,184.1 millones de dólares, 9.9% más respecto a los 1,988.2 millones gastados en el mismo mes de 2017.
Por otro lado, el valor obtenido por la venta en el mercado nacional llegó a los 41,221.6 millones de pesos, 19% más si se compara con los 34,635.8 millones de pesos obtenidos en el mismo periodo del año pasado. Además, los ingresos por exportación de petróleo aumentaron 30.6%, alcanzando los 1,993 millones de dólares, dada la recuperación del precio del crudo en el mercado internacional.
Posteriormente, en febrero se registró la producción más baja en 28 años, con una generación de 164,100 barriles, nivel mensual más bajo desde 1990. La producción tuvo un desplome del 86% en comparación con el mismo mes de 2016, que a su vez se tradujo en la necesidad de importar 79% del total de gasolina vendida en territorio nacional.
Sumado a lo anterior, la liberación del precio de la gasolina efectuada en noviembre del año pasado por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) provocó un aumento en el costo de más de 1.10 pesos por litro, lo cual derivó en una caída de entre 15% y 20% en su consumo en los primeros meses de 2018.
Para mediados del año, Pemex registró una producción derrumbada en un 42.6% respecto a 2017, con el registro de un cambio de hábito en el consumo de la gasolina al aumentar el consumo de Magna, en detrimento de la Premium.
De acuerdo a estadísticas de la empresa, la primera aumentó 2.2% respecto al año pasado, con un consumo que pasó de los 640,000 a los 661,200 barriles diarios. La segunda registró una caída del 13.5%, al pasar de los 138,800 barriles consumidos a sólo 120,000 barriles.
El cambio de consumo se produjo por razones de precio, ya que hasta el periodo de referencia el promedio de los precios, reportado por las más de 12,000 estaciones de servicio del país, situaba la venta de la gasolina Premium en 19.672 pesos por litro, mientras que la Magna de comercializaba en 18.161 pesos por litro.
En suma, la producción de combustibles automotores durante este periodo llegó a los 220,000 barriles diarios, volumen menor a los 383,500 barriles de hace un año, cubriendo sólo 28.1 % de la demanda.
El acumulado de los cinco meses del año fue de un millón 888,000 barriles diarios, porcentaje menor a los 2´017,000 barriles por día de 2017, lo que a su vez determinó el alza de 15.7% en importaciones de gasolinas. Al día se tuvieron que comprar 590,500 barriles diarios, lo cual le significó un desembolso al país de 11,576 millones de dólares, 2,751 millones más que en 2017.
Evolución de precios
Para finales de julio, el precio de la gasolina Magna, que en promedio fue de 18.30 pesos por litro durante la primera quincena del mes, acumuló un incremento del 13.7% respecto al cierre de 2017, que fue de 12.7%, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esto se tradujo en un aumento de 2.2 pesos adicionales por cada litro de combustible, frente al de 1.7 pesos del año anterior.
El incremento en el precio, considerando los estímulos fiscales aplicados por el Gobierno Federal a la cuota del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) del 55%, significó que la Secretaría de Hacienda sólo cobró 2.07 pesos por litro de los 4.59 autorizados por la ley del impuesto.
Además, el porcentaje del estímulo aplicado durante 2018 hasta mediados de julio fue de 52.3% de la cuota, por lo que en promedio, entre los primeros siete meses del año, el Gobierno Federal cobró 2.22 pesos por cada litro vendido de gasolina Magna al público general.
De acuerdo con Hacienda, la pérdida recaudatoria por esta aplicación de estímulos al IEPS de combustibles llegará a los 107,816 millones de pesos este año, lo cual representa una recaudación del 58% de lo aprobado en la Ley de Ingresos por concepto de este impuesto, lo cual sería un monto de 258,633 millones de pesos.
De forma general, todos estos problemas han derivado en que la gasolina se haya encarecido 77% durante la presente administración hasta el pasado mes de agosto. Por tipos, la gasolina Magna se incrementó 76.8%, que se refleja en un encarecimiento de 8.22 pesos por litro, mientras que la Premium ha aumentado 80.7%, lo cual equivale a un aumento de 9.12 pesos por litro, según los indicadores más recientes de la Comisión Reguladora de Energía y los precios reportados por Pemex en diciembre de 2012.
En términos de aumentos anuales, el precio de los petrolíferos vio un mayor incremento durante el periodo de preliberación y liberación de precios, entre diciembre del 2015 y el pasado mes de agosto, que en los años del sexenio en los que se controlaron los precios.