Claudia E. Anaya (*)
Ha transcurrido la primera semana oficial del nuevo gobierno federal. Reformas, anuncios y medidas de todo tipo han venido a llenar cada uno de los espacios informativos existentes para poder dar cuenta de todos los planes que involucra el concepto de la cuarta transformación. En materia de turismo, por supuesto, no fue la excepción.
A poco tiempo de que entrase en funciones, el subsecretario de Desarrollo y Regulación Turística de la Secretaría de Turismo (Sectur), Humberto Hernández Haddad, afirmó que tanto la reconciliación como la inclusión social y el desarrollo económico serán parte del nuevo eje de la política en torno al turismo.
Hernández Haddad se mostró optimista respecto al devenir del sector, mencionando que la nueva política tiene sentido, pues obliga al cuidado de la industria en un contexto donde ha crecido la marginación.
Además de lo anterior, el subsecretario adelantó que vendrá una etapa de intenso trabajo por parte de los sectores público, privado y social para llegar a la concreción de la política proveniente del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Y dicho y hecho. No pasaron ni dos días del pronunciamiento de Humberto Hernández y el secretario de Turismo federal, Miguel Torruco Marqués, ya tocaba dos de los temas más sensibles del rubro: la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y la puesta en marcha del proyecto del Aeropuerto de Santa Lucía.
Sobre el primero, el titular de la Sectur fue tajante y aseveró que “es un hecho su desaparición. Vamos a ser un Estado no obeso, más productivo. Vamos a dar resultados con dos subsecretarías, no con tres, no sobre el número de turistas, sino de la mayor derrama económica”.
Torruco Marqués fue explícito al mencionar que el plan de austeridad “va enserio”, considerando como un gran reto el generar más con una menor cantidad de recursos, y ahondó en que la decisión se desprende de los resultados del CPTM. “Estamos en el lugar 15 en captación de divisas y quizás vamos a desplazarnos al 16 al término de este año”, sentenció.
Entre los efectos que tiene la desaparición del Consejo se encuentra el cierre de todas las oficinas ubicadas en el extranjero, incluyendo las de ProMéxico, con miras a que esos recursos “se canalicen a las prioridades nacionales”.
Pese a esto, se mencionó que la Sectur seguirá haciendo promoción del país para mantener el posicionamiento a nivel internacional, comprometiéndose el secretario a que México seguirá luciendo por su riqueza cultural, natural, histórica y gastronómica, aunque salvo un par de programas no ahondó mucho respecto a la estrategia que se adoptará ahora para la difusión de los atractivos turísticos.
Respecto al segundo tema, las cosas fueron más confusas. El martes pasado el secretario de Turismo especificó que la base de Santa Lucía se ocuparía para vuelos internacionales, mientras que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se utilizaría para vuelos nacionales.
Frente a las serias dudas que generó tal declaración, al día siguiente Torruco Marqués salió a aclarar que tanto el par de aeropuertos como el de Toluca recibirán y despegarán ambas clases de vuelos, tanto nacionales como internacionales, y agradeció al secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, que hiciera la acotación respecto al tema.
En cualquier caso, lo que es un hecho es que la terminal capitalina tendrá una remodelación para incrementar su fluidez, mientras que Toluca será utilizado como complemento.
Con el próximo arranque del proyecto del Tren Maya y la clarificación respecto a detalles puntuales respecto al CPTM y Santa Lucía, habrá que ver cómo va tomando cuerpo a nueva política nacional en el sector turístico y puntualizar qué tanto beneficiará la austeridad a esta industria.
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(*) Directora Adjunta de la Revista Hábitat Mx