Juan Barrera Barrera
Este miércoles Estados Unidos estrenó nuevo Congreso surgido de las elecciones de noviembre en las cuales el Partido Demócrata arrebató la mayoría al Republicano y con ello debilitó el capital político del presidente Donald Trump, a pesar de que conservó el Senado.
Este inicio de un nuevo Congreso confirma la división política que vive la nación norteamericana que coincide con el cierre parcial de la administración federal que afecta a unos 800 mil empleados por el conflicto que el mandatario estadounidense abrió hace tres semanas con el legislativo por negarse a cumplirle sus exigencias.
El año nuevo 2019 abre el periodo de elecciones primarias en el sistema bipartidista de la nación americana con un presidente a la baja electoralmente y con una administración incontrolable, ya que los problemas internos no paran y Trump tiene que enfrentar renuncias entre sus principales colaboradores: el más reciente, la del jefe del Pentágono, Jim Mattis, por su desacuerdo con Trump por la retirada de las tropas estadounidenses de Siria que le dejan el control total a Rusia.
El presidente Trump llega a la mitad de su mandato en la forma como empezó: en medio de la polémica. Ahora su partido está no solo está diezmado por la pérdida de la Cámara de Representantes, sino que también tiene que lidiar con un sector de republicanos que no avalan sus políticas racistas y xenofóbicas.
Además, este segundo periodo del mandato trumpista podría ser decisivo en las investigaciones sobre la trama rusa que ha salpicado al presidente estadounidense, a su hijo y a su yerno y la mayoría demócrata podría acelerar las pesquisas, las cuales parecen indicar que el futuro político inmediato de Trump estaría en riesgo.
Se le cae encima el muro a Trump
El magnate esta radicalizado, desesperado porque no le aprueban su petición de 5 mil millones de dólares para financiar la construcción del muro fronterizo con México, uno de sus principales compromisos de campaña que se le ha complicado conforme avanza el tiempo y siente que sus aspiraciones a la nominación republicana se le puede ir de las manos.
El muro se le está viniendo encima al huésped de la Casa Blanca, aun cuando no está construido, pero insiste en mentir en que la barda ya la está pagando México al haber firmado el nuevo acuerdo trilateral de libre comercio de América del Norte, documento que no ha sido ratificado por los Congresos de los tres países involucrados y por lo tanto carece de validez jurídica.
Ayer jueves, al instalarse el nuevo Congreso abrió sus trabajos precisamente con la votación de un paquete de medidas de financiamiento para terminar con el cierre del gobierno, pero sin otorgarle al presidente Trump los recursos que exige para reabrir el gobierno y que los 800 mil empleados regresen a sus puestos de trabajo.
La crisis presupuestaria está muy politizado por la situación del gobierno dividido (un partido domina el poder Ejecutivo, el Republicano, y el Demócrata una parte del Legislativo) y los demócratas harán valer su mayoría y no pretenden concederle nada a Trump que abone en favor de sus aspiraciones políticas, aunque serán los senadores republicanos los que decidirán si aceptan la posición del Ejecutivo de prolongar el cierre parcial del gobierno.
Ahora la presión política y social estará del lado republicano, ya que quedará en la mente de los empleados, que no han cobrado su sueldo, en caso de que el cierre del gobierno se prolongue, que quienes se oponen a reabrirlo son ellos, encabezados por un presidente irresponsable que privilegia sus intereses personales. Los demócratas toman la iniciativa y ponen sobre las cuerdas a Trump y sus legisladores.
Nancy Pelosi, difícil sinodal para Trump
Nancy Pelosi, la demócrata que ayer fue elegida presidenta de la Cámara Baja, ha dicho que “Donald Trump nos ha dado a los demócratas la gran oportunidad de mostrar cómo gobernaremos responsablemente y pasaremos nuestro plan para poner fin al irresponsable cierre de Trump. Es solo la primera señal de las cosas que traerá nuestra mayoría demócrata…”.
Donald Trump, como respuesta a tuiteado que “¡La seguridad fronteriza y la cosa del muro y el cierre no son el lugar donde Nancy Pelosi querría empezar su ejercicio como presidenta de la Cámara! ¿Hacemos un trato?”. Sin embargo, no precisa qué tipo de trato. La noche del martes Trump sostuvo una reunión con los demócratas, pero sin cambios en su posición: quiere recursos para su muro, como medida indispensable para detener la ola migratoria.
Los demócratas deberán demostrar, asimismo, que no rechazan o votan en contra de las iniciativas del Ejecutivo por sistema o por animadversión a Trump, pero son tiempos electorales y la relación entre una dirigente de una mayoría enérgica con las políticas del Ejecutivo, Nancy Pelosi, que representa a la tercera autoridad federal, una vez más, y un veleidoso y tramposo Trump se prevé no será muy tersa, a pesar de que el empresario dijo que, al felicitar a la experimentada congresista de 76 años, que las cosas serán diferentes como otros creen.
La construcción del muro le es indispensable al presidente estadounidense para lograr primero la nominación republicana y después para asegurar los votos de sus bases que a pesar de los tumbos y reveses le siguen siendo fieles, pero sin muro fronterizo ese conglomerado de votantes podría voltear hacia el ex candidato presidencial en 2012, Mitt Romney, y nuevo senador, quien ha dicho esta boca es mía.
Por lo pronto Donald Trump no tiene la vía libre en sus aspiraciones releccionistas y el muro y el fenómeno migratorio terminarán sepultándolo políticamente. En una declaración de última hora, la NBC informa que Pelosi habló de “Una discusión abierta”, el posible enjuiciamiento a Trump”.