Reino Unido.– Luego de que el pasado martes el plan de salida británica de la UE de May fuera rechazado en el Parlamento de manera abrumadora, y que al día siguiente la gobernante superara una moción de censura, la jefa del gobierno británica ha estado dedicada a tejer nuevos acuerdos.
Las negociaciones que parecen no tener fin entre las fuerzas políticas británicas perfilan que la opción más probable para la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) sea el «Brexit duro», es decir, sin acuerdo, señala el académico Jeremy Ghez.
Hoy por hoy es difícil de imaginar que se concrete lo que para la primera ministra británica Theresa May sí es una convicción: unificar a su partido y llegar a un acuerdo que satisfaga tanto a los conservadores como a la UE, agrega.
Luego de que el pasado martes el plan de salida británica de la UE de May fuera rechazado en el Parlamento de manera abrumadora, y que al día siguiente la gobernante superara una moción de censura, la jefa del gobierno británica ha estado dedicada a tejer nuevos acuerdos.
Este lunes la Cámara de los Comunes del Parlamento recibirá una nueva propuesta para la salida de la UE, decidida por los ciudadanos británicos el 23 de junio de 2016, y fechado para concretarse el 29 de marzo próximo.
El acuerdo de salida permitiría que el abandono británico fuera ordenado y con los menores costos para ambas partes, mientras el «Brexit duro» traería consecuencias para ciudadanos, empresas y el conjunto de países.
La salida sin acuerdo no tiene «el apoyo de la mayoría ya que, en un escenario de no acuerdo, no habría ningún ganador», señala el codirector del Centro para Geopolítica del Escuela de Estudios Superiores de Comercio (HEC París).
El plan que le fue rechazado a May el pasado martes tiene el respaldo de la UE «pues es el mejor posible», según señaló el negociador europeo Michel Barnier.
Otro acuerdo sería posible, uno que fuera más allá de los actuales acuerdos de libre comercio negociados por Londres y Bruselas, pero May «se opone profundamente a esto».
La opción de un nuevo referéndum, manejada en los días pasados por fuerzas opositores en Reino Unido, tiene pocas posibilidades de hacerse realidad.
Algún otro tipo de opción tampoco ha sido planteada. Por una parte sigue sin surgir un líder con legitimidad suficiente para defender una alternativa real, incluido el laborista Jeremy Corbyn, «quien no se encuentra de ninguna manera en posición de ofrecer ninguna otra alternativa», agrega Ghez.
En ese marco el «Brexit duro» parece aumentar sus posibilidades de convertirse en realidad. «De hecho el gobierno francés ya se está preparando para esta opción, con fuertes inversiones en puertos y aeropuertos que suavicen el impacto de un Brexit duro en Francia y en la Europa continental», indica también.
Este tipo de salida afectaría todos los ámbitos de la vida europea. Austria, por ejemplo, reconocerá los títulos académicos británicos hasta el 30 de marzo, pero después de esa fecha deberán ser revalidados.
Las revisiones aduanales son otro ejemplo, y países como Bélgica u Holanda anunciaron contrataciones de personal para hacerse cargo de las revisiones fronterizas a las mercancías procedentes de Reino Unido.
Para otras regiones del mundo el Brexit es también importante, puntualiza Ghez.
En particular siguiendo la deriva proteccionista global, las compañías europeas comienzan a buscar oportunidades regionales para estar lo más cerca posible de sus mercados nacionales, perspectiva desde la cual regiones como América Latina deben de ver el Brexit..