Juan Barrera Barrera
El domingo los momios políticos se cumplieron con la victoria electoral de Emmanuel Macron y su movimiento En Marcha! (20.2 millones de votos, 66%) en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia, frente a Marine Le Pen (10.5%, 34%) del Frente Nacional, de extrema derecha. El joven liberal de 39 años hizo lo más fácil, ahora viene lo más difícil, el verdadero reto: saber gobernar.
El nuevo huésped del Palacio del Elíseo heredará un país dividido que a pesar de haber ganado con una diferencia del 50% de la votación respecto a su opositora, la jornada electoral registró un alto grado de abstención que representa una gran fuerza de 16 millones de ciudadanos que externaron su rechazo o su malestar hacia los candidatos.
La cohesión social francesa está fracturada y hay que reestructurarla. Los electores que votaron por Macron no le otorgaron un cheque en blanco, fue un voto necesario por Francia para evitar el posible triunfo de la candidata nativista xenófoba. El nuevo presidente de la V República deberá ser muy sensible frente al escenario político y social a la hora de poner en marcha sus reformas económicas. Pero antes de echar andar su programa deberá pasar la difícil aduana de las elecciones legislativas.
Macron no tiene una base legislativa ni estructura partidista, ya que no cuenta con partido político que lo represente en la actual Asamblea Nacional que se renovará igualmente a dos vueltas. El 11 y 18 de junio habrá elecciones legislativas y el presidente electo requiere de construir una mayoría para poder gobernar en los próximos cinco años.
Mayoría parlamentaria o coalición
El 14 de mayo el reformista asumirá la presidencia de Francia, pero antes deberá nombrar a su primer ministro que será nada menos que el responsable de impulsar el proyecto y negociar con el Parlamento; y formar un gobierno que según ha dicho será un gabinete con un perfil ciudadano y de un amplio espectro ideológico de izquierda y de derecha. La conformación de su equipo será una primera señal para sus votantes.
Macron está a la espera de la nueva configuración del Parlamento y las alianzas que pueda tejer con los partidos que lo apoyaron para avanzar en sus reformas: el oficialista Partido Socialista, en plena decadencia, buscará sumar acuerdos y la derecha tradicional de Los Republicanos negociar la cohabitación con un primer ministro conservador y quitarle amplio poder al Ejecutivo francés.
Los extremos, el Frente Nacional de Marine Le Pen y la Izquierda Insumisa de Jean-Luc Mélenchon se disputarán convertirse en la verdadera oposición interlocutora ante el poder e intentarán obstaculizar las iniciativas presidenciales para demostrar la inexperiencia de Macron y su incapacidad para gobernar.
En Marcha (ahora convertido en el partido La Répubique en Marche) concurrirá a las urnas con los 577 candidatos, de los cuales la mitad de ellos provienen de la sociedad civil y será su primera participación política. Diversos analistas consideran que En Marcha no logrará 280 diputados necesarios para gobernar, por lo que Macron deberá negociar una coalición estable que le apruebe sus iniciativas y reformas.
El ex ministro de Economía del gobierno socialista de Fracoise Hollande, se ha referido a los votantes de la ultranacionalista Marine Le Pen que “En los próximos cinco años haré todo lo posible para que no tengan ninguna otra razón para votar por los extremos”.
Habrá que ver cómo incluye en su proyecto de nación a esos amplios sectores antisistema, marginados de la globalización y antieuropeístas.
Ganó Macron y la Unión Europea respira. Este triunfo electoral del centrista llega en momentos cruciales para el bloque europeo que ha estado sometido a fuertes presiones de los movimientos euroescépticos, de la crisis de los refugiados y las fuertes negociaciones con Gran Bretaña. El triunfo de Macron es como un regalo para la Unión Europea que el martes celebró 67 años del inicio de su proyecto unionista.
México y la UE
Por estos días (8 y 9) estuvo de visita en México la Comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström, para continuar las negociaciones sobre el Acuerdo de Libre Comercio Unión Europea-México, que reemplazará el acuerdo existente que data de hace 20 años.
Se busca acelerar las conversaciones para concluirlo antes de que termine el año.
El nuevo acuerdo comercial simplificaría las cargas administrativas y reducirá los trámites burocráticos, con el fin de impulsar el crecimiento, hacer las empresas más competitivas, ampliar la elección de los consumidores y crear empleo en ambas partes.
Desde el 2000, los flujos comerciales entre los dos socios se han triplicado.
La funcionaria del bloque europeo dijo que la Unión Europea, que representa casi uno de cada doce pesos del comercio, es el tercer socio comercial más importante de México.
“Un reciente análisis indica que los beneficios de este acuerdo para la economía mexicana en ingresos reales, al tipo de cambio actual, ascienden cada año a casi 60 mil millones de pesos”, precisó.
Las empresas de la Unión Europea tienen inversiones extranjeras directas en México por valor de dos billones de pesos y emplean a más de medio millón de trabajadores, pues un acuerdo renovado y vanguardista, es una oportunidad de apoyar las inversiones generadoras de puestos de trabajo.
Con un nuevo acuerdo se pretende “conseguir que las autorizaciones administrativas sean más rápidas, sin comprometer los altos niveles de calidad que tenemos. Un régimen que garantice la protección sin proteccionismo”, expuso en una conferencia de prensa después de su reunión con el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo.
Malmström destacó el nuevo sistema de tribunales para resolver diferencias entre inversores que propone la UE que sería un sistema transparente y basado en normas, con jueces profesionales y un sistema de recursos que garantizará la neutralidad y la equidad. Un único acuerdo que sustituirá a la actual “maraña” de acuerdos de inversiones bilaterales”.
Sobre las negociaciones comerciales con Estados Unidos, la responsable comercial de la UE aseguró que es posible un pacto ambicioso que será beneficioso para ambas partes, pero después de su visita a Washington hace unas semanas, dijo estar consciente de que la nueva administración necesitará más tiempo para pensar cómo quieren llevar adelante las pláticas.
“Esta es la agenda comercial progresista que deseamos llevar al mundo, una agenda que nos ayude a nosotros y a los ciudadanos socios no solo a beneficiarnos de la mundialización, sino a configurarla. Hoy en día, la Unión Europea no es solo el mayor operador económico del mundo, sino el mayor proveedor y receptor de inversiones extranjeras directas”, manifestó.
México es un socio, un amigo y un aliado. Incluso, si otros quieren cerrar sus puertas, sepan ustedes que las puertas de la UE permanecerán abiertas, puntualizó.
La siguiente y cuarta ronda de negociaciones se llevará a cabo en México del 26 al 30 de junio. Después y durante la segunda mitad del año los negociadores se reunirán cada mes. La última ronda formal de negociaciones tuvo lugar el mes pasado.