Se complica el panorama de Pemex

454
  • No convence a inversionistas
  • Requiere capital adicional por 9,400 mdd
  • Riesgoso concentrar Tarjetas de Bienestar
  • Campo cañero, otra bomba de tiempo para AMLO

Agustín Vargas *

En un momento en el que el país se encuentra viviendo una crisis de desabastecimiento de combustible debido a las medidas tomadas por la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador para combatir el robo de hidrocarburos que desde hace años sufre el país, el panorama financiero de Petróleos Mexicanos se complica aún más

Desde el pasado 11 de enero, directivos de Pemex y funcionarios de la Secretaría de Hacienda han estado muy activos tratando de convencer a inversionistas extranjeros de que todo en la paraestatal marcha bien y su operación está bajo control.

La delegación de funcionarios mexicanos que acudió a Nueva York, el mayor centro financiero del mundo, se reunió con analistas de diversas firmas para brindar certidumbre a los inversionistas; sin embargo, hasta el momento no han logrado aclarar a inversionistas sobre los planes que se seguirán para aumentar la producción de crudo en el país.

El principal problema que ven los inversionistas es que Pemex, que dirige Octavio Romero Oropeza, no ha logrado explicar cómo mantendrán un plan de gasto de capital por 13 mil 700 millones de dólares en 2019, lo que representa un aumento del 22 por ciento en este rubro, con respecto al año pasado.

Ayer mismo corrió la versión de que Pemex habría solicitado capital adicional para financiarse este año, lo que generó aún más inquietud entre los analistas externos.

Según un documento de la calificadora de valores Moody´s, Pemex planteó ante representantes de inversionistas extranjeros que requeriría financiamiento adicional de los mercados foráneos por 9 mil 400 millones de dólares, recursos que serían destinados a inversión y a cubrir parte de sus obligaciones de pago de deuda.

Pemex es considerada la empresa petrolera más endeudada del mundo, con un pasivo de 83 mil 900 millones de dólares en bonos en circulación y enfrenta un vencimiento de deuda de 5 mil 400 millones de dólares este año. No hay duda, pues, que el panorama es muy complicado para la principal empresa del Estado mexicano.

Riesgoso concentrar Tarjetas de Bienestar

La asignación directa del gobierno de Andrés Manuel López Obrador a Banco Azteca para que sea el emisor y administrador de las Tarjetas de Bienestar en las que se depositarán los recursos de los programas sociales, ha despertado suspicacia e inconformidad en el mercado financiero.

Algunos han demandado transparencia en esta asignación como es el caso del Instituto Mexicano de Especialistas en Finanzas (IMEF), mientras que otros han optado con no hacer público su desacuerdo, como es el caso de varios bancos y las empresas que dispersan este tipo de programas tradicionalmente, las llamadas valeras o emisoras de monederos electrónicos, léase Edenred, Sodexo, Sí Vale, Broxel y otras.

Se dice que este banco operará las tarjetas mientras se prepara para ello el Banco del Bienestar, que es la transformación de Bansefi. La Secretaría de Hacienda argumenta que no hubo licitación porque los contratos de servicios financieros no están sujetos a la ley de adquisiciones, y porque Grupo Azteca utilizará para este fin a su extensa red de tiendas Elektra.

Lo cierto es que AMLO y sus huestes deberán de cerciorarse de un funcionamiento óptimo del programa que involucrará a más 25 millones de personas beneficiadas, todo un reto.

Y es que ya se tuvo una mala experiencia con Banco Azteca en el gobierno de Nuevo León, en la administración anterior a la de Jaime Rodríguez el “Bronco”, cuando fracasó en la operación del programa de apoyos económicos para los adultos mayores, teniendo que salir al quite precisamente una de las “valeras”.

Y para colmo todavía está muy fresco en nuestra memoria el rotundo fracaso -y bajo sospecha de fraude- que tuvo Bansefi, entonces dirigido por Virgilio Andrade, en la dispersión de beneficios para los damnificados por los sismos de 2017.

Es posible que se esté corriendo un riesgo en concentrar la administración y emisión de tarjetas de un programa tan grande e importante en una sola institución. Valdría la pena permitir la participación de otros bancos y “valeras” para que compitan en costos y calidad del servicio.

Otro tema que se atemperaría sería la acusación de incurrir en conflicto de interés debido a que Ricardo Salinas Pliego forma parte del grupo de empresarios asesores del Presidente de la República; que el secretario de Gobernación Esteban Moctezuma fue durante 17 años el director de Fundación Azteca, y para colmo se asegura que Luis Niño de Rivera, vicepresidente de Banco Azteca, será el próximo presidente de la Asociación de Bancos de México gracias a las excelentes relaciones entre este grupo empresarial y el nuevo gobierno.

Campo cañero, otra bomba de tiempo para AMLO

Por cierto, otro foco rojo para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se prendió ya en el campo cañero y la industria azucarera nacional que puede desencadenar inestabilidad política y protestas hasta violentas.

El problema es que el exceso de inventarios de excedentes de azúcar ha generado que su precio haya caído en un 30 por ciento más, con lo que ya no pueden por lo menos cubrir sus costos de producción.

La Unión de Productores de Caña de Azúcar que preside Carlos Blackaller, acusa a los ingenios de provocar esto por el retraso de exportaciones y de malbaratar el producto en el mercado interno.

Por lo pronto, desde el sábado pasado más de 175 mil cañeros bloquean las bodegas de 50 ingenios en 15 estados de la República, buscando con ello proteger el precio del producto al vigilar que sólo se destine al mercado externo.

Ante esta acción, el presidente de Sucroliq, Enrique Bojórquez Valenzuela, comenta que es una estrategia “extraña” y que debe irse a la raíz del problema y exigir condiciones de mercado justas frenando el ingreso de la fructosa transgénica de Estados Unidos a México.

Y es que el excedente azucarero lo genera la importación de fructosa a precios dumping que realizan las empresas refresqueras, principalmente la Pepsi Cola y la Coca Cola, por cierto esta última acusada de utilizar el huachicol en sus transportes.

El anterior secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, negoció un pésimo acuerdo compensatorio para el comercio del azúcar con Estados Unidos. Por un lado deja la libre importación de fructosa hacia México, y por otro acepta limitar la exportación de azúcar mexicana a ese país y solamente en calidad cruda, es decir no refinada que tiene un mayor valor. Si estas empresas adquirieran en México su endulzante no habría excedentes y los cañeros recibirían un precio justo por sus cosechas.

Sería importante que el nuevo gobierno tomara a este “toro por los cuernos” y negociara con las refresqueras “exhortándolas” a colaborar con la economía del campo cañero, la industria azucarera nacional y el desarrollo del país en general.

Mientras tanto Enrique Bojórquez vaticina: “se tiene que detener la entrada de fructosa de EU porque estimo que en el segundo semestre va a estallar un conflicto muy fuerte entre el sector cañero, dueños de ingenios azucareros y el gobierno”.

Síganos en www.habitatmx.com
Escríbanos también a [email protected]
*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx