Política Global

865
  • Monreal el nuevo Manuel Camacho de moda
  • Hábil y eficaz operador político de AMLO

Juan Barrera Barrera

Si para Carlos Salinas de Gortari, Manuel Camacho Solís era el principal negociador político de su administración (1988-1994), el senador Ricardo Monreal, lo es para el presidente Andrés Manuel López Obrador. Así lo ha demostrado en su quehacer legislativo en estas últimas semanas.

Camacho Solís fue un eficaz operador y negociador político de la era salinista. Sus responsabilidades como regente capitalino las combinaba con las del poder legislativo, a donde acudía continuamente a pactar-negociar con la oposición, especialmente con la izquierda con la que tenía buenas relaciones. Era tal su protagonismo que muy pronto entró en conflicto con el otro brazo fuerte de Salinas, José Córdoba Montoya.

Pero al final de del sexenio vino la ruptura con Salinas por la ambición por el poder al no haber sido favorecido como candidato a la presidencia de la República por el PRI. El asesinato de Luis Donaldo Colosio hizo insostenible la permanencia de Camacho Solís en el gobierno y en las filas del PRI al que renunció para formar su partido, el Centro Democrático, de vida efímera. El ex canciller terminó en el PRD al lado del proyecto de López Obrador.

El nuevo negociador político de moda

Ricardo Monreal primero logró, con su coalición de partidos, el consenso con las principales fuerzas políticas de oposición en el Congreso (PRI, PAN, PRD, MC, PV) para la aprobación de la discutida y polémica Guardia Nacional, proyecto del presidente López Obrador que había levantado resistencia de las organizaciones civiles, de organismos internacionales y de especialistas en el tema.

En ese esfuerzo y éxito final, el senador Monreal fue ovacionado y reconocido por buena parte de la opinión pública por su capacidad de negociación y convencimiento político en momentos de encono y rispidez que amenazaban con polarizar el ambiente político por los riesgos que representaba el poder que se le otorgaba al Ejército en tareas policiacas y por el historial de quejas que lo precedía.

El otro acierto del negociador de moda lo constituye la reciente aprobación en el Senado (el martes) de la nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yasmín Esquivel Mossa, por un periodo de 15 años, cuando en una primera votación no alcanzó los votos necesarios, pues siempre hubo un rechazo de la oposición a su candidatura en especial por un posible conflicto de interés que suscita ser la esposa del arquitecto José María Riobóo, contratista y asesor de AMLO, involucrado en el proyecto del nuevo aeropuerto de Santa Lucía.

Monreal habilidoso, como los buenos futbolistas

Después de la primera votación Monreal hecho mano de su talante negociador, a puerta cerrada, con los coordinadores del bloque opositor y disipó la incertidumbre: la favorita del presidente López Obrador, de 121 senadores presentes, obtuvo el apoyo de 95, diez más de lo requerido, (en la primera ronda había logrado 66). Las otras dos candidatas quedaron muy atrás: Loretta Ortiz consiguió seis votos y Celia Maya García ninguno.

Las tres muy cercanas al presidente López obrador y a su partido Morena, para sus críticos no representaban independencia ni autonomía alguna, requisitos indispensables para el desempeño en el cargo. Ganó la propuesta más cuestionada de la terna. Esa película ya la hemos visto en el pasado reciente, pero dice AMLO que no son iguales con los de la mafia del poder.

Sin duda fue una negociación difícil y por ese grado de dificultad en un asunto tan importante para la vida democrática e independencia de los poderes del Estado, algunos nos preguntamos a cambio de qué cedieron las fuerzas opositoras su voto a favor de Esquivel Mossa, qué negociaron. Se sabe que en el Senado se discute los nombramientos de varios magistrados regionales. ¿Habrá repartición de cuotas?

Es entendible que en un colapsado sistema de partidos, con una oposición muy debilitada, demasiado minoritaria y avasallada por una nueva formación que está en vías de convertirse en la nueva fuerza hegemónica, Morena, lo que puedan obtener del poder es buena ganancia. Huele a pasado reciente.

La aprobación de Yasmín Esquivel, además, abonó a la división interna del PAN, ya que los senadores de ese partido habían llegado al acuerdo que votarían en contra de la terna, pero en la segunda votación por cédula trascendió que cinco de sus senadores dieron su voto a la candidata de AMLO a magistrada. Damián Zepeda intentó justificar que a pesar del acuerdo sus integrantes tienen el derecho de votar en libertad. Entonces para qué diablos un acuerdo.

Ricardo Monreal Ávila es uno de los colaboradores más cercanos y eficaces de López Obrador. En algún momento mantuvo en la incertidumbre a Morena cuando las encuestas para seleccionar al candidato a Jefe de gobierno de la ciudad no le favorecieron. Se aventuró a cuestionar el proceso (es decir, a AMLO), a todas luces inclinado a favorecer a Claudia Sheinbaum. No prosperó su petición y amagó con renunciar a Morena, pero el negociador político mantuvo por encima de todo su lealtad al tabasqueño. Dicen que amor con amor se paga. Pero claro, la historia nos enseña que no en todos los casos ese dicho se cumple, como el de Manuel Camacho.