Juan Barrera Barrera
La estrategia global de Donald Trump invariablemente nos remonta a la época de Adolfo Hitler y su idea de dominación del mundo. Personajes, ambos, supremacistas y belicosos. Ambos enfrentados con el mundo para agredirlo, humillarlo y someterlo. Trump Suele utilizar la mentira y la amenaza para amedrentar y/o golpear a quien se le antoje y a quien se deje, ya sean amigos-socios (México) o verdaderos enemigos como es el caso de China, Irán o Venezuela.
La semana pasada fue de zozobra para México luego de que Donald Trump amagara con imponer el 5% de aranceles a los productos mexicanos en caso de que no detuviera a las caravanas de migrantes que pretenden llegar a territorio estadounidense. La intimidación no sólo encendió los focos rojos en México, sino también en el Partido Republicano por los costos políticos que enfrentarían en los comicios del 2020.
Como los nazis, Trump ha iniciado una guerra propagandística contra el mundo, amigos y enemigos, socios y no socios, cuyo objetivo es la supremacía americana, la doctrina trumpista de América Primero, para seguir manteniendo ideológicamente firme a sus bases, a través del engaño.
Quién le cree a Trump
El neoyorquino anda muy ufano pregonando que tiene un acuerdo secreto con el gobierno mexicano sobre migración, derivado de las pláticas sostenidas la semana pasada en Washington, y que pronto lo dará a conocer y como evidencia anda cargando un documento –secreto- en la bolsa de su camisa que exhibe de lejos a los reporteros.
Donald Trump había tuiteado que México también había accedido a comprar más productos agrícolas estadounidenses. ¿De dónde lo sacó? Nadie sabe. Pero si se sabe que por la guerra comercial que la Casa Blanca mantiene con China ha afectado sensiblemente a los productores de ese país y seguramente con esa mentira, como elemento central de su estrategia general, pretende calmar los reclamos de los productores estadounidenses.
De la crisis provocada con México Donald Trump salió airoso, cumplió su objetivo y encontró en el tema arancelario su arma perfecta, sin balas, para amedrentar al gobierno mexicano un día sí y el otro también, las 24 horas del día, todo el día. Ayer jueves continuó sus ataques cuando Marcelo Ebrard seguía defendiendo la estrategia migratoria mexicana y los acuerdos con la administración Trump.
El mandatario estadounidense reiteró que aplicará una fase dos a México si no cumple con sus demandas para reducir las caravanas de migrantes en las próximas semanas. México tiene que mostrar avances tangibles en un lapso de 45 días (y otros 45 si es que se necesitan de medidas extras), según los acuerdos no secretos del 7 de junio. Y aun habiendo avances en el control de migrantes en la frontera sur de México, quien dirá la última palabra será el sheriff Trump, que quiere convertir a México en un “tercer país seguro” para que se haga cargo de la problemática.
El neoyorquino se guardará su acuerdo “secreto” como un gran triunfo para el inicio formal de su campaña reeleccionista y estaremos en el foco de sus caprichos si el gobierno de López Obrador no da muestras de fortaleza diplomática y política, y cambia firmeza por debilidad. Las posiciones cursis con Trump no funcionan.
El triunfo de Trump en las elecciones de 2016 fue gracias, en gran medida, a sus embestidas y ataques contra México. Otra vez, el magnate está fincando sus expectativas de reelección con la política de mano dura contra nuestro país, de nueva cuenta con el argumento del fenómeno migratorio pero adicionado con el comercial.
¿Realmente México no puede enfrentar la amenaza arancelaria de la Casa Blanca? Cuando se cumplan los primeros 45 días de prueba el mandatario estadounidense estará en plena campaña y no podemos esperar un cambio de actitud, por el contrario, nos seguirá apretando el cuello.
México: arriesgar economía por derrota de Trump
¿No estará Trump sobredimensionando su poderío personal? El empresario continuamente victimiza a los Estados Unidos cuando ha sido la potencia indiscutible desde el término de la Segunda Guerra Mundial y al mismo tiempo con su agresividad y tuitazos se exhibe como implacable ante el mundo.
El historiador británico James Holland en su trilogía sobre la Segunda Guerra Mundial, afirma sobre Hitler que “Se veía como el salvador de los alemanes, una figura mesiánica que iba a llevar a los alemanes a un Reich de 300 años. Su fracaso sería el armagedón. Además, le gustaba apostar fuerte, lo que no es muy bueno en una guerra. Hay que tomar riesgos, pero calculados. Los suyos nunca lo eran, simplemente seguía su ideología y su limitada visión del mundo, lo que le hizo tomar decisiones catastróficas”.
Donald Trump toma decisiones extremas y su guerra comercial con China y en puerta con sus aliados de la Unión Europea pone en vilo a la económica mundial. En su propio país hay preocupación por la catástrofe global que pudiera desatar y cada vez se queda más solo entre los republicanos en donde hay división en torno a su agenda reeleccionista.
México, por su parte, está cometiendo el mismo error de aislarse diplomáticamente, cuando la situación exige la búsqueda de apoyos con Japón, China, Unión Europea, Rusia y claro Latinoamérica, además aprovechar los foros multilaterales. No hay enemigo invencible. México podría convertirse en la tumba de las aspiraciones reeleccionistas de Trump (sabemos que el gobierno de López Obrador cuenta con un mapeo de distritos republicanos muy sensibles a la aplicación de aranceles).
Imaginémonos un escenario electoral estadounidense complicado para los republicanos en medio de una “guerra” arancelaria de EU contra México y el resto del mundo. Nuestro país sufriría las peores consecuencias económicas, pero podría evitar el triunfo de Trump y le daría un gran respiro al mundo. Si Trump gana la elección de todas maneras no pararemos de sufrir por sus políticas agresivas.
Hemos visto que Donald Trump se ensaña con los que se muestran débiles y contrariamente con los líderes contestatarios cambia su estrategia ¿por qué no ha podido quitar a Maduro del Palacio de Miraflores? ¿Por qué las amenazas con Corea del Norte no surtieron efecto?