Entresemana

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Dinero ajeno

Moisés Sánchez Limón

Cuando Yeidckol Polevnsky adelantó a Óscar González Yáñez la idea de Morena de reducir el costo de la democracia en México, objetivo que implicaba cortar a la mitad las prerrogativas de los ocho partidos políticos con registro –en ese momento el PES tenía en litigio su registro en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación– el legislador petista no dudó.

–De acuerdo—respondió a Yeidckol–. Pero, ¿ya lo pensaste? Porque entonces debemos ser parejos. Y ¿sabes cuánto recibirán en 2020?

Yeidckol no atinó al monto de las prerrogativas que le tocarían a Morena, acorde con el Presupuesto que solicitaría el Instituto Nacional Electoral para el año previo al proceso federal intermedio de 2021 cuando se renueva a la Cámara de Diputados.

González Yáñez le dijo que a Morena le tocarían alrededor de mil 800 millones de pesos –la propuesta del INE es de mil 653 millones 944 mil 795 pesos–, y al Partido del Trabajo unos 300 millones de pesos –el INE ha requerido para el PT 366 millones 281 mil 873 pesos—es decir, muchísimo menos que al hoy partido mayoritario en el Congreso de la Unión.

González Yáñez le refirió a Yeidckol el golpe severo, casia mortal, a las finanzas del Partido del Trabajo si las prerrogativas le eran reducidas a la mitad. Pero, acotó, si esas son las reglas, el PT las acataría siempre y cuando Morena se sometiera al mismo rasero.

Por supuesto, en esos días, la secretaria general encargada de la presidencia de Morena rechazó esa posibilidad. Le espantó la idea de que el partidazo tuviese la mitad de las multimillonarias prerrogativas que le corresponden. Y cómo no, con ese dineral y la investidura de partido en el gobierno, faltaba más, ni quién se le pusiera enfrente.

Y se ha cumplido esa tendencia que es un mentís al discurso presidencial y de los coordinadores de las bancadas de Morena en el Congreso de la Unión, incluido el nuevo discurso de la señora Polevnsky de no avasallar con esa mayoría legislativa en el poder, aunque ahora la dirigente del partido oficial no sólo acepta que sea 50 por ciento menor el gasto de los partidos políticos para el año que entra, no, va más allá de la recomendación presidencial en la praxis de ser más papista que el Papa y plantea recorte de 75 por ciento a las prerrogativas.

Por supuesto, de proceder legalmente y no por mandato de memorándum, el recorte dejaría en vías de muerte por inanición presupuestal, de lana pues, a los partidos de oposición, especialmente a los aliados de Morena, es decir, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México, y un poco más allá al PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.

La propuesta de reducir el costo de la democracia, un rollo de suyo demagógico y populista, tiene severas implicaciones. La oposición que llegó al poder, en septiembre al Congreso de la Unión, y en diciembre en el Ejecutivo Federal, era esa tendencia fundamentalista que nunca se imaginó en el sitio donde está, pero al llegar busca los mecanismos para perpetuarse.

Decía que son los apetitos del poder, como la iniciativa de reforma a la Ley Orgánica del Congreso General para que la bancada mayoritaria ocupe durante los tres años de la Legislatura la Presidencia camaral. Así de fácil como ahora considerar imperativo reducir las prerrogativas a los partidos políticos por un voluntarismo presidencial. ¿Y los riesgos? ¿Ya midieron los riesgos?

Y sí, recién nacía la actual LXIV Legislatura federal y el triunfalismo de los altos mandos de Morena apresuraba reformas constitucionales y en leyes secundarias, anunciadas en campaña, dizque para acompañar a la 4T.

Esencialmente el objetivo de esta ola lópezobradorista que arrasó en las urnas, era y es desmantelar a la octogenaria estructura priista y a la efímera panista que, pese a todo, dejó alguna huella.

Pero, vamos el caso de las prerrogativas desde la óptica de Beatriz Paredes Rangel, quien la semana pasada sostuvo que el tema del financiamiento a partidos políticos es un asunto que debe discutirse a fondo y con seriedad, no de manera superficial.

La experimentada senadora Paredes Rangel participó en el Foro Regional «La Importancia del Federalismo en la Justicia Electoral», realizado en Tlaxcala, y alertó el riesgo de privatizar la política, que los grandes capitales se adueñen de los partidos políticos, e incluso, que el dinero sucio intervenga en ellos. Ese, dijo, es el verdadero debate.

“Creo que hay ocasiones en que se generan falsos debates. Un falso debate es si los partidos políticos deben tener financiamiento público o no, porque la pregunta correcta es, ¿si no tienen financiamiento público, quiénes van a financiar a los partidos políticos?”, cuestionó.

Y puntualizó que si ha habido falta de transparencia, que se aplique la ley con todo rigor, pero rechazó que se pretenda confundir a la sociedad con el tema de la falta de transparencia y de la corrupción como pretexto para socavar o intentar desaparecer las instituciones democráticas.

Recordó que México ha sostenido una lucha constante por consolidar la democratización, hoy con transiciones que someten a las sociedades a desafíos históricos que de cometer errores puede tener altos costos.

Puntual advertencia de quien ha sido dirigente del PRI, diplomática, gobernadora, legisladora del PRI, que ha transitado en espacios que muchos, muchos de quienes hoy se asumen demócratas y expertos en ciencia política plantean ocurrencias reformistas con un tufo de servilismo oficial.

¿Por qué la señora Polevnsky cambió radicalmente su opinión respecto de la reducción en las prerrogativas a los partidos políticos? Es burda la pretensión de acabar con la oposición vía inanición presupuestal.

El grave riesgo es echar por la borda el avance democrático de México –¿Morena llegó al poder vía fraude?—y después lamentar que el gran capital haya asumido el control, el gobierno, el poder sin rubores.

Cuidado con esos sueños de opio: el poder engolosina y suele asumir esa vieja conseja que reza: El que no ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver. Conste.

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