Entresemana

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Morena y los temores a la oposición

Moisés Sánchez Limón

El pasado fin de semana se registró un importante paso en aras de construir el contrapeso político a esa sedicente mayoría partidista que temprano echó campanas a vuelo y se encaramó en la soberbia y el desprecio hacia los vencidos.

Y es que, el parto de Futuro 21 en especial alzó las cejas de quien conoce los alcances de aquellos a quienes traicionó en su ruta hacia el máximo cargo de elección popular del país.

El llamado Manifiesto por la República no es una apresurada redacción de ocurrencias ni postulados contestatarios; hay que leer con atención los fundamentos de este grupo que, desde estancos de poder, incluso el fáctico y oficioso inmediatamente fue criticado por considerarlo una aventura destinada al fracaso. Hay preguntas elementales.

¿Por qué si no representan riesgo alguno se criticó y descalificó a Jesús Ortega y Jesús Zambrano –“Los Chuchos”–, a personajes de vasta experiencia como Rubén Aguilar o el doctor José Narro y Gabriel Quadri de la Torre o Carlos Navarrete, quien se enfrentó abiertamente al entonces dirigente nacional del PRD, Andrés Manuel López Obrador, quien le cerró el paso a la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal?

Vale referir un viejo refrán, en este escenario que es simple vuelta del ciclo de la historia política mexicana, en materia de que quien con leche se quema hasta el jocoque le sopla. Y parece simplista la referencia, mas cuando se tiene a la vista lo que ocurre con los nuevos dueños del poder político, se entienden las preocupaciones de los liderazgos frente a una oposición que se reacomoda en el más elemental movimiento de sobrevivencia, obligada sobrevivencia para el sistema.

¿Usted cree que el PRI está en vías de extinción y con tendencia satelital como alguna vez orbitó en su entorno el Verde Ecologista? ¿Acaso el PRD sucumbió finalmente a las pugnas intestinas de sus tribus que decidieron servir de basamento a Morena? ¿El PAN es oposición desarticulada?

Nada, nada. Ni el PRI será comparsa de Morena ni el PRD se irá a la fosa común, mucho menos el PAN aceptará convertirse en oposición de opereta ni Movimiento Ciudadano, con el terco gurú Dante Delgado Rannauro está en la decisión de arriar banderas.

Esa es lectura que da la impronta para echar incienso en al altar de Morena, con los nuevos conversos, aquellos que sirvieron el régimen que se fue y que hizo todo por irse por la ruta del escarnio público merced a la corrupción de los amigotes del presidente Peña Nieto, y hoy buscan congraciarse con el poder.

Son estos que sufren amnesia e imaginan que Morena es la salvación y maná que caerá del cielo para convertirnos en el México Feliz, cuando es falaz presunción y el partidazo que es Movimiento Regeneración Nacional, ha entrado en ese tobogán que se le anunció con los prohombres que se disputan el poder; decíamos que llevan el ADN de las tribus que no se fueron porque sólo se aliaron en aras de lograr el objetivo del poder y convertirse en los nuevos ricos, aunque el adalid les ha prohibido vestirse de gala y salir a la calle en los carruajes tirados por percherones que sólo implica riqueza prestada.

Pero estábamos en esto de la oposición que se alza en Futuro 21 con personajes que vienen de aquí y de allá y por ello son cuestionados, censurados y linchados en redes sociales y espacios de los analistas de los llamados grandes medios de comunicación que han comenzado a cobrar importantes sumas merced a esta selectiva repartición del pastel presupuestal de la comunicación oficial.

Son los mismos de la mano de personajes políticos que en 1988 descalificaron y lincharon al desprendimiento de priistas, entre ellos algunos que están en la nómina del gobierno federal como funcionarios, polvos de aquellos lodos.

¿Recuerda usted de dónde llovieron críticas y descalificaciones contra el Frente Democrático Nacional en 1988? ¿Le viene a la memoria, quiénes integraron a la Corriente Democrática creada al interior del Partido Revolucionario Institucional?

Mire usted, ¡vaya casualidad!, aquel FDN lo encabezaron, guiados por Rodolfo González Guevara, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, los dos últimos repetidores en el Congreso de la Unión, ahora por Morena, antes por el PRI, luego por el PRD.

Y ese FDN que devino en Partido de la Revolución Democrática, lo integraron los partidos de oposición calificados menores, como el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, fundado por militares oficialistas asociados con el PRI; el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, de comprobada comparsa oficial; el Partido Social Demócrata y el Partido Popular Socialista que fue creación de Vicente Lombardo Toledano.

Después el Partido Mexicano Socialista –derivado último del Partido Comunista de México—haría alianza con el FDN; Heberto Castillo renunció a la candidatura presidencial a favor de Cuauhtémoc Cárdenas y, junto con otras agrupaciones de oposición al régimen priista como la Coalición Obrera, Campesina y Estudiantil del Istmo, se enfrentó al candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari. El resto es parte de esa historia que suele olvidarse en aras de alianza bajo cuerda.

La resultante de ese proceso de alianzas entre la oposición menospreciada por la soberbia del entonces partido hegemónico es lo que hoy tenemos como gobierno cuyo partido no se ha percatado de que está en el poder y se mantiene como rijoso aspirante en medio de disputas domésticas.

¿Por qué descalificar hoy a quienes han acudido a la convocatoria de Futuro 21? Y, bueno, además no hay que perder de vista el anuncio hecho ayer por los coordinadores de las diputaciones