Paquete económico 2020, en línea con expectativas: S&P

La calificadora internacional refirió en general la proyección del gobierno de requerimientos financieros del sector público de 2.6 por ciento del Producto Interno Bruto para 2020

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Ciudad de México.- S&P Global Ratings señaló que el paquete económico para 2020, propuesto esta semana al Congreso por el gobierno mexicano, está en línea con sus expectativas fiscales actuales.

La calificadora internacional refirió en general la proyección del gobierno de requerimientos financieros del sector público (RFSP) de 2.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2020, después de 2.7 por ciento en 2019 (con objetivos de superávits primarios de 0.7 y 1.0 por ciento del PIB, respectivamente) y deuda de 45-46 por ciento del PIB.

“Suponemos que los déficits del gobierno general promedien 2.7 por ciento del PIB y la deuda neta del gobierno general 43 por ciento del PIB en 2020-2022”, expuso la agencia evaluadora.

En general, refirió, suponemos que el crecimiento del PIB real se ubicará en torno a 2.0 por ciento en promedio en el horizonte proyectado de 2020 a 2022, frente a un crecimiento más cercano a 1.0 por ciento este año. “Actualizamos nuestras proyecciones de crecimiento (y otras variables macroeconómicas) trimestralmente, junto con nuestro equipo de economistas”.

Precisó que las estimaciones para 2019 y 2020 están sujetas a revisión tras su próxima actualización del tercer trimestre, con cierto riesgo a la baja dado el desempeño observado hasta ahora en 2019 y las incertidumbres globales.

Es probable, señaló S&P, que sus proyecciones de crecimiento actualizadas sean más conservadoras que las oficiales en el presupuesto de 2020, es decir, un crecimiento de 2.0 por ciento en 2020.

El presupuesto supone un incremento en la producción de petróleo a cerca de 1.9 millones de barriles diarios en 2020 (desde 1.7 millones de barriles diarios a julio de 2019) gracias a que se revertiría la tendencia a la baja de la producción de petróleo mexicano observada en la última década.

Precisó que esto dependerá de una inversión exitosa y productiva de Petróleos Mexicanos (Pemex) en 2019 y 2020, en los campos petroleros que antes se consideraban menos eficientes. “En nuestra opinión, existe cierto riesgo de que la producción no aumente al nivel de las proyecciones oficiales”.

Sin embargo, precisó, las proyecciones del precio del petróleo de 49 dólares por barril son consistentes con los supuestos de precios del petróleo más recientes (que considera un precio para el WTI de 55 dólares por barril).

Aclaró que sus supuestos macroeconómicos pueden diferir de las proyecciones oficinales, para México y otros soberanos, y que sus proyecciones fiscales en general también incorporan el historial establecido de México de hacer ajustes con respecto a la ejecución fiscal planeada en el curso de un año cuando hay desviaciones de los supuestos.

Mencionó que los documentos del gobierno también analizan la importancia de que México mantenga una postura fiscal prudente y las fortalezas y debilidades de su propia ley de responsabilidad fiscal, lo que señala posibles cambios en el futuro.

“En general, no consideramos en nuestras calificaciones el cumplimiento de ningún gobierno con sus propias reglas fiscales per se, pero sí consideramos los resultados fiscales generales de acuerdo con nuestra metodología, así como nuestra opinión sobre la credibilidad a largo plazo de sus políticas. Esto es particularmente notable para las leyes o normas de responsabilidad fiscal que no tienen un historial establecido y comprobado”.

Finalmente, refirió, el anuncio del gobierno de esta semana de que inyectará cinco mil millones de dólares en efectivo a Pemex es consistente con el supuesto de larga data de una probabilidad casi cierta de apoyo extraordinario para la empresa petrolera de parte del gobierno, a la que califican igual que al soberano.

En marzo pasado, la calificadora revisó a negativa la perspectiva de la calificación en moneda extranjera de largo plazo de BBB+ y en moneda local de A-, para reflejar el riesgo de mayores pasivos contingentes para el soberano, asociados principalmente con Pemex, y expectativas de crecimiento con una tendencia potencialmente a la baja.