Perfiles Políticos

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La religiosidad de AMLO

Francisco J. Siller (*)

Ahora si, Andrés Manuel se “voló la barda”. Quizo batear un jomron, pero solo quedó en un toque de bola. Vea usted amable lector que comparar las acciones de su gobierno con las enseñanzas de Jesús Cristo, no lo dejan bien parado. Aunque expresiones como ésta arranquen aplausos entre los asistentes a sus mítines.

Así ocurrió –en Etchojoa, Sonora, el pasado 26 de octubre– durante un encuentro con el pueblo mayo. Cuando remató su discurso y habló de sacar adelante al país. “Que tengan mejores condiciones de vida y de trabajo los más necesitados, esto es humano, es justicia social y es también cristianismo”.

Tras una de sus acostumbradas pausas adelantó el golpe: “Me van criticar, pero lo voy a decir…”.

Se preguntó: ¿Por qué sacrificaron a Jesús Cristo? ¿Por qué lo espiaban y lo seguían?

Y se contestó: “Por defender a los humildes, por defender a los pobres, esa es la historia real. Entonces, que nadie se alarme cuando se mencione la palabra cristianismo”.

Luego Agregó: “Cristianismo es humanismo. Todas las religiones tienen ese propósito: el humanismo, el amor al prójimo, esa es la justicia social. A eso se le puede llamar solidaridad, se le puede llamar fraternidad, se le puede llamar de distintas maneras, pero es ser realmente fraterno con los demás, que haya humanismo, que no se le dé la espalda al que sufre”.

Dos terminos que merecen aclaración: Cristianismo y humanismo. Que no son lo mismo.

El cristianismo. Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), significa el conjunto de creencias y preceptos que constituyen la religión de Jesucristo. Con los pobres y desvalidos por delante y en eso todos estamos de acuerdo.

Y un término opuesto según definicion de la RAE, “Sistema de creencias centrado en el principio de que las necesidades de la inteligencia humana pueden satisfacerse sin tener que aceptar la existencia de Dios”. Se califica de humanista a aquella persona que está instruida en las letras humanas.

Juzgue usted…

Es común que el presidente de este estado laico que gobierna use frases y oraciones de carácter religioso. Y no es nada nuevo. Desde última campaña a la presidencia tuvo expresiones como “detente enemigo, el corazón de Jesús esta conmigo”.

Otras frases: “Soy seguidor de Jesús Cristo porque defendía a los pobres, estaba a favor de los oprimidos”, “La mentira es reaccionaria y es del demonio. La verdad es revolucionaria y cristiana”o “construir aquí en la tierra el reino de la justicia y la fraternidad”.

O simplemente criticar a sus adversarios por violar el mandamiento relativo a la mentira. Eso por haberlo calificado como un “peligro para México”.

Andres Manuel ha declarado abiertamente ser “cristiano” –muy respetable–, sin embargo hasta ahora los Presidentes de México, habian manifestado una separación entre gobierno y sus creencias personales. En respeto al estado laico y como lo establece la Constitución.

Excepto Vicente Fox que en el año 2000 acudió a la Basílica de Guadalupe. «Este gobierno tuvo la fortuna de empezar con el pie derecho, porque lo primero que hice fue irme a la Villa de Guadalupe y pedirle a la madre de todos los mexicanos que me ayudara, que me inspirara y que me diera fuerzas», dijo en aquella ocasión.

Nuestras leyes marcan muy bien que en su calidad de funcionarios públicos estas personas simplemente no pueden participar en cultos religiosos. Pueden hacerlo de forma particular, en actos religiosos públicos o privados, pero desprovistos del puesto que les concede la administración pública.

A Andres Manuel, su religiosidad lo enfrenta con sus inclinaciones políticas. Por ejemplo, su admiración a Benito Juárez, quien promulgó las Leyes de Reforma y declaró el Estado Laico. Además por ello evita los temas controvertidos, como la despenalización del aborto y matrimonios del mismo sexo.

Profesa su cristianismo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que sostiene la creencia de que está en camino el segundo advenimiento de Jesucristo”. Y quizá por ello es que su discurso es profundamente teológico. Plagado de amor al prójimo. Abrazos y no balazos.

Para él todo gira en torno a lo bueno y lo malo, los ricos y los pobres, los honestos y los corruptos. Se es fiel o se es infiel. Es la lucha eterna del bien contra el mal, no hay claroscuros. Se es o no se es, se cree o no se cree.

De lo que no queda duda es que él se ve como una especie de supremo guía espiritual de los mexicanos y se siente capaz de insidir en el comportamiento de todos nosotros, con su constante reclamo a portarnos correctamente e ir por el camino del bien.

(*) CEO y Editor de Infórmate