- Trump vuelve a sus amenazas contra México
- Declarar organizaciones terroristas a los cárteles mexicanos
- Amago injerencista para salvar reelección
Juan Barrera Barrera
El presidente Donald Trump vuelve a las amenazas contra México. Ahora el mandatario estadounidense anuncia, durante una entrevista que declarará organizaciones terroristas a los cárteles de las drogas que operan en nuestro territorio y que el grueso de los mexicanos hemos asumido como un acto intervencionista de la potencia del norte.
En la conversación que sostuvo este martes con Bill O´Reilly en Fox News, denunciado por acoso sexual, Trump le habría dicho al periodista que desde hace tres meses ha estado pensando en designar terroristas a los cárteles mexicanos para darse “el derecho” de intervenir militarmente y “limpiar todo”, como se lo había propuesto al presidente Andrés Manuel López Obrador con motivo de la terrible tragedia que enlutó a los LeBarón.
A principios de mes fueron asesinados nueve integrantes de esa numerosa familia, tres mujeres y seis niños, en los límites de los estados de Chihuahua y Sonora. Los LeBarón tienen la doble nacionalidad y solicitaron ayuda al gobierno de Estados Unidos y que declarara a las organizaciones criminales como terroristas. Tal iniciativa desató una campaña de intolerancia en su contra en redes sociales. Entendemos el dolor que ha sufrido esa familia de mormones y seguramente no lo hicieron como una invitación para que EU invada nuestro territorio.
Cárteles de la droga como organizaciones terroristas
Desgraciadamente existe la percepción en un amplio sector de la población de que el gobierno de López Obrador minimiza los actos violentos de las organizaciones criminales y la impunidad con que cometen sus atrocidades, mientras que por otro lado, desdeña el dolor de las víctimas y hasta siente más compasión por los delincuentes: al poeta Javier Sicilia no lo quiere recibir porque le da flojera, mientras que para el Chapo Guzmán y su hijo Ovidio hay consideraciones.
Al presidente le cuesta trabajo reconocer el grado de violencia que se cierne sobre el país (este 2019 pasará a la historia como el año más violento) porque sería como reconocer que su estrategia (en realidad el gobierno de la Cuarta Transformación no tiene estrategia anticrimen) de “abrazos, no balazos” hasta ahora no está funcionando. Nadie le pide que combata la violencia con violencia, nada más que el Estado dé seguridad a la sociedad, a través de los medios que le confiere la constitución.
Donald Trump ha aprovechado las debilidades del gobierno mexicano, la división de la sociedad mexicana. El corresponsal del diario La Jornada, David Brooks, recordaba que desde marzo el magnate adelantaba lo que ahora quiere imponernos para tener la facilidad de penetrar militarmente territorio nacional, aunque el neoyorquino reconoce que la designación de catalogar a los cárteles mexicanos como terroristas no es fácil: la primera, más difícil, es la vía legal, ante el Congreso, la otra es la política, unilateral, mediante una acción ejecutiva. Aun así decidió iniciar el trámite.
Sin embargo, únicamente el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas le puede otorgar el derecho a Estados Unidos del uso de la fuerza y es ahí donde cualquiera de los otros cuatro estados permanentes pueden impedírselo a través del derecho de veto.
El gobierno de Washington actualmente tiene a 68 organizaciones clasificadas como terroristas, desde guerrilleras como las FARC o el ELN, hasta verdaderas organizaciones terroristas como el Estado Islámico y Al Qaeda. No sabemos si en realidad Trump hable en serio, pero el solo hecho de anunciarlo ha encendido las alarmas en el gobierno federal y entre los mexicanos.
Urge cambiar política de polarización por la de reconciliación
¿Qué hará el gobierno mexicano? El presidente Andrés Manuel López Obrador ha propuesto la cooperación a la intervención, destacando el principio de soberanía nacional. Está haciendo lo correcto. El titular de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ha pedido una reunión urgente con el secretario de Estado, Michael Pompeo, a fin de discutir el tema de suma relevancia para la relación bilateral.
¿Ante esta prueba de fuego, López Obrador será capaz de cambiar su estrategia de “abrazos, no balazos” para no entrar en choque con Trump? Lo cierto es que el cuestionado mandatario le cayó como anillo al dedo el asunto de los LeBarón, aunque su propuesta la ha venido trabajando antes de que sucediera el “culiacanazo” y la matanza de Bavispe, y lo está utilizando para sus intereses particulares.
Donald Trump se desenvuelve como él sólo en la trama de la amenaza (le funcionó con lo del incremento de los aranceles y el cambio de la política migratoria del gobierno amlista) y que mejor momento ahora que está pasando por un proceso de destitución en el Congreso por traición a la patria y que cada vez que presentan testimonios, los testigos lo hunden y con ello sus aspiraciones a reelegirse.
Pero bueno, no hay nada en concreto, pero hay que estar al tanto de los acontecimientos sin caer en patrioterismos. El amago trumpista que sirva, en principio, al gobierno de la 4-T para pensar en ajustes en su política de seguridad y sobre todo en su estrategia de comunicación social y política que tienda a la reconciliación en lugar de polarizar. Los estadistas unifican no confrontan.