Claudia E. Anaya (*)
Si hay algo que no se puede negar es que durante el primer año de gestión del presidente López Obrador se han tomado decisiones que rara avis escapan de la polémica dentro del debate público.
Ejemplos citables en distintos campos hay muchos para escoger como son los recortes al sector salud, la estrategia de seguridad, los macroproyectos de infraestructura, el destino del avión presidencial, etc. Sin embargo, la semana pasada hubo un tema que no pasó desapercibido en el sector turístico: los puentes.
El mandatario dio a conocer que al final del presente ciclo escolar presentará una iniciativa para que las fechas históricas se conmemoren en el día correspondiente, apelando a que la práctica de recorrer loa días de asueto no cumple la función de que se recuerden los días históricos del país.
Abrazando la importancia del civismo y la ética, el presidente señaló que se fortalecerán las fechas conmemorativa pese a que pudiera causar polémica. El problema es que efectivamente se armó revuelo y no resultó para nada gratuito.
Entre las primeras reacciones estuvo la del sector turístico de Quintana Roo, que anunció que recabaría información respecto a los beneficios que arrojan los fines de semana largos para presentársela a López Obrador, con miras a que se mantengan.
De acuerdo con Roberto Cintrón Gómez, dirigente de los hoteleros de Cancún, Puerto Morelos e Islas Mujeres, la idea es demostrar con cifras y datos duros las bondades económicas que ha representado la medida para la actividad turística.
El dirigente destacó que los efectos positivos de los puentes se reflejan a nivel nacional, ya que en el último fin de semana de esta naturaleza se alcanzaron buenas cifras de ocupación en destinos cercanos a las grandes ciudades, como es el caso de Acapulco, Ciudad de México, Vallarta o la Riviera Nayarita.
“En el caso del Caribe Mexicano, lo acabamos de ver y sentir la semana pasada, del 79 por ciento que teníamos aumentó al 83 por ciento, entonces el beneficio es parejo”, aseveró Cintrón Gómez.
Por otro lado, la secretaria estatal de Fomento Turístico de Yucatán, Michelle Fridman Hirsch, indicó que la entidad se vería afectada si se cancelan los fines de semanas largos, ya que se depende económicamente de la derrama generada en estos periodos.
La funcionaria enfatizó que la propuesta de la Federación en torno a tomar dicha medida ha sido rebatida por la industria y que, de darse finalmente, se eliminarían periodos vacacionales que benefician a los centros turísticos del país.
“Estos puentes son de turismo nacional pero nosotros tenemos un 75% de turismo nacional, así que, claro que nos afecta”, apuntó Fridman Hirsch.
Tras los constantes pronunciamientos en contra de la idea presidencial, el titular de la Secretaría de Turismo (Sectur) aseveró a los miembros del sector que transmitirá sus inquietudes y que los fines de semana largos son fuentes de ingreso y empleo.
De acuerdo con el secretario, cuando formó parte del gremio hotelero estuvo a favor de la medida de crear tres fines de semana largos para potenciar los destinos turísticos del país, por lo que ahora le toca defender “lo que algún día propusimos”.
“Quién iba a pensar que después de tantos años, iba a solicitar hablar con el Presidente de la República para demostrarle la importancia que tiene este gran proyecto y que ahora será tarea mía y estoy llevando a cabo un análisis muy profundo de la importancia que [los fines de semana largos] significa en materia económica”, destacó Torruco Marqués.
Pese al fervor mostrado por el funcionario, la realidad es que el presidente parece creer que dio con una idea irrefutable, pues indicó que su propuesta no afectaría a la industria turística y reiteró que la finalidad es fortalecer la memoria histórica del país.
¿La capacidad negociadora del secretario de Turismo bastará para convencer a López Obrador de recapacitar o todo terminará en otra puntada presidencial? Quedamos a la expectativa.
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(*) Directora Adjunta de la Revista Hábitat Mx
