- Una alianza global antivirus, sin Estados Unidos
- Revivir el Multilateralismo contra pandemias
- México único país latinoamericano en la Alianza
Juan Barrera Barrera
La crisis sanitaria del coronavirus exhibió a los gobiernos y a la humanidad sus carencias para enfrentar una contingencia de tales dimensiones del coronavirus y sus consecuencias desastrosas tanto en lo económico como en lo social, y tal vez en lo político si llega a perder la reelección el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump en las elecciones de noviembre próximo.
Se habla en muchos ámbitos sobre el regreso inmediato a la normalidad. Pero qué significa volver a la normalidad ¿Volver a lo mismo? ¿Regresar sobre nuestras pisadas al pasado? Israel, por ejemplo, ya volvió a su normalidad. Bombardeó grupos proiraníes en la frontera con Palestina y posiciones sirias.
Ejemplos de esa naturaleza podríamos seguir comentado como la vuelta a la “normalidad”, sin descontar el reinició del conflicto Estados Unidos-China creado expresamente por el mandatario estadounidense desde el inicio de su administración por el tema del déficit comercial y que ahora se traslada a la acusación al gigante asiático de haber escondido información sobre el origen del coronavirus.
Pero mientras unos líderes políticos reinician viejas rencillas, otros por fortuna están abiertos a aprender las lecciones inmediatas que nos ha dejado la pandemia del Covid-19. En esas está la Unión Europea, tratando de superar su errática reacción comunitaria que la exhibió como una comunidad incapaz de actuar coordinadamente.
Rescatar el valor del multilateralismo
La lucha que se avecina es la carrera por descubrir la vacuna salvadora contra el virus Covid-19, producirla en gran escala y realizar investigaciones permanentes y pertinentes para evitar que otro virus más potente, como lo pronostica la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos tome por sorpresa y poder para combatirlo de manera más organizada.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, informó que la propagación de la enfermedad se superará, pero “a medida que trabajemos para responder a esta pandemia, también debemos trabajar más duro para prepararnos para la próxima. Ahora es la oportunidad para sentar las bases de sistemas de salud fuertes en todo el mundo, algo que ha sido ignorado por mucho tiempo”. Dicho de otra manera, la humanidad estará más expuesta a enfermedades tan potentes como letales.
Pero desde ahora se vislumbran dos vías en la afanosa carrera para encontrar el fármaco antiviral. Por un lado la que han iniciado por su cuenta las dos potencias: Estados Unidos y China, en el marco de su confrontación comercial y por las acusaciones en torno al origen del coronavirus, cuando el mundo requiere de una acción global coordinada.
Revivir el multilateralismo
Por otro lado está el esfuerzo conjunto que ha empezado la Unión Europea con una estrategia más amplia, global que tiene como objetivo reunir fondos para financiar una vacuna lo más pronto posible. Donald Trump fanfarrón como siempre, presume que para fines de año Estados Unidos tendrá su propia vacuna. Las mentiras lo desbordan y sus ocurrencias descabelladas, como la recomendación inyectarse clarasol como posible solución al virus, lo ponen en el blanco de la crítica y la burla.
Este lunes dio inicio el plan planetario propuesto por la Unión Europea, auspiciado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y apoyada por varios países del G-20, a través de una conferencia digital de donantes para recaudar 7 mil 500 millones de euros (se reunieron 7 mil 400 ese mismo día, pero seguirá la colecta hasta fin de mes) destinados a encontrar el remedio al mal lo más pronto posible y que esté disponible para todos y sin restricciones por su alto precio.
La iniciativa comunitaria despertó interés general no solo entre líderes políticos del mundo, sino que reunió a más de 50 naciones, así como a coaliciones multilaterales, organizaciones sociales y confederaciones de empresas farmacéuticas. Con esa capacidad de convocatoria la UE se saca la espina de la pésima imagen que dio al mundo con su falta de coordinación para enfrentar el desafío que representa la enfermedad.
El bloque comunitario aprendió la lección más no así Estados Unidos que no se sumó a tan importante tarea multilateral. Era previsible la posición de la potencia ya que desde que Trump llegó a la Casa Blanca no solo ha rechazado colaborar con las instituciones internacionales, sino que las ha confrontado, como recientemente lo hizo con la OMS al retirarle los fondos.
El otro gigante, China tuvo una participación discreta en la conferencia de donantes. Lástima que el mundo tenga que avanzar sin el concurso estadounidense y poner a su país contra el mundo.
Y una China temerosa que no se atreve a dar el salto y llenar el vacío que deja EU en el concierto internacional, por atender la preocupación que representa su recuperación económica ante la debacle de la expansión estadounidense.
México único país latinoamericano en la Alianza
México, por su parte destacó por ser el único país latinoamericano en participar en la Cumbre de Respuesta Global al Coronavirus organizada por la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea, el Consejo Europeo y la Organización Mundial de la Salud.
La cancillería mexicana informó que se establecieron tres necesidades: primero, la coordinación multilateral entre los Estados, así como con el sector privado y otros actores relevantes; segundo, la movilización de recursos financieros necesarios para el logro del objetivo y tercero, el aseguramiento de los canales equitativos y universales para la distribución de los insumos médicos.
Mediante este evento, se logró ampliar y dar seguimiento al llamado a la acción del 24 de abril, a partir del cual asociaciones privadas, coaliciones de preparación de vacunas y la OMS convocaron a encontrar y distribuir equitativamente los insumos médicos necesarios para la atención al COVID-19 a nivel mundial de manera equitativa y universal.
Relaciones Exteriores dio a conocer que el gobierno de México, mediante la subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Martha Delgado, anunció su incorporación a la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés) con el propósito de sumar esfuerzos en la elaboración, producción y distribución de la vacuna para el COVID-19.
La CEPI es una coalición global con base en Noruega, cuyo objetivo radica en el desarrollo, distribución y almacenamiento de vacunas para hacer frente a nuevos virus y combatir epidemias.
Para tal fin vincula organizaciones públicas, privadas, filantrópicas y de la sociedad civil en todo el mundo. Su trabajo se enmarca en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
“Con la firma del Compromiso con la Respuesta Global al Coronavirus y la incorporación a la CEPI, México reafirma su firme compromiso con las acciones multilaterales para resolver los más urgentes desafíos a nivel global. Nuestro país, además, refrenda su liderazgo en la arena multilateral al ser el país promovente de la resolución en el pleno de Naciones Unidas para garantizar el acceso universal y equitativo a las vacunas y medicinas”, destaca la SRE.