Política Global

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  • Estados Unidos cada vez más alejado del mundo
  • Trump, empecinado en ejercer un liderazgo destructivo

Juan Barrera Barrera

Me parece que la gran mayoría comparte la percepción de que el mundo se enfila hacia un futuro inmediato muy incierto por las graves consecuencias que nos dejará, o nos está dejando, la peor pandemia de virus que ha enfrentado la humanidad, por lo menos desde la de 1918 en términos sanitarios, en principio.

Pero al mismo tiempo el Covid-19 en su paso por los países donde ha tocado tierra, que son la gran mayoría, ha dejado desastres a las economías locales, regionales y globales que de acuerdo a los analistas económicos las pérdidas serán catastróficas para la población de menos recursos, por lo que la pobreza extrema se incrementará en unos 60 millones de nuevos pobres (Banco Mundial) y por lo tanto las metas de desarrollo ya no se cumplirán en el mediano plazo.

La pandemia exhibió las grandes debilidades de las naciones, pobres, emergentes y desarrolladas, en uno de los sistemas que, por lo menos en las llamadas potencias, se pensaría que estarían igualmente desarrollados: el sistema mundial de salud.

El virus también evidenció la división mundial de las naciones, cuya responsabilidad, en mucho de ello, recae en la pobreza de los liderazgos de las potencias. Pero el principal personaje de este divisionismo, sin duda alguna, ha sido el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Estados Unidos cada vez más alejado del mundo

Ahora que la crítica situación requiere de una acción global (“Una pandemia mundial requiere de una respuesta mundial”, propone la OMS) para buscar una cura a la pandemia, el ocupante de la Casa Blanca enfatiza en provocar más crisis sobre la crisis pandémica en su diferendo con China por el asunto del origen del letal virus y evadir su responsabilidad por su respuesta infame a la crisis sanitaria que h puesto a su país en la peor crisis económica desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado.

Trump ha puesto en el centro de su disputa geoestratégica con China, en forma perversa, a la Organización Mundial de la Salud, que se le puede cuestionar muchas cosas en su actuación frente la crisis sanitara, pero el momento es de demostrar solidaridad mundial y espíritu de cooperación para enfrentar de manera conjunta y coordinada los esfuerzos para encontrar la vacuna salvadora y lo más rápido posible la pandemia para poder iniciar la pronta recuperación económica.

China, Rusia y la Unión Europea han coincidido en apoyar a la OMS, externado una posición en bloque frente a las embestidas anti multilaterales del mandatario estadounidense. Los tres representan a igual número de regiones geopolíticas. Los chinos y lo rusos han venido actuando en alianza pues ambos son blanco de ataques comerciales y “diplomáticos” de la administración Trump,

Si bien el bloque europeo se manejaba fuera del ámbito ruso-chino, por la protesta que generó la anexión de Crimea por parte de Vladimir Putin, la pandemia podría servir de imán para acercarlos y de plano aislar más a la potencia del norte de América.

Trump, un líder tóxico, destructivo

Estados Unidos ha renunciado al liderazgo global. Ya no está en el tablero de negociaciones en busca de soluciones globales o multilaterales. Por el contrario, con la llegada de Donald Trump a la oficina oval de la Casa Blanca, su presencia mundial ha sido muy tóxica para llevar adelante los acuerdos anteriormente firmados. Su administración se ha dedicado a deconstruir la agenda internacional.

Trump no solo se ha retirado de los acuerdos, sino que se ha dedicado a romper la estructura de las instituciones internacionales como la OMS o la OMC, o la OTAN. Ayer jueves, el mandatario retiró a su país del Tratado de Cielos Abiertos, en vigor desde el 2002, integrado por 34 países firmantes y que consiste en permitir vuelos de vigilancia aéreos dentro de sus fronteras como una forma de mejorar el entendimiento y reducir la beligerancia entre el bloque Atlántico y Rusia.

El argumento de Trump es que Rusia no ha respetado el Tratado al no permitir a EEUU vuelos de reconocimiento en dos enclaves importantes: en Kaliningrado, al sur de los estados del Báltico; y en Georgia, ambas estratégicas para Rusia. Pero en el fondo lo que quiere el presidente estadounidense es forzar un nuevo tratado en el que se incluya a China.

En 2018 Trump retiró a EEUU unilateralmente, de qué otra forma podía ser, del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, en vigor desde hacía 40 años, que prohibía Washington y Moscú la producción, tenencia y vuelos de misiles de crucero lanzados desde tierra con una capacidad de alcance de 500 a 5 mil 500 kilómetros. La razón, que Rusia había violado el acuerdo.

Sin duda, Donald Trump está obsesionado con los chinos y los rusos, en su carrera por destruir acuerdos, tratados y todo lo que al presidente no le guste o que le estorbe. Los estadounidenses, a la hora de votar el 3 el noviembre, deben reparar en el hecho de que Trump ha sido muy dañino para su país y el mundo.