Política Global

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  • Protesta la voz castrense en la Casa Blanca
  • Obama salta a la escena política y refuerza a Biden
  • El momentum político de los ciudadanos y de los demócratas

Juan Barrera Barrera

No todo es armonía en el círculo cercano del presidente Donald Trump, parece ser que nunca la ha habido desde su llegada a la Casa Blanca (esa realidad incluye a su esposa Melania como se muestra en una foto reciente en la que le pide que guarde las formas) menos en estos intensos momentos de protestas por el asesinato de George Floyd, un hombre negro, a manos del policía Derek Chauvin, acusado de asesinato en tercer grado y homicidio involuntario en segundo grado, mientras que a sus tres compañeros se les acusa de ser cómplices.

Pero en lugar de disminuir el conflicto social iniciado hace diez días, los indignados siguen tomando las calles en unas 300 ciudades de los Estados Unidos a pesar de los toques de queda y los despliegues de la Guardia Nacional, y en medio de la amenaza latente del presidente de invocar la vieja Ley de Insurrección, que data del año de 1807, para movilizaría a la fuerza militar y reprimir las manifestaciones pacíficas.

Tump no tiene argumento legal, ni motivo social para torcer la constitución, aunque si tiene el poder para violentar los derechos civiles de los estadounidenses argumentando que representa la ley y el orden inventando una falsa insurrección en su contra. Esa es la peor forma de encarar el problema racial. Pero como él es un mandatario racista, un declarado supremacista en los hechos, hará lo que sea para defender sus intereses políticos inmediatos y conservar el voto blanco, de los anglosajones y de la ultraderecha religiosa.

El momentum de los ciudadanos estadounidenses contra el racismo

El magnate no nació para que lo interpelen, para que le protesten. Él nació para que le expresen que es el presidente más astuto, más listo, el más guapo, el mejor presidente, pues, de los Estados Unidos. Su ego y su narcisismo realmente no tienen límites, salvo los que le puedan poner los ciudadanos cuando se deciden, como en estos momentos que quieren atajar el racismo estructural fomentado desde la Casa Blanca de Trump.

Es el momentum de los ciudadanos estadounidenses para defender sus derechos sociales y terminar con leyes de tipo segregacionista no solo contra la población negra, sino también de los latinos y musulmanes, las llamadas minorías. Son incontables los casos de asesinatos de gente de color y latina a manos de agentes policiacos y la gran mayoría de quienes los cometen son exonerados por jueces, normalmente blancos. Sino ha sido por la presión social, el policía que asesino a Floyd en Minneapolis andaría libre por las calles engordando las estadísticas de la impunidad que le permiten las leyes del país más desarrollado.

El momentun político por el conflicto social lo es también para el Partido Demócrata. La aparición del ex presidente Barack Obama con un discurso le pone sabor a la campaña de su partido, opacada por el coronavirus, y se presenta como un plus para la candidatura de su ex vicepresidente, Joe Biden, quien también, como Trump, andaba metido en su búnker. “Calladito te ves más bonito”, pero así le ha ido mejor, porque sabemos que no es buen orador político.

Obama va por el rescate de Biden y será una gran trabe en la campaña en el camino a recuperar el poder. Como verdadero animal político que es, olió el poder de los manifestantes y los exhortó a seguir con la llama encendida. “La manifestaciones son una realidad de la movilización y organización de los jóvenes que han salido a defender y a buscar un cambio. En algún momento el momento se pierde; como sociedad hay que aprovechar el momento creado, por las movilizaciones”, recomendó el ex mandatario.

El factor Obama a escena política

El factor Obama, en su condición de haber sido el primer mandatario de color en la historia de Estados Unidos, sería un extenso imán no solo para atraer el voto de los de su raza en aquellos estados donde los ganó Trump en los comicios del 2016, especialmente los del Medio Oeste, sino también de los sectores jóvenes.

Obama, a diferencia de Biden, es un gran orador y parece ser que aún tiene carisma entre la población joven, que el ex mandatario ha distinguido “por su energía y coraje con la que rechaza el abuso del poder, a la incomprensión y al racismo”. Por esa razón en su mensaje virtual transmitido desde su casa y promovido por su Fundación que lleva su nombre, se dirigió a ese sector, al que llamó a trabajar juntos y para cambiar a los Estados Unidos y evitar la reelección, en clara dedicatoria a Trump.

El ex mandatario será una pieza clave en el entramado demócrata pensando en que la estrategia de campaña trumpiana girará en torno a la división racial y social, y en un ambiente de crispación social, pues él alguna vez fue víctima de la opresión por el color negro de su piel. Por eso el repudio y rechazo que hace Obama contra la fuerza bruta en un contexto racial que llevan a cabo la agencias policiacas en diversas ciudades de Estados Unidos.

Recordó el ex presidente que “el esclavismo y el racismo institucionalizado son un pecado original de nuestro país”, cuando Trump cree que lo acecha la insurrección, cuando es él quien tiene a su país en el piso presionándolo con el pie.

La voz de los generales rechaza contravienen el parecer de Trump

Por fortuna las voces de los generales se han hecho oír, a diez días de movilizaciones. Y provienen nada menos que de la secretaria de la Defensa. La amenaza de Donald Trump de represión militar contra los manifestantes fue repudiada y condenada por el secretario, Mark Esper, argumentando “que no estamos en situaciones urgentes y severas para usar la Ley de 1807”. Su antecesor, el general James Mattis, de los militares más reconocidos por el ejército, fue más severo en su crítica al comandante en jefe a quien acusó de dividir al país recordando que la consigna nazi en la Segunda Guerra Mundial “para destruirnos era dividir y conquistar”, mientras la respuesta estadounidense es “en la unión está la fuerza”.

Este ejercicio de crítica castrense coincide con la posición de Barack Obama y de la gran mayoría de ciudadanos estadounidenses que desaprueban la forma de gobernar de Donald Trump. Biden, según la media de sondeos de la Real Clear Politics, aventaja por seis puntos al republicano en las encuetas nacionales con un 48.6% de votos frente a 42.6% de Trump, pero si éste logra “restablecer el orden” utilizando la mano dura, es posible que obtenga votos, a pesar de la situación caótica, sanitaria, económica y social en que se encuentra el país como nunca antes en la historia reciente.