- Malabares presupuestales
- Desempleo entre adultos mayores, otro riesgo
- Alianza BID- Consar
- Demanda hipotecaria, en picada
Agustín Vargas *
Uno de los pilares de la política social del gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador es la atención de las pensiones para los adultos mayores, asunto que aún no termina de cuajar en cuanto a la cobertura, puesto que hay un sesgo que impide que los recursos, además de insuficientes, no aterricen del todo en el núcleo de esa población, no obstante la emergencia que se vive por la pandemia del coronavirus.
Cabe mencionar, por ejemplo, que como parte de las medidas nacionales para apoyar a la población adulta mayor ante el confinamiento por el brote de Covid-19, el Gobierno Federal adelantó un bimestre de pago de la Pensión de Bienestar para Adultos Mayores (PBAM).
Sin embargo, esta transferencia de 5 mil 240 pesos otorgada en marzo será insuficiente para cubrir las necesidades básicas de este grupo poblacional. Además, al otorgarse a adultos mayores de 68 años, no contempla al grupo de entre 60 y 64 años de comunidades indígenas, y de entre 60 y 67 años, de comunidades urbanas, a pesar de que forman parte de la población vulnerable.
La PBAM asciende a mil 310 pesos mensuales y se entrega de manera bimestral; sin embargo, si se consideran las líneas de bienestar rural y urbana, la pensión cubre 62% y 41% de la canasta básica, respectivamente.
A los adultos mayores en comunidades indígenas les alcanzó para cubrir la canasta alimentaria en el bimestre marzo-abril, pero les faltarán 3 mil 128 pesos para el bimestre mayo-junio. Para los adultos mayores que viven en comunidades urbanas la PBAM cubrió el mes de marzo, pero los beneficiarios necesitarían 7 mil 626 pesos para el resto del periodo.
Para cubrir esta falta de recursos, el presupuesto para PBAM deberá aumentar 15%, o sea 19 mil 715 millones de pesos adicionales a lo aprobado para 2020, lo que representa 0.32% del PEF 2020 y el 0.08% del Producto Interno Bruto. Dicho aumento alcanzará para pagar un bimestre adicional de la pensión a los más de 7 millones 500 mil adultos mayores de 68 años del país.
De acuerdo con un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), otro riesgo a tomar en cuenta ante la emergencia sanitaria es el desempleo de los adultos mayores, ya que dentro del grupo que reportó seguir trabajando en el cuarto trimestre del 2019, 43% trabaja en sectores catalogados como de riesgo medio-alto y alto de sufrir repercusiones sobre la producción, lo cual los expone a un riesgo mayor de desempleo.
Esto significa que hay aproximadamente 753 mil adultos mayores en riesgo de perder su empleo como consecuencia del Covid-19, los cuales tendrían que depender en gran medida de la PBAM.
Alianza BID-Consar
En el marco del proyecto denominado “Laboratorio de Ahorro para el Retiro”, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Consar, que preside Abraham Vela Dip, formalizaron una alianza para llevar a cabo diversas investigaciones enfocadas a estudiar mecanismos óptimos que impulsen a los trabajadores mexicanos a realizar aportaciones voluntarias para incrementar su ahorro previsional.
La mayoría de los trabajadores de América Latina y el Caribe (130 millones de personas), particularmente los de México, no ahorra para su retiro, lo que dificulta su capacidad de tener una vida digna en la vejez.
El objetivo de esta alianza es instrumentar en México “fórmulas innovadoras para fomentar el ahorro mediante intervenciones basadas tanto en la economía del comportamiento como en el uso de nuevas tecnologías y soluciones digitales, con el propósito de generar evidencia confiable a través de evaluaciones de impacto rigurosas”.
¿Será que así se logre impulsar el ahorro voluntario con fines pensionarios? Ya se verá, aunque desde ahora se mira como una ocurrencia más, de las muchas que abundan en esta administración.
Demanda hipotecaria en picada
El sector inmobiliario en México tenía previsto un crecimiento del 4% durante el 2020; sin embargo, a causa de la pandemia por el Covid-19, esta previsión se retrasará hasta finales de año o incluso hasta a principios del 2021.
Entre marzo y mayo, de acuerdo con las últimas cifras del IMSS, se perdieron un millón 30,368 plazas laborales, además de que 12.5 millones de mexicanos quedaron sin ingresos y a medida que ha evolucionado la pandemia, se corre el riesgo de que existan más pérdidas de empleos. Evidentemente esto ha derivado en la baja de la demanda de créditos hipotecarios, tanto gubernamentales como de instituciones bancarias.
Expertos inmobiliarios han detectado que a causa de la contingencia, a nivel digital la búsqueda de propiedades ha disminuido 40% en los portales más importantes de todo el mundo. En México la caída sólo ha sido de un 24%.
Lo que está sucediendo es que se está postergando la decisión de compra, más no la intención de invertir, la cual ha aumentado un 15% en el último semestre. E noviembre y diciembre de 2019, los volúmenes de búsqueda eran más bajos que los registrados durante la pandemia.
En cuanto a las rentas de viviendas, especialistas del sector indican que aproximadamente dos de cada cinco renovaciones de contratos de alquiler se han cancelado, derivado de esta falta de trabajo.
El mercado de renta de oficinas en México, se comienza a enfrentar a un panorama poco alentador con un aumento en la tasa de desocupación que podría llegar hasta el 17%. Las oficinas de coworking están siendo las más afectadas por la iniciativa de muchas empresas de hacer que su plantilla trabaje desde casa.
Respecto a la construcción de edificios corporativos, advierten que enfrentará una contracción al menos durante los próximos meses, hasta que se estabilice la economía a nivel global.
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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx