Política Global

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  • Trump infectado de COVID-19 y disminuido políticamente
  • Ante la inminente derrota electoral, apuesta por abrir crisis constitucional

Juan Barrera Barrera

La coincidencia mayoritaria del primer debate, de tres, del martes entre los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump y Joe Biden, fue un caos, un verdadero show vergonzoso al más puro estilo del mandatario estadounidense acostumbrado al escándalo, al conflicto, al insulto y al manejo de la mentira.

El jefe de la Casa Blanca se dedicó a atacar e interrumpir constantemente a su contrincante e incluso al mismo moderador porque no está acostumbrado a que nadie le ordene, porque el que manda es él, sólo él. No hay institución ni persona que pueda estar por encima del magnate inmobiliario, vulnerando la tradición de EEUU como país ejemplo democracia moderna global.

La pegunta inmediata que se hacen los medios de comunicación y analistas es quién ganó el esperado primer debate, en donde no se debatieron los temas propuestos, ni se contrastaron los programas ante los electores. No fue posible porque Donald Trump se dedicó a sabotear el debate, porque llegó a un escenario con los sondeos y las preferencias electorales que lo ubican por debajo del ex presidente Biden y muy expuesto por la temática.

Donald Trump exhibió sus temores por las posibilidades reales de perder la elección presidencial en los comicios del 3 de noviembre y reafirmó lo que ha venido divulgando y sosteniendo, que solo aceptará un resultado que le sea favorable, de lo contrario acusará fraude, ya lo adelanta y tiene a grupos de supremacistas para crear un caos poselectoral.

El espectáculo bochornoso que vimos el martes por la noche en la ciudad de Cleveland rebajó a lo más mínimo la tradición en debates en los Estados Unidos. Donald Trump hizo lo posible por convertirlo en un ring callejero en el cual el luchador más rudo atacó a su contrincante con las sillas y con todo lo que tenía a la mano a falta de recursos ideológicos.

Trump de dedicó a defender su fantasía de país que se ha creado mentalmente y seguir influyendo entre sus bases supremacistas y alimentándolas de odio. No respetó las reglas del debate que ambos equipos habían establecido. La noche del martes terminó con una derrota del candidato del Partido Republicano. El representante del Partido Demócrata, Joe Biden, no fue el mejor, no lució como se esperaba, pero atajó la andanada de ataques de su rival. Le harán falta más recursos para tundir a Trump.

Trump apuesta por la crisis electoral

Los temas fueron muy incómodos para el rijoso magnate inmobiliario: Corte Suprema, pandemia de coronavirus, protestas raciales y violencia en ciudades, integridad electoral y economía. Todos muy complicados para el jefe de la Casa Blanca que no se apartó de su retórica de exaltar los “grandes logros” que ha realizad su administración como ninguna en muchos años.

Trump perdió el debate, de acuerdo a las encuestas, pero de poco servirán si ya se teje una estrategia desde la Casa Blanca para crear un caos en caso de que el presidente pierda la elección a un mes de que se lleve cabo. Nunca una elección presidencial en los Estados Unidos había estado precedida y envuelta en un ambiente político tan ríspido y polarizado, y el sistema democrático bajo asedio.

El mandatario se negó a respetar los resultados si no le satisfacen poniendo a prueba las fortalezas y debilidades del sistema electoral estadounidense y abriendo la incertidumbre ante un escenario inédito en el que un presidente en funciones es el principal protagonista del caos que él mismo se ha encargado de anunciar al ponerse por encima de la legalidad. Se ha convertido en juez y parte.

Donald Trump rechazó condenar a los grupos supremacistas blancos lo que para Joe Biden fue un mensaje de aliento al grupo Proud Boys, una formación de extrema derecha fundada en 2016 y que está vinculada a varios episodios de violencia contra manifestantes antirracistas. El jefe de la Casa Blanca ha reiterado que con esos grupos ganará la elección.

La Casa Blanca se contagia del virus

La Casa Blanca está en rojo total. Trump y su esposa, Melania dan positivo al COVID-19, lo mismo su asesora especial, Hope Hicks. El presidente siempre ha sido muy reacio a usar el cubre bocas y no mantiene distancia social con su equipo de colaboradores, a un mes de las elecciones y a 13 días del segundo debate.

El ocupante de la Casa Blanca se opone al voto emitido por el correo postal, medio por el cual votaría la mayoría de los electores por el temor al contagio, por eso Trump solo reconocería los votos depositados directamente en las urnas con el fin de inhibir a los estadounidenses a salir a votar. Pero esa falsa imagen que tenía ante sus seguidores de personaje inmune al contagio se cae por su propio peso.

Durante meses Donald Trump se dedicó a minimizar la letalidad del coronavirus con el argumento de que la gripe común era más peligrosa. Después reconoció que quería minimizarlo para evitar el pánico, según le contó a Bob Woodward, quien dio a conocer la versión en su libro más reciente.

Este hecho seguramente obligará a aquellos votantes seguidores del trumpismo a depositar su voto por el correo postal. El arrogante Donald Trump que cuestionaba a Biden por utilizar la mascarilla y de no realizar campaña en las plazas públicas como él, ahora sus mítines quedan cancelados. De mal en peor el invencible republicano.

A menos que el presidente se haya inventado el contagio para evitar los demás debate.