Política Global

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  • Joe Biden ya casi nuevo presidente de Estados Unidos
  • Donald Trump truena; el golpe de Estado constitucional, su último recurso
  • Grave error histórico haber rechazado el voto por correo

Juan Barrera Barrera

“¡¡DETENGAN EL CONTEO!!” Fue el grito desesperado de un Donald Trump desencajado, porque el presidente no tiene quien lo salve de la inminente derrota electoral que se anunciaba desde el jueves por la noche cuando el candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, avanzaba en algunos estados clave para definir la elección en los que el mandatario fincaba sus esperanzas de reelección.

En un tono de derrota, ayer jueves por la noche el magnate presidente lanzó un discurso incendiario lo que motivó que tres grandes cadenas de televisión decidieron interrumpir su transmisión por considerar que Trump mentía, acusaba pero no aportaba datos ni prueba alguna de sus dichos (este hecho abrirá seguramente un debate en torno a la libertad de expresión en México). Hablaba de votos legales; los suyos; e ilegales, los de Biden. Puras falsedades.

Las televisoras ABC, CBS y NBC decidieron interrumpir su transmisión a la mitad del discurso trumpista por el peligro y riesgos que representaban sus palabras. En cambio, las únicas televisoras que decidieron mantener la transmisión del discurso presidencial inédito fueron CNN y Fox News, esta última muy cercana a los postulados de Donald Trump, pero desde el miércoles se ha ido desmarcando de la falsa retórica del magnate neoyorquino.

Trump intentaba adelantar fraude electoral y socavar a las instituciones electorales, y asestar un fuerte golpe a la democracia y a la nación estadounidense. Esas actitudes hablan de un presidente perverso que no respeta las instituciones, ni su investidura, tampoco la voluntad popular. Exhibe en pleno ante su pueblo y el mundo sus mezquindades y ambiciones vulgares.

La Corte Suprema, último recurso de Trump

Donald Trump no está acostumbrado a perder. Las encuestas, que volvieron a fallar, anunciaban una caída en sus preferencias electorales, pero le daban a Biden un triunfo holgado, sin embargo, ha sido una contienda muy reñida que tiene a los republicanos y en especial a su candidato con el Jesús en la boca que no ha parado de vociferar su victoria ficticia.

Los conteos avanzan lentamente en cinco estados decisivos que tienen en suspenso a la nación norteamericana. Las proyecciones del Colegio Electoral otorgaban, hasta el cierre de esta columna, 253 votos a Biden contra 214 de Trump de 270 que se necesitan para ganar la codiciada presidencia de la potencia del norte.

Los últimos datos hasta la mañana de este viernes el candidato del Partido Demócrata remontaba en Pensilvania (representanta 20 votos en el Colegio Electoral) y Georgia (16 votos). En Arizona (11 votos) y Nevada (6 votos) Biden sigue a la cabeza. De consolidarse esa tendencia Biden sumaría 306 votos en el Colegio Electoral los suficientes para legitimar su triunfo y estrechar el margen de protesta legal de su contrincante. Donald Trump con sus 214 votos y si gana en Carolina del Norte (tiene 16 representantes en el Colegio Electoral) está muy lejos de alcanzar la cifra de los 270 votos

Trump lleva semanas, meses difundiendo su estrategia conspiracionista de fraude electoral en caso de que los resultados no le fueran favorables. Para ello, junto con sus estrategas, armaron todo un aparato de defensa legal (la Corte Suprema está dominada por jueces ultranacionalistas) y paralelamente fue alimentando el odio entre sus seguidores, cuyo producto son la formación de grupos de extrema derecha que están saliendo a las calles a defender el “triunfo” del candidato republicano.

Trump, sin embargo no está liquidado políticamente. Ha acumulado poco más de 70 millones de votos lo que le da autoridad para ir a la Corte Suprema (conservadora), el último recurso del empresario inmobiliario para defender su presunta victoria, a ver si tiene éxito.

El rechazo al voto por correo error histórico

El mismo presidente de los Estados Unidos preparaba el andamiaje para un golpe de Estado constitucional y, paralelamente, fomentar la violencia para mantenerse en el poder. Hasta el momento la petición de su equipo de abogados para que detengan la votación en los condados que no le son favorables no ha prosperado, pero las hordas ultras ya patrullan las calles de algunas ciudades.

El presidente más polarizante de la historia de los Estados Unidos se ha dedicado, como parte de sus objetivos personales, a debilitar, desde la Casa Blanca, el sistema electoral de su país. Como candidato en el 2016 y ya como presidente, no ha dejado de alentar a sus bases supremacistas contra el establecimiento electoral al rechazar el voto por correo que tuvo gran impulso entre los electores demócratas y que ha tenido un gran éxito para la candidatura de Joe Biden.

Los republicanos optaron por acudir a las urnas directamente siguiendo las indicaciones de su líder y ese dato pasará a la historia de las elecciones de los Estados Unidos como el gran error que pudieron haber cometido los estrategas electorales de un presidente vulgarmente ambicioso y jugador tramposo.

Los votos por correo con el sello demócrata son los que están llegando a los estados clave que tienen desesperado a Trump y los que ponen a Joe Biden, más mesurado y seguro de la victoria en sus declaraciones, a escasos votos del Colegio Electoral de ganar una de las elecciones más disputadas y concurridas de ese país (el 75% de los electores ha ejercido su derecho al sufragio) en un ambiente de extrema polarización social sin precedentes en esa nación.

Es tiempo de reformar el sistema electoral de EEUU

Trump quiere ser juez y parte, grita fraude y exige que detengan los conteos en donde los votos por los demócratas siguen fluyendo y que siga en donde va arriba, es decir otra vez quiere sustituir autoritariamente a las instituciones del Estado. Demanda sin bases porque no hay evidencias de fraude porque no se han terminado los conteos. Hasta hora el sistema ha funcionado bien.

Conflicto postelectoral, Trump acostumbrado al conflicto, se prepara para contraatacar y revertir el resultado que se espera negativo. Se vislumbra una lucha legal encarnizada. Los demócratas también están dispuestos a defender no solo el posible triunfo de su candidato, sino el sistema democrático estadounidense.

Pero cabría preguntarse en medio de la turbulencia de estas elecciones sobre la funcionalidad del llamado Colegio Electoral en los tiempos modernos y si no es tiempo de darle la importancia al voto popular, al voto directo que le daría mayor certeza y credibilidad a los resultados, como en las demás democracias.

Estados Unidos es la democracia más antigua, pero con un sistema electoral muy arcaico.