Impulsar el Crecimiento Económico
Mario Sandoval (*)
El proceso de reactivación económica post pandemia, es irregular, hay sectores vinculados al sector exportador que muestran una reactivación, lo cual también se observa en el consumo, pero no son suficientes, las diversas críticas que se leen sobre el tema en medios tradicionales, son eso críticas o difusión alarmista sin propuestas concretas. Necesitamos orientar acciones concretas para reactivar a micro, pequeña y mediana empresa, con programas financieros que realmente se distribuyan a lo largo y ancho del país, que la reforma judicial se aplique como está en la ley de tribunales financieros especializados desde 2014 en todo el país y que no se siga retrasando sin justificación como ha sido hasta ahora.
Hay que desempolvar los programas de fomento que en México funcionaron muy bien y que partir de los 90s se guardaron en el baúl o de plano los cancelaron y no han vuelto, son seis sexenios en los que programas como FIDEC que apoyaba financieramente al comercio y servicios, FOGAIN que daba apoyo a la micro, pequeña y mediana industria y FONEI que tenía programas de apoyo a la gran empresa, era programas para fortalecer el capital de trabajo, equipamiento, desarrollo tecnológico o expansión, otro que fue activo en apoyos era Fonatur con programas de apoyo al sector turístico hotelero, restaurantero y de servicios con enfoqué al turismo nacional recreativo y de negocios, de igual manera FIFOMI y FIRA complementando al sector minero su cadena productiva y al sector agro negocios.
Integrando en los procesos de evolución a los emprendedores y empresas por tamaño de ventas, actividad y los años que pueden ser apoyadas según su tamaño en condiciones preferentes de costos de crédito, buscando que esos apoyos, generen su evolución productiva y de empleo:
- De tal forma que emprender o ser microempresario, tenga apoyos por un periodo de 10 años. Serian empresas con ventas hasta por 4 millones de pesos en ventas anuales y menos de 10 empleados. Son el 95% de las empresas en México, generan el 50% del empleo y aportan el 15% del PIB.
- Una pequeña empresa tendría apoyo por 10 años, con ventas anuales de 4 a 100 millones de pesos. Este grupo representa el 3% de las empresas, el 15% del empleo y el 15% del PIB.
- La mediana empresa de igual manera apoyo por 10 años como tal y con ventas anuales de 100 a 250 millones de pesos. Es el 1% de las empresas en el país, generan el 17% del empleo y el 22% del PIB.
- Las grandes empresas son las que superan esas ventas anuales, ya tendrían otras opciones y condiciones, debido a sus estructuras y fortalezas, además de ver su componente de capital si es 100% nacional. Son el 1% de las empresas del país, representan el 18% del empleo y aportan el 48% del PIB.
Esto significa que las micro, pequeñas y medianas empresas son el 99% de las empresas que hay en el país (el último censo reporta 4.9 millones de empresas). Esto implica que no son más de 50 mil las consideradas grandes empresas del universo total. El 82% del empleo lo generan las micro, pequeñas y medianas empresas (que representan en el último censo 27 millones de empleos formales) y representan el 52% del PIB.
Fuente Censo INEGI.
Lamentablemente solo las grandes empresas y algunas medianas empresas, son las que tiene mayor apoyo del sector financiero formal. Por lo que hay un número superior a los 4.7 millones de empresas que no tiene apoyo financiero en condiciones adecuadas en plazo, términos y costos.
La Banca de Desarrollo y las Autoridades Financieras, han descuidado a la micro, pequeña y mediana empresa. De los años 90s a la fecha, tecnócratas y académicos son los gurús del sector público financiero y están en una zona de privilegio, donde la crítica es ignorada, varias posiciones clave de primer y segundos nivel, son ocupadas por condiscipulos de Universidades privadas de prestigio, en donde sus propios maestros que han dirigido el Banco de México y SHCP, privilegian el desarrollo de sus cuadros y hasta ahora van más de 30 años con las mismas prácticas.
Los resultados macro, solo satisfacen a analistas a modo y no a los empresarios (micro, pequeños y medianos), quienes no están representados en las cámaras y asociaciones ya que solo representan grandes intereses, son grupos politizados en exceso y no con impulso empresarial universal y por lo tanto no se plantean opciones viables en México para los empresarios que más aportan la estabilidad en el país y de sus familias.
Un gran reto es la actitud inquisidora y con excesivas facultades que el Ejecutivo y SHCP otorgan al SAT, como modelo recaudatorio en épocas difíciles como las actuales, son entendibles en los grandes evasores y defraudadores, sin embargo, la visión de sus funcionarios de todo nivel con el empoderamiento que se les otorga es inadecuado e injusto al contribuyente. El único medio de defensa sin grandes costos es la PRODECON (Procuraduría de Defensa del Contribuyente), El SAT no genera riqueza, no apoya al empresario en su cobranza por su negocio, pero las facultades que se le otorgan, al igual que al IMSS e Infonavit, son excesivas y afectan los derechos humanos y sustantivos de los empresarios micro, pequeños y mediamos de México.
Qué bueno que recauden a los grandes evasores o defraudadores y nos lo informen (tan solo en 2020 fueron recuperados más de 730 mil millones de pesos), sin embargo, las acciones para todos los contribuyentes son intimidatorias y eso no apoya al sector empresarial, tener una disminución del PIB del -10.8% en 2020, es un decrecimiento mayor al registrado en América Latina, se entiende que no se financió o endeudó el país, que la recuperación de recursos de evasores, fue importante, que ahora tenemos una recuperación estimada del PIB superior al 5% para 2021, pero con intimidación recaudatoria, inhiben la inversión.
El Ejecutivo prometió crecimiento del 4% en el PIB anual, se entiende que la situación de 2020 es un hecho inédito, que en 2019, no se desplegó la inversión pública y que la actual titular del SAT, fue factor en ello, lo que generó roces por la concentración de pagos que efectuó antes de ir al SAT, que en diversas dependencias incluso generó renuncias por la imposibilidad de administrar el gasto público y en especial el de inversión por las compras concentradas, que dejaba limitados a los titulares como fue el caso en Pemex e IMMS.
Se entiende el ahorro y tener recursos sin endeudarse para las obras clave del sexenio, pero no a costa de parar la economía nacional. Más de 30 millones de mexicanos apoyaron el cambio en 2018, un cambio que era necesario contra el abuso, la corrupción y el exceso de grupos y personajes privilegiados.
Más del 53% de la PEA (población económicamente activa) se encuentra en la informalidad y no son necesariamente los vendedores ambulantes y de sub empleos urbanos, que si bien son el 50% del número de personas, la diferencia está en profesionales independientes que no declaran y generan ingresos que un empleo en la formalidad no les otorga (albañiles, plomeros, electricistas, mecánicos, estilistas, carnicerías, tortillerías, sus ayudantes y si también dentistas, abogados, médicos), que privilegian sus ingresos en efectivo y no facturan.
Luego entonces tenemos un SAT muy bravo con el cautivo y muy pasivo y sin equidad con la evasión informal, la cual con sus acciones promueve. En los 70s la economía informal no superaba el 20%, para los 80s ya superaba el 40%. Por lo que el SAT ha aplicado tecnología para sus causantes activos, pero no sabe integrar positivamente la informalidad.
Pero que sigue para reactivar la economía en los años 2022, 2023 y 2024, ya ha pasado la mitad del sexenio, ha habido avances en lo social, seguramente la elección de junio 6, reflejará el termómetro ciudadano, se entiende que hay mucho lastre y deficiencias del pasado, pero ya es el tercer año, ni será suficiente el TMEC y hay que reactivar la economía con reglas claras y acciones concretas, la Reforma Judicial de 2014, sigue sin ser solución en materia financiera, el poder judicial tanto del fuero común, como federal, es cuestionado por sus conflictos de interés, corrupción y la ineficiencia, NO rinden cuentas y afectan la inversión productiva, en tanto los procesos de recuperación de juicios mercantiles e hipotecarios, sigan siendo lentos por los años para recuperar en México y operando con una burocracia intolerable, el país no puede generar el motor de crecimiento que pueden ser la micro, pequeña y medianas empresas, sino aplicamos lo establecido en la Reforma Judicial y el poder judicial no tiene prisa. Sigue en su zona de confort y el Olimpo sabiondo que ni es claro, ni es justo, ni es oportuno y menos gratuito.
Ya se tocó el cascabel al gato, con el tema de Banco de México, con relación a lo mismo rendición de cuentas con respecto al manejo de reservas, a sus gastos de administración, a la explicación de sus pérdidas por posición monetaria o diferencial cambiario y al criterio discrecional de los remanentes, que podrían ser fácil para reactivar economía y no para el índice de capitalización de Banco de México, desde luego que respetar la autonomía, pero que haya calidad, con relación a su objeto, no solo con respecto al control de inflación, el manejo adecuado de reservas y de las tasas de interés, que sigue con relación a la reactivación de la economía, como si sucede con los bancos centrales en las economías desarrolladas.
Las reservas son sobresalientes, pero no se puede depender de ello, hay que atraer inversión productiva, no especulativa, las tasas de interés se han estabilizado en un 4% y aunque hay cierta presión inflacionaria, sigue en niveles de control. Los indicadores macroeconómicos son sólidos, nada de que aplicar el tema famoso del 95…para que le mueven los alfileres! (Algunos lo recordarán), lo que, sí hay que reasignar recursos a las actividades productivas, respetando los programas sociales, pero sí queremos mover al país hacia adelante la respuesta está en las micro, pequeñas y medianas empresas.
La Banca de Desarrollo representa 1.2 billones de pesos de cartera, el 50% lo representa Banobras, Nafin el 20%, Banobras el 25%, el 3% la SHF, la diferencia entre Banjercito y Banco del Bienestar. Las garantías financieras que otorgaron son del orden de 165 mil millones de pesos. En total en México el PIB en 2020 fue del orden en pesos de 16.2 billones de pesos, esto es que la Banca de Desarrollo coloca en crédito el 7% del PIB, sin embargo, el 5% es de BANOBRAS, pero al Sector Privado solo el 2%, que es nada si las micro, pequeñas y medianas empresas son el 52% del PIB.
Y aun menos, luego que ya es público que la Banca de Desarrollo se desvía de objeto para lo que fue creada y no apoya con hechos y datos duros a las Micro, Pequeñas y Medianas empresas, pues da financiamientos a medios de comunicación tradicionales, o a empresas con capital extranjero, o a bancos de consumo como FAMSA, por lo que la no rendición de cuentas, exhibe conflictos de interés y apoyos etiquetados que Gobiernos anteriores otorgaron con discrecionalidad.
Hay sin duda buenas experiencias en la banca de desarrollo, hay que recuperar lo bueno, sus programas exitosos para la micro, pequeña, mediana y gran industria, con el uso responsable de recursos en el segundo piso, en asociar verticalmente al sector financiero con capital 100% nacional (Bancos, Sofomes, Uniones de Crédito, Sofipos). Que Banco de México sea un factor real de crecimiento en a la economía y su reactivación, la parte de la Reforma Judicial es fundamental en el sector financiero, con ello alineamos el crecimiento y potencialización de negocios y de ingresos para inversiones, ayudaría a superar sin problemas el crecimiento del 5% anual del PIB.
Estos temas los he conversado con colegas hombres y mujeres del sector financiero y empresarial de diferentes ciudades del país, son preocupaciones y atención diaria en esos temas, compartirlos y coincidir es hacer propuestas realizables. Apoyar a una micro o emprendedor en su etapa inicial hasta su ascenso a Mediana Empresa, significaría una evolución de la entidad empresariales 30 años, por lo que recibiría poyos financieros competitivos, no exponer el patrimonio familiar, pero si estar conscientes de generar buenos proyectos y planes de negocio realizables y rentables. Ahí es donde entran los financieros profesionales y hacer empresa en México. Un Banquero debe pensar como empresario.
(*) CEO FISAN SOFOM ENR
Ex Presidente Nacional AMFE
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