- Rusia exige seguridad amplia; EU-OTAN rechaza
- Fracasan negociaciones; Putin se apresta a invadir Ucrania
- La diplomacia ante una dura prueba de fuego
Juan Barrera Barrera
La semana pasada Estados Unidos, la OTAN y Rusia se reunieron en Ginebra, Viena y Bruselas con el objetivo de evitar una invasión militar rusa a Ucrania, pero las conversaciones lamentablemente fracasaron. La declaración del ministro de Relaciones Exteriores Sergéi Lavrov, es muy pesimista, pues aseguró que a Moscú “se le ha acabado la paciencia” y que se estaban preparando para cualquier evento, al no recibir respuesta a las pretensiones de Moscú.
Rusia ha propuesto una serie de demandas geopolíticas que para EU y sus aliados resultan imposibles de ser aceptadas, pues Vladimir Putin pretende que los países del Este que ingresaron a la OTAN después de la caída de la URSS no desplieguen tropas y armas que pongan en riesgo la seguridad rusa; que la organización trasatlántica rechace el ingreso de Ucrania y Georgia a la OTAN; y la exigencia del líder ruso de volver a las “esferas de influencia” de la Guerra Fría de antes de 1997.
Apenas una semana antes las cinco potencias integrantes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Canadá y China) convinieron hacer un alto a la proliferación de armas nucleares, pero el peligro de un enfrentamiento armado entre Estados Unidos y Rusia es real debido a la profundización de la crisis de Ucrania.
Moscú juega su interés estratégico ante el riesgo de quedar aislado internacionalmente en una operación tenazas por parte de los aliados occidentales, por eso hace lo posible por marginar de las pláticas con Washington a Europa y a Ucrania, y propone temas que sabe que ni siquiera serán considerados por la contraparte y presiona con el despliegue de tropas (se habla de 120 mil efectivos) en la frontera con Ucrania para ganar margen de negociación.
Confrontación armada en puerta
Tras el fracaso de las conversaciones, las dos potencias intensificaron las confrontaciones. Moscú acusa a Washington de engañar al mundo de que tiene la intención de invadir militarmente a su vecina Ucrania. Mientras que Estados Unidos advierte que Rusia hace exigencias descabelladas con la intención de que sean rechazadas, como excusa pues ya cuenta con un plan para una agresión militar a un aliado de Washington.
En ese sentido apuntan las palabras de Lavrov de que “con buena voluntad siempre es posible encontrar una solución mutuamente aceptable”. Es la respuesta que Estados Unidos estaba temiendo, según el sentir de la diplomática Wendy Sherman, con las pretensiones radicales del Kremnlin, que en paralelo continúa movilizando tropas en la frontera con Ucrania.
Era de esperarse una posición radical de parte del Kremlin, puesto que Vladimir Putin y sus asesores ven con mucha preocupación el avance geoestratégico estadounidense hacia el Este, cuando Moscú ha relajado su presencia en “zonas de influencia” estadounidense, de ahí la idea extrema del vicecanciller Sergei Ryabkov, de que “no se puede descartar un despliegue militar de Rusia en Cuba y Venezuela (luego vino la rectificación rusa: pero con pleno respeto a las soberanías de esas naciones) si aumentan las tensiones con Estados Unidos”. El mensaje a Joe Biden: es mejor respetar “los patios traseros”, como en los viejos tiempos.
¿Derrota de la diplomacia?
El previsible fracaso de las negociaciones diplomáticas con Estados Unidos, la OTAN y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa y Rusia para reducir las demandas de seguridad de Moscú y detener la crisis ucraniana, en realidad se debe a una falta total de confianza que se ha apoderado de las partes negociadoras.
Para Moscú las negociaciones están en punto muerto, lo mismo que para Washington que ha dicho que ya no negociará sin la participación de los aliados europeos, ya que está en jugo su seguridad y por lo tanto tienen derecho a estar en la mesa de las discusiones.
Pero las potencias le han dado una oportunidad más ¿la última? a la iniciativa diplomática en medio de los tambores de guerra. Este viernes se reunirán el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken y el ministro de Exteriores de Rusia, Sergéi Lavrov para tratar de evitar un conflicto bélico en Europa del Este.
¿Qué van a tratar? El Kremlin espera una respuesta positiva y por escrito a sus amplias demandas de garantías de seguridad; Washington no pretende ofrecer ningún documento, solo quiere saber en dónde están parados y explorar si todavía hay una vía diplomática para una salida pacífica a la crisis ucraniana.
Sin embargo, por el ambiente de pesimismo que priva por el aumento de las tensiones (advertencias, movimientos de tropas, amenazas de usar la fuerza o de aplicar sanciones) y las posiciones incompatibles de las superpotencias, ya no hay esperanza para una solución negociada (espero equivocarme). La de este viernes sería la última parada para el conflicto armado.
El miércoles, Blinken en su visita al presidente Volodimir Zelensky fue muy enfático cuando dijo a los ucranianos que deben prepararse para días difíciles. A su vez Sergéi Riabkov, viceministro de Exteriores, describió la situación de la seguridad europea como “crítica”.
Rusia va ganando guerra psicológica
Putin está preparado para todo. Prefiere tomar la iniciativa y desafiar a Estados Unidos y explorar un nuevo diseño de seguridad europeo. A los líderes comunitarios son a los que menos les conviene un conflicto armado en sus fronteras, porque sus países serían los más afectados por su dependencia del gas ruso. Por ello, el mandatario francés Emmanuel Macron luego de pedir unidad de Occidente frente a Moscú, también insistió en que Europa lleve a cabo su propio diálogo en torno a la crisis de Ucrania.
Este martes el presidente Joe Biden intentó rebajar la tensión y se mostró dispuesto a negociar con Putin a que Estados Unidos no situaría armas ofensivas en Ucrania, pero al mismo tiempo rechazó tajantemente que la OTAN se comprometa a no aceptar jamás en su seno a su vecina Ucrania, que es la segunda exigencia de Rusia para no atacar a ese país. Pero el mandatario estadounidense parece seguro de que Rusia “va a meterse” en Ucrania.
Con sus acciones militares Putin, desafiante, está midiendo hasta dónde Biden es capaz de llegar pues un error del mandatario estadounidense en el manejo de la crisis ucraniana los estadounidenses ya no se la perdonarían, en términos políticos. Todavía está fresco en la memoria de los estadounidenses la salida apresurada de Afganistán. Por el momento, en la guerra psicológica Moscú lleva la delantera.
Por el alto nivel de confrontación Este-Occidente pareciera que estamos ya instalados en una nueva Guerra Fría, que se antoja más bien muy caliente y un futuro inmediato muy incierto. Otra vez, es la hora de las potencias imperiales que tienen en vilo, otra vez, al mundo.