Expedientes MX

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Los litigantes del poder, el caso Collado

Norberto Vázquez

Ha defendido a políticos como a Carlos Salinas Gortari, Carlos Romero Deschamps, Mario Villanueva Madrid y Carlos Ahumada quien fue acusado de haber sobornado a varios funcionarios públicos y al “señor de las ligas” Rene Bejarano

Juan Velásquez, Eduardo Luengo y Juan Collado, han sido de esos litigantes que conocen los sótanos del poder político en México. Sus casos han confabulado las historias más negras cuyos protagonistas han sido acusados de corrupción, genocido —Luis Echeverría—, magnicidio y lavado de dinero. Pero pocas veces los hemos visto en la otra acera: en el banquillo de los acusados. La 4T se ha encargado de llevar a uno de los más polémicos de la historia moderna, Juan Collado.

Este abogado se encargó del divorcio de Angélica Rivera y el expresidente Enrique Peña Nieto.

De escándalos de alto impactos de figuras políticas de México, su vida está llena de nexos con personajes obscuros y asociados a la corrupción.

En 2005 fue representante legal de Raúl Salinas de Gortari, quien fue acusado del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, y sospechoso también en la muerte de Luis Donaldo Colosio, casos que terminaría con su liberación e impunidad del hermano incómodo.

Ha defendido a políticos como a Carlos Salinas Gortari, así como a Carlos Romero Deschamps.

En 2001, defendió al exgobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, mientras que en 2004 fue el defensor de Carlos Ahumada, quien fue acusado de haber sobornado a varios funcionarios públicos y al “señor de las ligas” Rene Bejarano.

Hoy se encuentra tras las rejas. El 17 de diciembre del 2021, se reveló que la Fiscalía General de la República (FGR) investiga incluso a familiares del abogado por delincuencia organizada” y “usar empresas del Cártel de Sinaloa”.

La FGR, encabezada por Alejandro Gertz, está aventando todas las canicas en este caso porque teme estar en riesgo de repetir el fiasco de la operación con el caso Emilio Lozoya si no llega a un acuerdo con Juan Collado.

Collado fue presidente del consejo de administración Libertad Caja Servicios Financieros, una entidad señalada por las autoridades mexicanas como el sistema central de un entramado de presunto lavado de dinero con fuertes conexiones a la élite política.

Presuntamente, Collado transfirió 120 millones de dólares a la Banca Privada de Andorra, una institución que fue intervenida a petición del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por actividades de blanqueo de capitales.

Collado fue señalado en los documentos de la Banca Privada de Andorra como un “cliente VIP” y utilizó al mismo banquero, Juan Pablo Laplana, que atendió a ex funcionarios del difunto Hugo Chávez que lavaron dinero de Petróleos de Venezuela.

Hoy Collado ha lanzado una contraofensiva, al interponer una denuncia ante la Fiscalía contra el exconsejero Jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, a tres abogados y un operador financiero por extorsión, asociación delictuosa, lavado y tráfico de influencias, a quienes acusó de exigirle sumas millonarias y la Caja Libertad para liberarlo.

El abogado preso, acusó que Scherer Ibarra le ofreció excarcelarlo a través de un acuerdo reparatorio y a la par los abogados Juan Antonio Araujo Rivapalacio, César Omar González Hernández e Isaac Pérez Rodríguez, exsocios del exconsejero en el despacho, le pedían vender Caja Libertad a Banco Afirme, bajo las gestiones de David Gómez Arnau.

Cabe señalar, que Collado ante este escenario, interpuso un juicio de amparo para evitar que la FGR asegure el edificio sede de la empresa Libertad Servicios Financieros. No obstante, la titular del Juzgado Cuarto de Distrito de Amparo en materia Penal, María Dolores Núñez, aun no admite a trámite la demanda que interpuso el litigante y la cual quedó radicada en el expediente 504/2019.

Los abogados del “diablo” han estado metidos en el sistema político mexicano. Y hoy, se demuestra como el sistema judicial en México, solo sirve para litigar casos del poder. Ni la 4T se ha salvado de cómo la corrupción acaba en tribunales: pregúntenle al triángulo perverso Collado-Gertz- Scherer.