AIFA, “misión cumplida” a medias

345

Ante la poca disposición de las aerolíneas de abrir nuevas rutas en el aeropuerto, el gobierno intentó implementar decretos para incentivar el traslado a Santa Lucía. Pese a desistir en las medidas, recientes incidentes en el espacio aéreo forzarán a reducir 25% del tráfico aéreo de la Ciudad de México

Claudia Anaya

A escasos dos años de que acabe el sexenio, la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha visto apremiada por la necesidad de materializar sus proyectos estrella de infraestructura: la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Las primeras dos obras han recibido aluviones de críticas por considerárseles elefantes blancos que están lejos de resolver las problemáticas para los que se están edificando en primer lugar.

Una senda semejante ha seguido el aeropuerto radicado en Santa Lucía, que en sus poco más de dos meses de operación no ha dejado de suscitar polémicas por su bajo nivel de operaciones y las dificultades referentes a su manejo conjunto con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

Promesa de Santa Lucía

Al irse acercando la fecha de inauguración del AIFA, la postura del gobierno de López Obrador hacía énfasis en que su funcionamiento no presentaría conflictos con las operaciones previas llevadas a cabo en el actual aeropuerto capitalino.

De acuerdo con el presidente, no se obligaría a las aerolíneas a operar en la nueva terminal aeroportuaria, calificando de mentira los señalamientos en este sentido.

“A nadie se está obligando (a operar en Santa Lucía) esa es una gran mentira, nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”, arguyó en su momento el jefe del Ejecutivo.
Insistió en que las limitaciones en los vuelos nacieron en 2014 como medida para reforzar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), lo que junto al cierre del aeropuerto de Toluca dio como resultado la saturación del AICM.

«De repente dejaron de llegar vuelos a Toluca, que se estaba utilizando ese aeropuerto y se cerró para justificar la construcción del aeropuerto de Texcoco, para justiciar el atraco, el negocio, la corrupción”, sentenció López Obrador.

Posteriormente, tras el arranque de operaciones del AIFA, el presidente aseveró que se entregaba el nuevo aeropuerto completamente concluido, con operaciones las 24 horas mediante sistemas modernos de radar, siendo cuestión de tiempo para que las aerolíneas incrementaran sus vuelos.

“¿Es que desde cuando no se hace un aeropuerto en la ciudad? (…) no pudieron en el gobierno del presidente Calderón, no pudieron en el gobierno del presidente Peña, es hasta ahora (…) y que se pueda decir como el día de hoy: misión cumplida”, asentó López Obrador al inaugurar el aeropuerto.

Sustentos del “decretazo”

Pese a las constantes reafirmaciones de haber concretado el proyecto de Santa Lucía al 100% y la ratificación de que no se forzaría a las aerolíneas para trasladar operaciones, la realidad del funcionamiento del AIFA ha resultado más problemática de lo contemplado por el gobierno federal.

A un mes de haber iniciado su funcionamiento, la terminal aeroportuaria mantenía una programación promedio de seis vuelos, tendencia que se proyectaba se mantendría durante los próximos meses al no haber nuevas rutas ni aerolíneas programadas.

De acuerdo con datos de la consultora aeronáutica OAG, durante abril se agendaron 180 vuelos en el Felipe Ángeles, dato semejante a las proyecciones de mayo (186 vuelos programados), junio (182 vuelos), y julio (188 vuelos).

El analista en jefe de la plataforma, John Grant, explicó que las pocas variaciones en la programación de vuelos responden a la tendencia de las aerolíneas a generar grandes ajustes en un aeropuerto nuevo.

“Incluso si los vuelos van llenos, pienso que las aerolíneas comenzarán a incrementar los precios de sus tarifas más que agregar nuevos vuelos en este momento”, agregó.

El analista advirtió que, en caso de que los vuelos no alcancen buenos factores de ocupación, las aerolíneas podrían reducir sus frecuencias semanales o incluso abandonar la ruta por completo, situación que podría evaluarse en la temporada de invierno.

Aunado a ello, según datos de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), las tres aerolíneas que inauguraron el aeropuerto de Santa Lucía (Aeroméxico, Volaris y VivaAerobus) transportaron un total de 13,716 pasajeros durante marzo.

La cifra de pasajeros atendidos en el primer reporte referente a la terminal aérea representó el 7% de los 196,518 que agendaron vuelos desde el aeropuerto de la Ciudad de México.

Como respuesta a la escasa oferta de vuelos en el AIFA, el presidente López Obrador recalcó que, pese a tener la facultad de cancelar más permisos de operación desde el AICM, convencería a las aerolíneas de las ventajas de trasladar operaciones al nuevo complejo.

“Siempre en cualquier obra son procesos no se está pensando que se inicia una obra o servicio y ya al 100 en operación (…) estamos convenciendo a las líneas que vayan pasándose, que hay ventajas en el nuevo aeropuerto. Como dirían los exquisitos de clase mundial, de verdad, es un aeropuerto de calidad, aunque no lo quieran ver”, aseguró el mandatario.

“No queremos ejercer nuestra autoridad porque podríamos decir ‘ya no vas a tener más vuelos en el AICM, los vas a tener en el AIFA por interés público’”, agregó.

En el mismo tenor, el mandatario dio a conocer que le solicitó al presidente del Comité Ejecutivo de Aeroméxico, Eduardo Tricio Haro, que se ampliaran los vuelos desde Santa Lucía con la finalidad de que “no se esté cuestionando y atacando” la escasez de los mismos.

A pesar de las reiteradas declaraciones negando ejercer presión para que se utilice el AIFA, las mismas fueron puestas en duda ya que poco antes de la inauguración oficial la AFAC publicó una declaratoria de saturación de pasajeros de los edificios terminales del AICM, misma que asentó la posibilidad de establecer un nuevo límite en sus operaciones en favor del Felipe Ángeles.

La resolución, publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF), instruye a que se lleve a cabo la revisión y en su caso se proponga la modificación de las bases generales para la asignación de horarios de aterrizaje y despegue (slots) en aeropuertos en condiciones de saturación.

Sumado a ello, el subsecretario de transporte de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), Rogelio Jiménez Pons, anunció a inicios de mayo que el gobierno alistaba otro decreto con el que se podrían reducir hasta 22.6% las operaciones por hora en el AICM, pasando del tope actual de 62 vuelos a un aproximado de 48 a 50 vuelos por hora.

“Ahorita estamos haciendo un cálculo; hay que empezar con [vuelos] de carga, chárters, con los vuelos excesivos, nuevas aerolíneas, en fin, todo lo que está aparentemente de más, y luego empezamos con todas las aerolíneas”, declaró el funcionario.

De acuerdo con el proyecto planteado con Jiménez Pons, la reducción de slots se iría acrecentando para que, a largo plazo, se llegue a recortar hasta 30% de los vuelos que se manejan actualmente en el aeropuerto de la capital.
Marcha atrás… En apariencia

Ante la medida anunciada por el funcionario de la SICT, el director general de la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero), Cuitláhuac Gutiérrez Martínez, advirtió que una reducción del 30% de vuelos en el AICM sería complicada para las aerolíneas.

“El escenario de reducir el 30 por ciento es complicado, una reducción total y directa sería problemática. Hay que entender hacia dónde se migran las operaciones, las aerolíneas van a operar sus vuelos en donde generen ganancias”, enfatizó.

En respuesta a la incertidumbre generada, Jiménez Pons dio a conocer la decisión de dar marcha atrás al decreto ya que el presidente López Obrador optó por enviar al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, a negociar directamente con las aerolíneas.

Por su parte, el mandatario aseveró que no tenía conocimiento de la propuesta diseñada por la dependencia de comunicaciones y transportes. “Eso lo firmo yo. Me hubiesen preguntado, yo ni sabía”, afirmó.

Sin embargo, tras haberse viralizado un incidente en el aeropuerto de la capital donde un par de aviones de Volaris estuvieron cerca de colisionar por error de un controlador aéreo, la SICT dio a conocer que se procedería a la reordenación del sistema aeroportuario de la capital.

De acuerdo con el subsecretario Jiménez Pons, la dependencia, la Secretaría de Gobernación (Segob) y representantes de las aerolíneas acordaron de forma conjunta la reducción del 25% de las operaciones realizadas actualmente en las terminales aéreas de la Ciudad de México, las cuales se trasladarán tanto al AIFA como al aeropuerto de Toluca.

El acuerdo tendría efecto a partir de agosto próximo, con miras a superar las 100 operaciones diarias en Santa Lucía en la primera etapa y alcanzar el porcentaje planteado en un plazo de 12 meses.