Política Global

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  • ”Alito” manda al diablo a sus ex dirigentes
  • Primero ver destruido el partido que dejar el cargo
  • PRI y “Alito” en estado de descomposición

Juan Barrera Barrera

Literalmente, utilizando a clásica frase con la que Andrés Manuel López Obrador mandó al diablo a las instituciones, así el martes el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, hizo lo mismo con los ex dirigentes de su partido que buscaban convencerlo de que dejará el cargo por los resultados negativos que ha tenido y para que atienda su situación personal de escándalos.

Como en cada entrevista que le hacen en los medios de comunicación “Alito” afirma que no renunciará porque él fue elegido por más de dos millones de votos de la militancia para un periodo de cuatro años y que cuenta además con el apoyo de los directivos estales, mismos que terminan el 19 de agosto del 2023.

Y para que sus compañeros de partido no se fueran muy tristes Moreno Cárdenas les prometió que en lugar de un relevo anticipado realizará una renovación del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y del Consejo Político Nacional (CPN), pero sin establecer tiempos para tal propósito.

Ante los planteamientos de reflexión sobre la crítica situación del PRI que le formularon los ex dirigentes, el ex gobernador de Campeche, se defendió con el argumento de que “A mí no me puso ningún presidente de la República, a mí me puso la militancia”, lo que se puede interpretar como una crítica para sus interlocutores, quienes sí fueron impuestos por el mandatario en turno, por lo menos la gran mayoría.

Preferible ver destruido al PRI que renunciar

Desde el sábado un grupo de ex presidentes nacionales del PRI pidieron dialogar con su presidente, Alejandro Moreno, y con la secretaria general, Carolina Viggiano, sobre el futuro del PRI, porque pasa por un momento “especialmente delicado”. Acudieron a la reunión que duró casi cinco horas en la sede nacional Dulce María Sauri Riancho, Roberto Madrazo Pintado, Beatriz Paredes Rangel, Pedro Joaquín Coldwell, César Camacho y Claudia Ruiz Massieu, Manlio Fabio

Beltrones, Humberto Roque Villanueva, Carolina Monroy del Mazo, así como el coordinador del PRI en el Senado Miguel Ángel Osorio Chong y el coordinador de la bancada tricolor en la Cámara de Diputado, Rubén Moreira.

El encuentro partidista se llevó en medio de denuncias de lavado de dinero e enriquecimiento inexplicable contra “Alito” Moreno que según ha trascendido la fiscalía de Campeche ya ha iniciado las investigaciones y aunque los ex líderes reconocieron que hay golpeteó político contra Alejandro Moreno, hicieron un cierre pero con el partido y la necesidad de fortalecerlo.

Moreno Cárdenas pareciera estar decidido a ser el sepulturero del PRI, del otrora hegemónico partidazo tricolor. No entendió o no quiso entender que su situación personal le está haciendo mucho daño al PRI y ha preferido seguir al frente a pesar del rechazo. La razón es evidente: “Alito” Moreno utilizará al PRI y a la “Alianza va por México” como escudo de protección contra cualquier acto legal en su contra.

En agosto del 2023 culmina su periodo al frente de su formación política el campechano, poco después de las elecciones en los estados de Coahuila y México, dos paradas electorales importantes, ya que son dos entidades en las que el PRI nunca ha perdido una elección para gobernador.

Tiene importancia especial la entidad mexiquense por el número de habitantes y por ende de electores (12 millones) y, claro por el presupuesto federal. Es un estado representativo para el priísmo nacional por su clase política dominante que los estudiosos la han bautizado como Grupo Atlacomulco, pues su presunto fundador, Isidro Fabela era oriundo de ese municipio, lo mismo Enrique Peña Nieto ahora avecindado (¿autoexiliado? como Salinas de Gortari) en algún lugar exclusivo de España.

De los resultados de esas dos jornadas dependerá en gran medida el futuro inmediato del priísmo nacional. El Revolucionario requiere de una cirugía mayor. El partido prácticamente único ha demostrado resiliencia después de sus derrotas en las presidenciales del 2000 y 2006, pero ahora la gente ya no cree en ese partido. Sus líderes podrán seguir con la retórica de que su partido en el gobierno creo grandes instituciones pilares del Estado mexicano. Pero ahora ese argumento se agotó y la clase priísta no ha tenido la capacidad política de inventar una nueva narrativa.

Quién podrá salvar al PRI del hundimiento

La actual dirigencia ha utilizado al PRI para sus fines personales. Los Moreira: Rubén, coordinador de la fracción en la Cámara de Diputados; su esposa Carolina Viggiano Austria, secretaria general y candidata perdedora en Hidalgo. Alejandro Moreno, dirigente nacional y su sobrino perdedor ante Layda Sansores en Campeche. Tienen en sus manos la capacidad estatutaria de designar a los candidatos a cargos de elección popular.

Moreno Cárdenas y compañía no entienden la nueva realidad política. La gente rechaza la marca PRI. El partido ha perdido territorio (de 22 elecciones entre 2021-2022 solo ha ganado una gubernatura) y está siendo desmantelando en su estructura y dirigentes regionales y estatales. La mayoría ha sido coptada por Morena y seguirá la merma priísta conforme avance su estado de descomposición al lado de “Alito”.

Pero para ser justos Moreno Cárdenas no es el único responsable de la debacle del PRI. Hace bien en cuestionar a sus antecesores que le heredaron un partido en crisis, desacreditado y repudiado incluso por importantes sectores del mismo instituto político, pero siempre guardó silencio, será porque tuvo importantes cargos (secretario de Organización y de Elecciones) y es parte de la misma cultura política que sus impugnadores.

El problema es que al PRI no se le ve rumbo ni futuro inmediato, no tiene personalidad política propia, la ha cedido a una alianza que la comanda un par de empresarios que hicieron jugosos negocios durante los regímenes priístas y panistas.

¿Tiene remedio el PRI? Y ahora, quién podrá defender y rescatar al partido tricolor.