Expedientes MX

360

Cuando se desmanteló la inteligencia anti narcóticos

Sin está unidad México-Estado Unidos los grandes cárteles de las drogas han incrementado sus ventas y se han proliferado en todo el mercado norteamericano

Norberto Vázquez

“Eso significará más drogas yendo a Estados Unidos y más violencia en México”, advirtió un agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) a las autoridades mexicanas. No lo escucharon. El argumento del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue que la instancia estaba infiltrada por el narcotráfico.

Se trataba de la selecta unidad anti narcóticos que durante 25 años trabajó con la DEA en el combate al crimen organizado. El grupo era una de las unidades de investigaciones especiales (SIU, por sus siglas en inglés) que operan en 15 países y que funcionarios estadounidenses consideran invaluables para desmantelar redes de contrabando.

En este contexto, Expedientes MX, busca poner ante la opinión pública que ocurrió en este oscuro caso. Ante ello, se pidió a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) que proporcione el documento mediante el cual se notificó a la DEA el cierre de la Unidad de Antinarcóticos o Unidad de Investigación Sensible en México.

El asunto es de alta importancia para nuestro país, pues se refiere al cierre de la Unidad Antinarcóticos. La cancillería mexicana se ha portado renuente e incompetente para conocer de la petición sobre dicha notificación a la DEA, y ha señalado a la Guardia Nacional como la instancia que podría conocer sobre lo requerido.

El pasado mes de abril, luego de que se diera a conocer la disolución en México de esta unidad anti narcóticos que cooperaba con la DEA, el presidente López Obrador afirmó que se demostró que ese grupo estaba infiltrado por la delincuencia organizada.

Durante su conferencia de prensa mañanera en Palacio Nacional, explicó que se eliminó hace más de un año porque “hacían lo que querían”, y los acusó de fabricar “delitos”.

Unos datos de cómo operaba. El equipo de élite, fundado en 1997, fue el principal conducto para que la DEA compartiera con el gobierno de México pistas de envíos de drogas e indicios obtenidos en suelo estadounidense. La agencia antidrogas de Estados Unidos habría llevado a los nuevos integrantes mexicanos de la unidad policial a sus instalaciones de última generación en Quantico, Virginia, para capacitarlos en las últimas técnicas de vigilancia.

Una segunda unidad mexicana, con sede dentro de la oficina del Fiscal General de la República e independiente del gobierno, se especula, continúa operando. Además, cerca de 50 oficiales eran parte de la unidad que participó en la captura de El Chapo Guzmán en 2016.

Y es que la reputación de este organismo quedó dañada cuando su ex jefe, Iván Reyes, fue detenido en 2017 y se declaró culpable en un tribunal estadounidense de aceptar sobornos para filtrar información a una banda de narcotraficantes.

Además los funcionarios de la DEA, consideraban que la unidad era vital y necesitaban agentes mexicanos para apoyar en sus investigaciones en el país.

Las alarmas para el futuro de la unidad sonaron en 2019, cuando López Obrador suspendió la actividad de la Policía Federal, dentro de la cual se encontraba la unidad, para crear la Guardia Nacional.

El cierre de la Unidad Antinarcóticos en México, sin duda, sería el detonante para que grupos del crimen organizado, como el Cártel de Sinaloa y Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), se hayan fortalecido en el último año, y que la colaboración bilateral entre México y Estados Unidos terminara por fracturarse.

El cierre de esa unidad había sido una estocada a los intentos de Estados Unidos por llevar tras las rejas a narcotraficantes que mueven droga a ciudades estadounidenses. Así pues, sólo se espera un mediano trabajo de materia de colaboración con la Marina y la Guardia Nacional, aunque todo más limitado. No cabe duda, que este es el sexenio del crimen organizado.