¿A dónde los 1.4 millones de niños-jóvenes que abandonaron la escuela?
Norberto Vázquez
La Red por los Derechos de la Infancia en México estima que en México hay por lo menos 30 mil menores que participan en la delincuencia organizada.
Que ruta de vida tomaron estos jóvenes y niños. La 4T, supuestamente llegó para cambiar la vida de millones de este sector de la población. No ha sido así. Los datos son alarmantes. En los ciclos escolares 2020-2021 y 2021-2022, un millón 423 mil 154 estudiantes, principalmente de preescolar, de educación básica y bachillerato, han abandonado las aulas. Esto es, 3 mil 558 alumnos diarios, alertó el organismo civil Educación con Rumbo (ECR).
“No bastaría con dar becas. Lo primero que tendría que estar haciendo la Secretaría de Educación Pública es hacer un registro, sistemas de información robustos para ver los progresos educativos de niñas y de niños; aumentar el presupuesto no para otorgarlo en becas, porque aún no sabemos qué destino tienen esos apoyos”, dijo Patricia Ganem, vocera de ECR.
Eso es solo parte del problema. ¿A dónde fueron a parar estos 1.4 millones de estudiantes que decidieron abandonar las aulas? Se fueron a los Estados Unidos o emprendieron la ruta laboral del no retorno a la vida académica. O en el peor de los casos, acaso tomaron la ruta de las filas del crimen organizado. Defina Gómez, dijo que sólo eran 270 mil. Creo que para ellos, con los modelos educativos tan pobres que han implementado, y su forma de ver la estructura gubernamental, da lo mismo una cifra o la otra.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), estima que en México hay por lo menos 30 mil menores que participan en la delincuencia organizada en actividades que van desde la extorsión y el tráfico de personas, hasta la piratería y el narcotráfico.
La facilidad para reclutarlos, su utilidad para desempeñar funciones de apoyo, su obediencia y manejabilidad los convierte en un objetivo, atractivo y accesible, para estas organizaciones.
Por lo tanto, son víctimas de la explotación del crimen organizado y de la violencia que opera desde la estructura social, alejándolos de la posibilidad de incorporarse a contextos favorables en el país. Si quieren estudiar, ni pensarlo.
De manera reciente se da un cambio en la Secretaría de Educación Pública. ¿Qué de nuevo traerá para hacer de la educación la base social de este país? ¿A caso la educación le importa a la 4T?
Si currículo la define. Leticia Ramírez Amaya es maestra en educación primaria, egresada de la Escuela Nacional de Maestros. Cuenta con licenciatura trunca en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Fue militante de la OIR-Línea de Masas, de la que también formaron parte personajes como Luis Hernández Navarro, Arturo Cano, Jesús Martín del Campo, Etelvina Sandoval, Noé Ortiz, entre otros.
En aquella época se le conocía como “La Raquí”, su nombre clandestino. Trabajó como maestra de grupo 12 años. Como militante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Ramírez Amaya fue una activista destacada en el movimiento magisterial que derrocó en 1989 a Carlos Jonguitud Barrios, líder de Vanguardia Revolucionaria.
Posteriormente ocupó una cartera en el Comité Ejecutivo de la Sección 9 democrática de la Ciudad de México. A partir de entonces se integró de lleno a la política, primero en el PRD y luego en Morena. Fue senadora suplente de la senadora Rosa Albina Garabito Elías en la LVII Legislatura. Tiene experiencia de más de 25 años en el servicio público.
Cuando López Obrador fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal fungió como coordinadora de Atención Ciudadana. Hasta el día de hoy se desempeñó como directora general de Atención Ciudadana de la Presidencia de la República.
Fue en esta última oficina donde un “ciudadano anónimo” presuntamente entregó la información relativa a los ingresos de Carlos Loret.
El presidente comentó la mañana de su nombramiento: “Nos conocemos desde hace 28 años. Es una gente de absoluta confianza, preparada, honesta; igual que la maestra Delfina, con convicciones.”
Desde mi punto de vista, la SEP —entre muchas otras— es una de las instancias de Estado que ha pasado de noche en este gobierno. Los expertos la definen como la generación perdida en materia educativa, con el apoyo del Covid-19.
¿Como vamos a volvernos un país progresista con una sociedad mal educada? Algo que siempre le ha convenido a los regímenes simplistas y que quieren controlar todo. Jugar con la ignorancia en pocas palabras. Algo a que le apuesta la 4T. Entre más ignorancia más control. Fórmula infalible.