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La ruta del robo interno de medicamentos en el sector salud

Norberto Vázquez

El problema se conoce a voces. A la poca efectividad en la distribución de medicamentos por parte del Gobierno Federal, se le suma el robo interno de servidores públicos (usted póngales la especialidad o actividad) en hospitales a lo largo y ancho del país, que extraen medicamentos para luego ponerlos en el mercado negro.

Al parecer, la Cuarta Transformación no llegó a estos malos burócratas que saben el mecanismo para robar medicamentos al interior de los diversos nosocomios del país.

Expedientes MX, se dio a la tarea de buscar datos sobre el problema entre 2018 y 2021, y el asunto, es más que sorprendente.

De acuerdo a la Secretaría de Salud, el total de denuncias derivadas por notificaciones de medicamentos robados y falsificados que se registran desde el período comprendido de junio a diciembre 2018 es de 26, en el 2019 aumentó en 76.9% que representan 46 denuncias, en 2020 mantiene el crecimiento y se registran 79, y para los meses de enero a septiembre de 2021 se reportan 187 denuncias anónimas, lo que significa un variación del 136.7% con respecto al año anterior.

Otro sorprendente dato. A nivel estatal el problema es gravísimo, pues hay denuncias oficiales ante las delegaciones locales de la Fiscalía General de la República (FGR). Entre 2017 y 2021, existe un cúmulo de carpetas de investigación iniciadas por tipo delito como robo, falsificación y medicamentos recuperados.

Se reveló que en este periodo existen diversas indagatorias en los estados del país. Con respecto a la recuperación de medicamentos falsificados, en Tamaulipas se señalan 194 piezas de medicamento robado en 2018, más 6 cajas de medicamentos diversos de un sólo evento.

En Puebla se registran dos eventos de recuperación de medicamentos robados, una en mayo de 2017 y agosto 2019.

De robo, sólo Puebla reporta una carpeta en octubre del 2021. Baja California es la única fiscalía que señala cero carpetas iniciadas en robos, falsificación y recuperación de robos de medicamentos.

En este mismo sentido por causas de robo, se reporta que en el periodo comprendido entre 2017 y 2021, en Durango, se abrió una carpeta de investigación, en Puebla 5, en Jalisco 62, en Tamaulipas 65 y en la CDMX 148, en total 281.

De acuerdo a estos datos, es evidente los trabajadores internos están ligados al robo y falsificación de medicamentos e insumos. Como vemos, lo reportado ante la FGR presenta un crecimiento en los últimos años y las carpetas iniciadas por robo de medicamento se muestran constantes en 2021.

Aquí hay que tener claro, la indiferencia que ha tenido con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) toda vez que, desde que inició la contingencia sanitaria por el Covid-19, el Senado de la República le ha emitido cinco alertas sanitarias por robo de medicamentos para tratar diabetes, cáncer, VIH, epilepsia y de uso oftálmico a nivel nacional. La institución, nunca ha contestado.

Desde 2019, existe un Punto de Acuerdo de urgente resolución, donde se exhorta al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) e Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), además de las instituciones de salud de jurisdicción federal e Instituciones de Seguridad Social de las entidades federativas, para que de manera coordinada realicen las acciones correspondientes a la mejora en los procedimientos de manejo y control de los medicamentos.

Esta actividad ilícita, perjudica a las instancias de salud y por consecuencia a los miles de derechohabientes. Es más que urgente, que se debe castigar con todo el peso de la ley a las personas involucradas en el robo de medicamentos.

De acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (CANIFARMA), alrededor de 8 millones de personas consumen medicamentos robados, que en ocasiones, están caducos, lo que significa un serio riesgo para la salud.

El problema queda claro. Los robos no solamente se suscitan durante los traslados de los medicamentos por parte del crimen organizado. Se dan también dentro de los almacenes de concentración de las instituciones de salud, en el recorrido hacia los hospitales y clínicas, dentro de los propios nosocomios, y las farmacias adheridas al sistema de salud.

Robos en los que están involucrados tanto trabajadores de salud como ajenos. El dilema es que estos ampones son fantasmas, roban, pero nadie los ve.