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Uranio, explotación de energía tras la que va la 4T

Norberto Vázquez.

Es un buen proyecto, pero muy peligroso si no se tiene la capacidad técnica y científica para manejar el metal. Como datos comparativos se tiene que mil toneladas de uranio producen la misma electricidad que 16 millones de toneladas de carbón, mismo que genera 33 millones de toneladas de bióxido de carbono, el principal gas que genera el efecto de invernadero.

Por lo pronto, la Secretaría de Hacienda al frente de Rogelio Ramírez de la O, aprobó al Servicio Geológico Mexicano (SGM) 30.6 millones de pesos para identificar y evaluar zonas con potencial de contener este mineral.

Y es que el uranio, es usado como materia prima en reactores nucleares durante la generación de energía eléctrica.

Pero tiene un punto negativo, cuando como parte del sector energético, la producción de uranio en México, así como de otros minerales radioactivos, está reservado al Estado.

Asunto que limita su desarrollo, a pesar de que tienen detectados algunos lugares donde podría ser viable su extracción.

La 4T ha mostrado interés en la industria del uranio. Lo importante: que hoy las reservas del mineral en el país solamente alcanzan el nivel geológico de “anomalías”, es decir, puntos específicos donde se sabe que el recurso está y sólo se calcula su contenido.

De acuerdo con un informe del SGM, en México se han detectado 49 localidades de uranio, de las cuales se reconoce que por el momento sólo una de ellas, no identificada por el organismo, sería susceptible a ser explotado económicamente en el corto plazo para reducir la importación en México, en referencia a Peña Blanca, Chihuahua.

Y es que en 1986 el gobierno presidido por Miguel de la Madrid, decretó la extinción de Uranios de México (Uramex), una firma paraestatal que desde inicios de la década se dedicó a explorar la existencia del material en el país.

Los neoliberales le entraron a hacer rentable el negocio, pero no lo lograron. Según SGM, existen proyectos en La Coma, Nuevo León; Peña Blanca, Chihuahua; así como en Los Amoles, Sonora; con algunos estudios de menor detalle en Durango y Oaxaca.

Algunos yacimientos de minerales radioactivos en México y en el mundo, de acuerdo al Centro de Geociencias de la UNAM, son coordinados por las empresas en materia de producción de uranio como Rio Tinto, Camemo, Areva, Kazatomprom, ARMZ, BHP, Navoj, Uranium One, Paladin y General Atomics.

Y qué decir de la firma General Electric, quien por cierto es la que monopoliza las recargas a los dos reactores de la Central Nuclear de Laguna Verde.

La producción de energía eléctrica a través de plantas nucleares es un tema poco abordado en la administración pública y los sectores políticos. De los pocos funcionarios que se han pronunciado al respecto en años recientes es la titular de la Secretaría de Energía (Sener), Rocío Nahle.

En octubre de 2020, durante una comparecencia de la funcionaria ante el Senado, reveló que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) analizaba construir una pequeña planta de energía nuclear en Baja California, sin embargo, a la fecha no se ha conocido más al respecto.

La 4T le tira a todo pero no aterriza mucho. Hay muchas “anomalías” (como se le dice a un posible yacimiento) de uranio en todo el territorio de México. De acuerdo con la geología mexicana existen muchos tipos de depósitos de minerales sedimentarios y volcánicos que no se han estudiado lo suficiente.

Hasta el momento no se ha reconocido ninguno de los yacimientos de gran importancia y producción. Lo cierto es que este es un buen negocio, pero científicamente este sector no tiene el apoyo de la parte política. Pero urge que México avance en la materia nos cuesta una millonada el uranio comprado por la CFE para Laguna Verde. Cuestión de enfoques