Banco Mundial advierte de la probabilidad de una recesión mundial en 2023

La entidad de crédito para el desarrollo dijo que ahora espera un crecimiento del producto interior bruto mundial del 1,7% en 2023

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Washington.- El Banco Mundial recortó el martes sus previsiones de crecimiento para 2023 hasta situarlas al borde de la recesión en muchos países, a medida que se intensifica el impacto de las subidas de los tipos de interés oficiales, prosigue la guerra de Rusia en Ucrania y los principales motores económicos del mundo se tambalean.

La entidad de crédito para el desarrollo dijo que ahora espera un crecimiento del producto interior bruto (PIB) mundial del 1,7% en 2023, el ritmo más lento en casi tres décadas sin contar las recesiones de 2009 y 2020. En su anterior informe «Perspectivas de la economía mundial», de junio de 2022, el Banco Mundial había pronosticado para 2023 un crecimiento del 3,0%.

El banco dijo que las principales desaceleraciones en las economías avanzadas, incluidos los fuertes recortes de su previsión al 0,5% tanto para Estados Unidos como para la zona del euro, podrían presagiar una nueva recesión mundial menos de tres años después de la última.

«Dada la fragilidad de las condiciones económicas, cualquier nuevo acontecimiento adverso -como una inflación superior a la prevista, subidas bruscas de los tipos de interés para contenerla, un rebrote de la pandemia del COVID-19 o una escalada de las tensiones geopolíticas- podría empujar a la economía mundial a la recesión», afirma el banco en un comunicado que acompaña al informe.

Según el Banco Mundial, el sombrío panorama será especialmente duro para las economías de mercado emergentes y en vías de desarrollo, que luchan contra la pesada carga de la deuda, la debilidad de las divisas y del crecimiento de los ingresos, y la ralentización de la inversión empresarial, que ahora se prevé en una tasa de crecimiento anual del 3,5% en los próximos dos años, menos de la mitad del ritmo de las dos últimas décadas.

«La debilidad del crecimiento y de la inversión empresarial agravará los ya devastadores retrocesos en educación, sanidad, pobreza e infraestructuras, así como las crecientes exigencias derivadas del cambio climático», declaró en un comunicado el presidente del Banco Mundial, David Malpass.

Según el informe del Banco Mundial, el crecimiento de China en 2022 se desplomó hasta el 2,7%, su segundo ritmo más lento desde mediados de la década de 1970, después del registrado en 2020, debido a que las restricciones de su política de «cero COVID», las turbulencias del mercado inmobiliario y la sequía afectaron al consumo, la producción y la inversión. El Banco Mundial predijo un repunte hasta el 4,3% para 2023, pero esta cifra está 0,9 puntos porcentuales por debajo de la previsión de junio, debido a la gravedad de las perturbaciones del COVID y al debilitamiento de la demanda externa.

El Banco Mundial señaló que algunas presiones inflacionistas empezaron a remitir a medida que se acercaba el final de 2022, con la bajada de los precios de la energía y las materias primas, pero advirtió de que los riesgos de nuevas interrupciones del suministro son elevados, y que podría persistir una inflación subyacente elevada. Esto podría hacer que los bancos centrales respondan subiendo los tipos de interés oficiales más de lo previsto, lo que agravaría la desaceleración mundial, añadió.

El Banco pidió un mayor apoyo de la comunidad internacional para ayudar a los países de menos recursos a hacer frente a las crisis alimentarias y energéticas, a los desplazados por los conflictos y al creciente riesgo de crisis de la deuda. Según el informe, se necesitan nuevas subvenciones y financiación en condiciones favorables, así como capital privado y recursos nacionales para impulsar la inversión en adaptación al cambio climático, capital humano y sanidad.

El informe llega en un momento en el que se espera que el Consejo de Administración del Banco Mundial estudie esta semana una nueva «hoja de ruta evolutiva», a fin de que la institución amplíe enormemente su capacidad de préstamo para hacer frente al cambio climático y otras crisis mundiales. El plan guiará las negociaciones con los accionistas, liderados por Estados Unidos, para la mayor renovación del modelo de negocio del banco desde su creación al final de la Segunda Guerra Mundial.