- Proyecto de reforma pensionaria en Francia favorece a la derecha
- De la movilización obrera depende el éxito o fracaso
Juan Barrera Barrera
El gobierno de Francia, como otros países de Europa, enfrenta el descontento de las masas de trabajadores que han escenificado movilizaciones inéditas en varias ciudades por la defensa de sus derechos laborales adquiridos como las pensiones.
La crisis financiera del país galo ha orillado al gobierno del liberal Emmanuel Macron a proponer un proyecto de reforma pensionaria que retrasa la edad de jubilación de 62 a 64 años y haber trabajado 43 años para poder tener derecho a cobrar una pensión al cien por ciento. Por eso la mayoría de los trabajadores prefiere jubilarse a los 67 años para cobrar su pensión completa.
El 31 de enero, durante el segundo día de protestas contra el proyecto, más de un millón de personas se manifestaron por toda Francia contra el proyecto de reforma del gobierno de París. Las ocho centrales obreras convocaron a dos días más de huelgas, para el martes 7 y sábado 11.
El proyecto Macron podría favorecer a la derecha
Actualmente el proyecto de reforma a las pensiones se encuentra a debate en la Asamblea Nacional en donde el Partido Renacimiento del presidente Emmanuel Macron no tiene mayoría, pero tiene la apuesta fija en que el partido de la ultraderechista Marie Le Pen le otorgue los votos necesarios, aunque en esa apuesta cemente el camino hacia el Palacio del Eliseo de la Agrupación Nacional en las elecciones presidenciales del 2027.
A pesar de la fuerza y la unidad que han desplegado las organizaciones gremiales en las protestas masivas para rechazar la iniciativa antipopular, el mandatario francés está dispuesto a imponer su propuesta que modificaría sustancialmente al sistema de pensiones con impacto social negativo entre los trabajadores, especialmente en aquellos que oscilan entre los 55 y 65 años de edad.
Los trabajadores franceses gozan desde 1998 de un régimen laboral de 35 horas de trabajo a la semana, antes era de 39 horas, y se pueden jubilar a los 62 años pero con ciertos riesgos, sin embargo, las empresas exigen a la mano de obra que produzca más con menos horas de trabajo y sin remuneración extra.
Por lo regular las reformas impopulares en Francia tienen un impacto electoral negativo en el gobierno que las propone. Antes de la pandemia, el mandatario francés había intentado imponerla, pero los sindicatos mostraron músculo y las movilizaciones de descontento obligaron al gobierno de París a dar marcha atrás a su proyecto de reformas al sistema de pensiones. Otro factor importante para retirar su iniciativa fue el hecho de que se avecinaban las elecciones presidenciales en las que Macron buscaría la reelección.
Los franceses no olvidaron las intenciones de Macron en contra de los derechos laborales de los trabajadores y se lo cobraron en las urnas en las elecciones presidenciales y legislativas del 2022, comicios en los que el partido de la ultranacionalista Marie Le Pen resultó el más beneficiado y la formación política del Presidente perdió la mayoría parlamentaria. Ahora Macron ya no se presentará a las urnas en el 2027 y acaso por eso está apostando todas sus canicas a su reforma.
De la fuerza sindical el éxito o fracaso
El año pasado el 42 por ciento votó a favor de Marine Le Pen en la segunda vuelta y 87 escaños en la Asamblea Nacional. Cada vez más franceses votan por la derecha, y si Macron ya tomó la determinación de asumir los costos políticos que una reforma totalmente antipopular traería para Francia en las presidenciales del 2027 con un posible triunfo de Marie Le Pen.
El Presidente ha puesto en una incómoda situación a la derecha que coincide con su propuesta de reforma pensionaria y tiene en sus manos la aprobación legislativa de la polémica reforma. Se podría afirmar que Agrupación Nacional se lo pensaría dos veces por los costos políticos que le podría acarrear. Pero la tendencia electoral, desde 2017, le ha sido favorable a la derecha representada por Marie Le Pen que tendría amplias posibilidades de ganar las elecciones presidenciales del 2027.
Sin embargo, el éxito o fracaso de la reforma Macron y que la ultraderecha no llegue al poder, dependerá mucho de la capacidad de organización, acción y movilización de los sindicatos franceses que cuentan con gran trayectoria de lucha, como así sucedió en 1995 y en 2007, pero también es una historia compartida de divisiones, incluso en temas tan sensibles como este que requiere de toda la fuerza de la clase trabajadora. Los partidos de izquierda también pueden jugar un rol de apoyo a los asalariados, pero están muy débiles.
Hay malestar social en Francia por el carácter de impopular del proyecto de reforma oficial que viene ya desde hace varios lustros por los intentos de los gobiernos por vulnerar derechos adquiridos de los trabajadores que se ven amenazados cuando los déficits presupuestarios ahorcan las finanzas y a los gobiernos.