Ciudad de México.- Después de que el mercado impusiera una tasa altísima a los bonos que Petróleos Mexicanos (Pemex) emitió en enero, la petrolera se alista a encarar sus amortizaciones de deuda financiera del 2023 con su propia caja, dijeron dos fuentes enteradas del tema, y sólo recurriría al Gobierno si los precios del crudo se desploman.
La gigante estatal gozó en todo 2021 y hasta el primer trimestre de 2022 del apoyo gubernamental para cubrir esos pagos de deuda -en su mayoría vinculada con bonos- para que pudiera tener fondos disponibles para invertir en exploración y extracción y apuntalar la producción de hidrocarburos.
Pero con el alza de los precios internacionales del crudo tras la invasión y guerra de Rusia en Ucrania, la Secretaría de Hacienda le devolvió el balón a la cancha de Pemex para que ella se hiciera cargo de sus compromisos, argumentado que sus arcas tenían mayores ingresos e inusuales ganancias, que treparon a 9,633 millones de dólares en los primeros nueve meses del 2022.
Sin embargo, tras un declive de los precios petroleros y con requerimientos entre 5,500 y 6,000 millones de dólares tan solo para el primer trimestre del 2023, el director general de Pemex, Octavio Romero, advirtió en diciembre que hablaban con Hacienda sobre una nueva ayuda del Gobierno. Pero hasta ahora no ha habido ninguna transferencia de fondos.
“Por ahora, el plan es usar la propia caja de Pemex y no hacer más operaciones de refinanciamiento de deuda en los mercados, contando con que los precios petroleros sigan bien”, dijo una de las fuentes que solicitó el anonimato.
“El presidente Andrés Manuel López Obrador siempre ha dicho que si hace falta, si Pemex lo requiere, se le dará más apoyo”, afirmó para luego agregar que desde que se interrumpió la ayuda del Gobierno para las amortizaciones, la empresa se ha hecho cargo de los pagos de sus pasivos financieros totalmente, incluyendo los de enero.
“Si los precios del petróleo bajaran mucho, muy por debajo de lo presupuestado, pues quizás habría que buscar inyecciones directas para pagar deuda”, dijo. Los precios referenciales del crudo Brent se han estabilizado este año en medio de preocupaciones de una contracción económica y después de haber subido un 10% el año pasado.
Ni Pemex ni Hacienda respondieron a solicitudes de comentarios pedidos por Reuters.
Calificadoras de riesgo y expertos prevén que la gigante estatal, el principal contribuyente de país y con una deuda financiera de 105,000 millones de dólares, recibirá tarde o temprano apoyo del Gobierno en caso de aprietos.
Recientemente, la agencia S&P Global Ratings dijo que es una probabilidad “casi cierta” que el Gobierno “brinde respaldo extraordinario, oportuno y suficiente” a la estatal en caso de dificultades. Y Moody’s previó que en los próximos 12 a 24 meses podría requerir fondos si baja el precio del crudo y presenta problemas de liquidez.
Agobiada por los pagos de vencimientos y cupones de bonos del primer trimestre, a fines de enero la estatal colocó notas por 2,000 millones de dólares, a 10 años al 10.375%, para pagar compromisos de deuda de marzo a junio, un precio muy alto si se compara con el rendimiento del 5.3% de papeles soberanos con similar vencimiento en esos días y 5.6% el martes.
Pemex ha dicho que debe pagar unos 8,000 millones de dólares de compromisos de deuda financiera en 2023 y 8,700 millones de dólares en 2024. Sus pasivos totales alcanzaron los 193,000 millones de dólares al cierre del septiembre del 2022.
La petrolera confía en que los precios del crudo sean favorables para mantener las inversiones medulares previstas para el año y al mismo tiempo tener efectivo para sus pasivos, sin emitir más y costosa deuda, comentaron las fuentes.
Sus ingresos totales en los primeros nueves meses del año pasado fueron un 78% mayores que en el mismo lapso del 2021 a casi 92,000 millones de dólares.
El Gobierno estimó para el 2023 un precio para la cesta petrolera de exportación de Pemex de 68.7 dólares por barril (dpb). El promedio del 2022 fue de 89.35 dpb y llegó a trepar a hasta 106 dpb en junio.
Pero luego fue bajando y cerró diciembre en un promedio de 69.82 dpb y en lo que va del 2023 ha oscilado entre un mínimo de 61.66 dpb a inicios de enero hasta un tope de 71.10 dpb.
Las amortizaciones han sido solo una parte de la ayuda gubernamental que la firma ha recibido en los últimos años. La empresa cifra en 45,000 millones de dólares el aporte entre capitalizaciones, transferencias directas, exenciones fiscales y otras contribuciones, según una presentación vista por Reuters.
La deuda financiera trepó a hasta unos 113,000 millones de dólares durante la actual gestión y el Ejecutivo y la empresa han batallado por bajarla, pero su expansión viene de años atrás, cuando la gigante se endeudó incluso para pagar impuestos y era considerada la “caja chica” de los gobiernos en turno.
Otra fuente de la empresa, que ratificó que por ahora no están previstas más operaciones en los mercados, dijo que tampoco se espera que Pemex reciba más exenciones fiscales y que cualquier ayuda vendría del Gobierno.
En enero, el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, dijo que se analizaba el margen de maniobra sobre la deuda de Pemex, pero dejó claro que la firma se beneficia de los altos precios del crudo y que seguiría contando con una rebaja impositiva aprobaba por el Gobierno, pero evitó hablar de inyecciones.
La compañía pagó en enero unos ocho cupones de diferentes bonos, así como 1,145 millones de dólares por el remanente de uno emitido en 2013. En febrero debe pagar 13 cupones y en marzo otros seis, aproximadamente, según datos de Refinitiv Eikon.
Pemex no respondió a reiteradas solicitudes de información sobre montos precisos pagados y pendientes.