Ciudad de México.– De acuerdo con el Informe “Situación Banca” correspondiente al primer semestre de 2023, el año 2022 estuvo enmarcado por el incremento de la inflación y de las tasas de interés, con un consecuente aumento de la volatilidad en los mercados financieros, además de un crecimiento económico por encima de lo esperado que permitió superar el nivel de producción doméstica observado antes de la pandemia.
En este contexto, se pueden distinguir dos principales tendencias en la intermediación bancaria durante 2022: primero, una lenta pero sostenida recuperación del financiamiento al sector privado no financiero, principalmente vía el crédito a los hogares; segundo, una recomposición de las fuentes internas de financiamiento hacia instrumentos de mayor rentabilidad.
Después de alcanzar su nivel mínimo de los últimos ocho años en 2020, el flujo de financiamiento al sector privado se ha incrementado 2.1 puntos porcentuales (pp) del PIB para cerrar el 3T de 2022 en un nivel de 2.7% del PIB, ligeramente por debajo del 3.1% promedio registrado entre 2010 y 2018.
El estudio señala que esta recuperación del financiamiento al sector privado ha estado apoyada en el mayor flujo de financiamiento a los hogares, el cual, a su vez, se puede explicar por un crecimiento sostenido del crédito bancario, tanto al consumo como a la vivienda. En efecto, al cierre de 2022 el saldo del crédito a los hogares en términos reales logró superar en 0.8% su nivel prepandemia, resultado de crecimientos anuales promedio en términos reales (excluyendo la inflación) de 5.3% de la cartera de consumo y de 3.3% de la cartera de vivienda.
El relevante crecimiento del crédito al consumo, que alcanzó 9.1% anual en términos reales en diciembre de 2022, ha estado sustentado en un crecimiento por encima de lo esperado tanto de los salarios reales y el empleo formal, como del propio consumo privado de la economía.
De hecho, los segmentos de tarjeta de crédito y nómina fueron los que más contribuyeron al incremento de la cartera de consumo, tras una aceleración en su crecimiento durante 2022 que los llevó a cerrar el año en niveles de alrededor del 10% anual, una vez descontada la inflación. Cabe señalar que estos crecimientos han coincidido con reducciones en términos reales de los límites de crédito, lo que sugiere condiciones más prudentes de otorgamiento ante un entorno de mayores tasas de interés.
El informe destaca que resulta particularmente oportuna la regulación dirigida a bancos y Sofomes ER en materia de estandarización de los estados de cuenta de tarjetas de crédito de personas físicas; la medida aumenta la transparencia y la revelación de los costos del producto, favoreciendo la toma de decisiones informadas por parte de los tarjetahabientes, contribuyendo a evitar el sobreendeudamiento, para beneficio de su salud financiera.
Por su parte, el crédito a la vivienda ha mantenido un crecimiento real positivo y menos volátil. El crecimiento anual promedio de 2022 en términos reales fue el mismo que en 2021 (3.3%), a pesar de una ligera alza de la tasa de interés y el efecto rezagado del menor empleo durante la pandemia. Esta menor volatilidad, aunada a que esta cartera fue la única con crecimiento real positivo en 2020 y 2021, le permitió aumentar su participación en el saldo del crédito total al SPNF de 19 a 23% entre 2019 y 2022.
La recomposición de las fuentes de financiamiento, segunda tendencia a destacar de la intermediación, se intensificó en 2022 y se ha caracterizado por una menor tenencia de recursos líquidos, sobre todo de hogares, en favor de instrumentos con un mayor rendimiento (v.gr. depósitos a plazo y fondos de inversión de deuda) ante el alza de las tasas de interés y una economía en crecimiento.
De hecho, de acuerdo con cifras de Banxico, el flujo anual de billetes y monedas así como de depósitos de exigibilidad inmediata de residentes, se redujo entre el 4T de 2021 y el 3T de 2022 de 2.8 a 2.0% del PIB. Mientras tanto, los flujos de captación a plazo de residentes y en fondos de inversión de deuda se incrementaron de 1.2 a 2.0% del PIB en el mismo período.
Esto se confirma al observar la divergencia entre las trayectorias de crecimiento de los componentes de la captación bancaria tradicional. El estudio precisa que el crecimiento anual en términos reales (descontando inflación y efecto cambiario) de la captación a la vista entre diciembre de 2021 y 2022 cayó de 1.9% a 1.0%, mientras el de la captación a plazo pasó de -9.6 a 3.4% en el mismo período. Así, la captación bancaria tradicional cerró 2022 con un crecimiento real anual de 1.8%.
La sustitución entre fuentes de financiamiento ante el alza de tasas de interés, sugiere que el exceso de liquidez que pudiera restar del período pandémico podría dejar de apoyar al consumo privado en los próximos trimestres. Durante 2021 y parte de 2022, el exceso de liquidez pudo haber influido en el elevado crecimiento del consumo; no obstante, a partir de la segunda mitad de 2022, la recomposición hacia instrumentos de ahorro a mayor plazo parece haber tomado fuerza, particularmente entre las personas físicas, lo que coincide con una moderación del consumo privado.
En cuanto al uso de los flujos de financiamiento, el sector público se mantiene como el principal usuario con casi el 40% del flujo total, mientras que, como ya se mencionó, el sector privado ha registrado una recuperación. El componente más débil continúa siendo el del financiamiento a empresas, cuyo flujo anual en términos de PIB durante el 3T de 2022 estuvo 50% por debajo del promedio registrado entre 2010 y 2018.
En suma, el crecimiento económico encima de lo esperado en 2022, aunado al gasto del exceso de liquidez acumulado durante la pandemia, apoyaron al consumo privado y, con ello, motivaron el crecimiento del crédito a los hogares, particularmente a través de tarjetas y de créditos de nómina.
El Informe “Situación Banca” concluye que, hacia delante, la persistencia de la inflación podría mantener los elevados niveles de tasas de interés por un tiempo prolongado, lo que mantendría la tendencia de recomposición de las fuentes de financiamiento. En este escenario, una fuente de impulso de la actividad crediticia se desvanecería. Sin embargo, las perspectivas actuales señalan que esto podría ser más que compensado si se mantiene la fortaleza de los ingresos de hogares y empresas, que constituyen los principales motores del crecimiento del crédito.