Nueva York.- El gobierno del presidente Donald Trump prepara amplias medidas contra China en materia comercial, en medio de preocupaciones creativas en Estados Unidos sobre los ambiciosos aviones del gigante asiático en el sector tecnológico para los últimos años.
Las medidas, que se anunciarán en los próximos días, señalan un cambio radical por parte de la administración de Estados Unidos, señaló el New York Times.
El pasado encuentro en Florida entre Trump y su colega chino Xi Jiping terminó con una promesa de mejorar los vínculos entre ambas naciones, pero la supuesta renuencia de China para convencer a Corea del Norte a detener su programa de misiles volvió abrir una brecha en las relaciones.
Las dos partes también han luchado en las negociaciones comerciales a pesar de haber proclamado un modelo para adelantar los principios de este año, mientras que las empresas de los Estados Unidos se quejan de que se enfrentan a presiones para compartir secretos comerciales con socios chinos.
El caso comercial se centró en presuntas violaciones de la propiedad intelectual de China, de acuerdo con los entrevistados por el diario, que hablaron bajo la condición de anonimato porque las deliberaciones aún no son públicas.
Sin embargo, la política de China de convertirse en un fabricante líder en 2025 en el campo de los vehículos eléctricos, dispositivos médicos, semiconductores, inteligencia artificial, robótica y muchas otras tecnologías ha llamado la atención de los funcionarios de la administración Trump.
La política, conocida como Hecho en China 2025, establece metas para el gigante asiático como un líder global en diez campos de la industria con la ayuda de infusiones masivas de dinero estatal y la protección de esas industrias de los competidores estadunidenses.
Al mismo tiempo, el gobierno chino ha exigido que las empresas se reduzcan los derechos de licencia que cobran por las patentes clave, y ha insistido en que las compañías establezcan negocios en China.
Bajo el proceso de que la administración de Trump que planea poner en marcha, la oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos inició una investigación sobre las prácticas comerciales de China.
Tras una investigación que podría concluir en tan sólo unos meses, Estados Unidos podría imponer fuertes aranceles a las importaciones, rescindir licencias o tomar otras medidas en respuesta a las restricciones injustas de otros países sobre el comercio estadunidense.
El proceso se conoce como la investigación de la sección 301, citando una sección de la Ley de Comercio de 1974.
La política de la cooperación del gobierno de Trump con Beijing comenzó después de una reunión crucial en Washington el 19 de julio entre altos funcionarios estadunidenses y chinos, además de asesores de política comercial.
La reunión tenía como objetivo producir una serie de acuerdos comerciales que el ser humano tiene como una «cosecha temprana» tres meses después de la cumbre del presidente Truco con su colega Xi en Mar-a-Lago, Florida.
Sin embargo, las dos partes no pudieron ponerse de acuerdo sobre los acuerdos que fueran mucho más allá de lo que China había prometido anteriormente a la administración del presidente Barack Obama.
Ambas partes terminaron cancelando abruptamente las conferencias de prensa que habían programado para discutir lo que suponía que debían haber sido sus logros.