FMI advierte que una crisis inmobiliaria podría impactar la estabilidad financiera

El Fondo advirtió que hogares y empresas tienen cada vez más dificultades para afrontar el pago de sus deudas, que se incrementan como resultado de los altos tipos de interés

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Washington.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió este martes de que una eventual crisis inmobiliaria derivada de los altos tipos de interés podría tener graves consecuencias en la estabilidad financiera.

En su informe de estabilidad financiera presentado durante la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial, el Fondo reconoce que el estrés en el sistema bancario se ha reducido en los últimos meses, pero advierte de que hogares y empresas tienen cada vez más dificultades para afrontar el pago de sus deudas, que se incrementan como resultado de los altos tipos de interés, apuntando a una crisis inmobiliaria.

Así, aunque en el último año los hogares han aprovechado los ahorros acumulados durante la pandemia para afrontar el pago de sus hipotecas, todo apunta a que las cuotas van a continuar al alza, lo que llevará a una ralentización en la actividad inmobiliaria y una nueva caída de los precios de la vivienda.

Ante el tamaño del sector inmobiliario y sus fuertes conexiones con el sistema financiero y la economía real, el organismo advierte de que “el estrés en este sector puede tener importantes implicaciones en la estabilidad financiera”.

Los bancos tendrán que afrontar las dificultades crecientes de sus acreedores para devolver los créditos y aunque se aprovisionaron de manera prudente, el Fondo recuerda que “la historia ha demostrado que la exposición al crédito se puede deteriorar rápido”, afectando a la rentabilidad de las entidades.

De hecho, los test de estrés globales muestran que un gran número de bancos sufriría pérdidas de capital en un escenario de estanflación adversa, incluyendo algunas instituciones sistémicas de China, Europa y los Estados Unidos.

Por lo que respecta a las instituciones financieras no bancarias, el FMI cree que algunas se beneficiarían del entorno de elevados intereses, mientras la resiliencia de otras se vería puesta a prueba.

Ante el considerable número de bancos débiles en el sistema financiero global y el riesgo de contagio a otras instituciones más fuertes, aboga por implementar normas comunes, como un mínimo de capital y liquidez, así como reforzar la supervisión para estar preparados para intervenir de manera temprana.

“Las autoridades nacionales deberían desplegar test de estrés exigentes” para examinar los posibles efectos de una caída en los pagos de los acreedores y una fuerte caída en los precios inmobiliarios.

En el caso de China, el FMI urge a implementar políticas que recuperen la confianza en el sector financiero para evitar que repercuta en el sector bancario, empresarial y en los gobiernos locales.

Y preguntado por Ucrania en la rueda de prensa de presentación del informe, el consejero financiero del FMI Tobias Adrian, indicó que su institución está muy preocupada por la “fragmentación global” y “la guerra en Ucrania es un disparador de la fragmentación”, aunque apuntó que hay “fuerzas más amplias” que la provocan.

Adrian recalcó que el FMI está trabajando de cerca con las autoridades en Ucrania, concretamente con su banco central, para apoyar la estabilidad financiera en el país, y estacó que Ucrania “ha mostrado una gran resiliencia ante esta guerra terrible”.

En su informe, el FMI insiste en que los bancos centrales tendrán que mantener una política monetaria restrictiva más tiempo, ya que la inflación subyacente se mantiene todavía alta en muchos países.

“Los bancos centrales deben permanecer decididos en su lucha contra la inflación hasta que haya una evidencia tangible de que se mueve de manera sostenible hacia sus objetivos”, subraya el informe, que recomienda cautela para no relajar los tipos de interés de manera agresiva ante los notables progresos registrados en algunos países.

Por otro lado, el FMI calcula que las inversiones para mitigar las consecuencias del cambio climático en economías desarrolladas y emergentes ascenderá a unos dos billones de dólares anuales en 2030, lo que requiere una serie de reformas estructurales y financieras para crear un entorno atractivo para el sector privado.

Para maximizar el impacto climático de las inversiones, aboga por establecer taxonomías para ayudar a los inversores a identificar las actividades que reducirán las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo del tiempo.