- Las rupturas en el PRI por falta de liderazgo y conciliación
- El tricolor “expulsa” a cuadros que ya no militaban
- Morena: seguir minando al PRI y perder a Marcelo Ebrard
Juan Barrera Barrera
Todo tipo de ruptura partidista en cualquier instituto político es, además de dolorosa, una advertencia para las cúpulas o burocracias partidistas de que los consensos necesarios no fueron suficientes o adecuados para el control de las contradicciones y diferencias internas de las corrientes o grupos que pretendían un objetivo.
Por lo regular son en los partidos más fuertes o más grandes en donde se producen con mayor frecuencia los fenómenos rupturistas por su dimensión y dinámica interna (el PRI cuando era partido prácticamente único sufrió varios fracturas y rupturas durante su historia), pero gracias a su estructura y métodos de control han logrado superar la coyuntura conflictiva doméstica.
Cuando las contradicciones llegan a los extremos por falta de visión y de poder de los liderazgos, que no mostraron capacidad de procesar el conflicto de manera institucional y la conciliación política deja de tener su valor para detener las impugnaciones de un proceso interno la ruptura es inminente.
Si el hecho de la ruptura tiene sus raíces en un proceso de selección interna que ha sido cuestionado tiene un costo mucho más alto y afecta principalmente la imagen de la formación política en su vida democrática interna. Al PRI hegemónico por décadas se le cuestionaron sus métodos antidemocráticos internos y como respuesta sus líderes pretendieron solventar con cambios internos a veces cosméticos, a veces insuficientes.
Sin autoridad, “Alito” Moreno “expulsa” a cuadros
Hoy en día el PRI se desangra. Las confrontaciones de varios líderes tricolores con su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, fueron derivadas de una falta de comunicación, de inclusión, pero sobre todo por actitudes autoritarias del diputado chiapaneco que tiene el control total del partido. Todo esto ha llevado a un sector importante de militantes a renunciar a su militancia de décadas.
Algunos de esos cuadros priístas se han ido a nutrir las filas del impresentable Partido Verde Ecologista de México. Eruviel Ávila, ex gobernador del estado de México seguramente le espera una crural federal. Al senador yucateco e inteligente defensor de su antiguo partido, Carlos Ramírez Marín, le espera la candidatura de su natal Yucatán y los que se acumulen está semana. Otros ex priístas esperan dar el salto a Movimiento Ciudadano. Muchos más ya están en las filas de Morena desde hace tiempo.
En un acto bochornoso, “Alito” Moreno y sus socios del PRI, los Moreira Rubén y su esposa Carolina Viggiano, ordenaron la expulsión de varias figuras críticas, que no se plegaron a su liderazgo, cuando ya no pertenecían al PRI. Pero el objetivo de la purga era dar una señal de fuerza y de autoridad que es de lo que siempre ha carecido el ex gobernador de Chiapas.
Los senadores Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga, ya habían renunciado al partido en agosto, inconformes con la dirigencia de Moreno Cárdenas. En sesión del Consejo Político Nacional, “Alito” les dedicó su discurso: “La deslealtad y la cobardía se pagan con el olvido; no hay peor castigo que el olvido de la militancia”.
También fue expulsado el ex gobernador del estado de Hidalgo, Omar Fayad, acusado por Alejandro Cárdenas de no haber hecho lo posible para retener el poder que tenía el PRI en la entidad desde hace 90 años y de colaborar con Morena (posición opuesta la tuvo el dirigente tricolor con el gobernador Alfredo del Mazo en las pasadas elecciones; tiene diferentes varas para medir). La ruptura ya estaba en camino desde que la dirigencia del PRI impuso como candidata a la gubernatura a la secretaria general, Carolina Viggiano. Ese hecho aceleró la salida de Fayad al terminar su administración.
Ya en el mes de julio, Fayad y la ex secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, asistieron a un evento de Movimiento Ciudadano, lo que políticamente significó un evidente acercamiento de los ex priístas con el partido naranja. Sin duda, ambos políticos le serán de gran ayuda al parrido que coordina a nivel nacional Dante Delgado. La senadora Ruíz Massieu podría ser una carta fuerte para la candidatura de MC en caso de que se caiga la opción Marcelo Ebrard que sigue midiendo los tiempos y escenarios políticos.
Morena: seguir minando al PRI y perder a Ebrard
La sangría tricolor posiblemente seguirá creciendo conforme avance el proceso electoral, cuando llegué el momento del reparto de candidaturas a diputados locales, federales y senadores. La coordinadora nacional de los comités de defensa de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum, sigue abriendo las puertas de Morena de par en par a todos aquellos que lo deseen, no importa que sean de otros colores partidistas.
Como lo hizo Andrés Manuel López Obrador en la campaña presidencial del 2018 cuando construyó su Arca de Noé para subir a todos los hombres libres y de buena voluntad. En la idea de que en Morena todos caben, muchos cuadros de otros partidos resultaron muy cuestionables en su quehacer político en el movimiento de la transformación: los derechistas Lilly Téllez y Germán Martínez, por ejemplo.
Me parece que esa estrategia de sumar-sumar no significa necesariamente unidad, como lo ha venido difundiendo la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Sumar es hacer grande algo, acrecentar un volumen, sumar para ser más. La unidad es un concepto que se sustenta en diálogo, acuerdos, construcción de agendas programáticas y principios. Pero entendemos su discurso y estrategia: seguir desfondando al PRI y disminuir a otros partidos.
Morena seguirá sumando a su causa electoral, pero al mismo tiempo enfrenta el riesgo de que un importante cuadro abandone el ferrocarril de la Cuarta Transformación. Marcelo Ebrard ha creado su asociación que lleva el título de su libro “El camino de México”. En este movimiento quien fuera alto funcionario del gobierno de López Obrador, pretende agrupar a todos aquellos que lo apoyaron en la encuesta. Para ello recorrió parte del territorio nacional para explicar los objetivos de su organización.
El ex canciller solo espera que el Comité de Honor y Justicia de Morena le informe que no repondrá el proceso interno en el que salió triunfadora Claudia Sheinbaum para coordinar los comités de defensa de la C-T para tomar la decisión definitiva de dejar las filas de Morena y decidir su futuro inmediato o de largo plazo: negociar con Movimiento Ciudadano para salir en la boleta en el 2024 o esperar al 2030, pero entonces los escenarios ya no le serán muy favorables: Samuel García y Luis Donaldo Colosio tal vez ya hayan crecido políticamente.