Expedientes MX

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Periodo de prevención para el PRD

Norberto Vázquez

Su génesis tuvo diversas formas de ver a la izquierda. Concepciones de la vida política nacional que siempre funcionaron como satélites, tribus les decían. Pario de la unión de diversas corrientes de izquierda. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), lo mismo reunió a una facción del Partido Revolucionario Institucional (PRI) conocida como “la Corriente Democrática”, la cual era liderada por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, que a los zurdos más recalcitrantes de México.

Después de una década de luchas soterradas, los denominados “chuchos” tomaron control de la dirigencia nacional del PRD hace 15 años, durante la primera campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador.

Desde el 2009, pasaron por ese cargo, Jesús Ortega, José Guadalupe Acosta Naranjo, Jesús Zambrano y Agustín Basave. En ese lapso, el partido del sol azteca vio salir a sus líderes fundadores, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo —ambos, presidentes del partido—y a los siguientes dirigentes nacionales: Andrés Manuel López Obrador, Pablo Gómez Álvarez, Amalia García Medina y Leonel Cota Montaño.

Pero curiosamente, Claudia Sheinbaum, la presidenta electa de México, expresó haber votado por “Ifigenia Martínez” en las elecciones recientes, destacando los lazos históricos dentro del panorama político con el PRD.

Fundado el 5 de mayo de 1989 y desaparecido en los hechos el 2 de junio de 2024, es un ejemplo emblemático de un partido que pasó de ser un ícono de la izquierda a convertirse en un fantasma político.

La presencia del organismo de representación popular y su lucha por alcanzar el poder, así como los obstáculos que tuvo que sortear para convertirse en una destacada fuerza política a nivel nacional, deben de reconocerse, capaz de contender con posibilidades de éxito en unos comicios presidenciales como ocurrió en 2006 y 2012.

Esto es de suma relevancia, cuando casi 60 años del siglo pasado la izquierda permaneció durante largo tiempo condenada a la clandestinidad, sin opciones reales de participar en la lucha institucionalizada por el poder público.

El partido tuvo sus logros. Fue segunda fuerza política del país de 1997 a 2000 y de 2006 a 2009; estuvo a 230 mil votos de ganar la Presidencia de la República en 2006.

Logró gobernar nueve estados del país y la Ciudad de México en cuatro ocasiones consecutivas: 1997, 2000, 2006 y 2012. Le dio, sin lugar a duda, una nueva fisonomía al sistema político mexicano desde su fundación hace 35 años luego de las polémicas elecciones de 1988.

Resulta de gran interés cómo fue que este partido político, luego de tener tanta fuerza, entró en una espiral de destrucción y decadencia llegando incluso a comprometer su registro oficial.

Lo anterior, en virtud de no haber alcanzado el 3 % de la votación válida emitida el pasado 2 de junio conforme a los cómputos distritales

Por el momento, el Instituto Nacional Electoral (INE) notificó al sol azteca su ingreso a un periodo de “prevención” en virtud de que, con base en los resultados arrojados por los cómputos distritales, no alcanzó el 3 % de la votación válida emitida en alguna de las tres elecciones federales del pasado domingo.

Cabe destacar que conforme al artículo 94 de la Ley General de Partidos Políticos, una fuerza partidista entra en un periodo de prevención cuando se ubica en alguno de los supuestos de pérdida de registro como partido político nacional.

De esta manera se inicia el procedimiento considerado en los artículos del 382 Bis al 398 del Reglamento de Fiscalización, relativos al procedimiento de liquidación compuesto por las etapas de prevención y, en su caso, liquidación.

El periodo de prevención inicia a partir de que, de los cómputos que realicen los consejos distritales se desprende que un partido político nacional o local, no obtuvo el 3 % de la votación y hasta que, en su caso, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirme la declaración de pérdida de registro.

Desde este momento el PRD deberá sujetarse a diversas obligaciones entre las que destacan que sólo se podrán pagar gastos relacionados con la nómina e impuestos; deberá suspender cualquier pago a proveedores o prestadores de servicios; no podrá celebrar contratos, compromisos, pedidos, adquisiciones u obligaciones, en síntesis, las que celebre, adquiera o realice, serán nulas.

También deberá suspender pagos de obligaciones vencidas; abstenerse de enajenar activos del partido político; abstenerse de realizar transferencias de recursos o valores a favor de persona alguna, independientemente de que se trate de sus trabajadores, dirigentes, militantes, simpatizantes o cualquier otro tercero.

Deberá entregar de manera formal, a través de “acta de entrega recepción al interventor”, describiendo a detalle los activos y pasivos que constituyen el patrimonio del partido, así como las contingencias de las que se tenga conocimiento.

E incluso, la Comisión de Fiscalización deberá designar en los próximos días a la persona que fungirá como interventora en el procedimiento de liquidación.

El origen del PRD representó la materialización de un partido de izquierda capaz de enfrentar los excesos y el autoritarismo del PRI. Germinó como una coalición de diversas fuerzas sociales y partidos políticos que enfrentaron al régimen para crear otro alternativo que pudiera enfrentar al neoliberalismo.

Su oficialización como partido ante la entonces Comisión Federal Electoral se hizo mediante cesión del registro que tenía el Partido Mexicano Socialista (PMS).

A partir de entonces, participó en todos los procesos electorales, sobrevivió a la represión del gobierno y, gracias a la resistencia de sus militantes, logró tener representación ciudadana en las Cámaras de los estados, y en el Congreso de la Unión y en los municipios.

La situación actual marca el final de una era para el sol azteca, un partido que en sus siete lustros de historia dejó una huella significativa en la política mexicana.