Entresemana

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¡Déjenlo!, sí sabe lo que hace

“¡Ay!, eres mala y traicionera/ tienes corazón de piedra/ porque sabes que me muero/ y me dejas que me muera…” Fernando Fernández*

Moisés Sánchez Limón

Miércoles de mentir, descalificar, insultar, blofear y acusar amnesia selectiva. Como todos los días en la agenda del dueño del poder que, ¡chévere!, lo pierde a contrarreloj.

¡Ah!, pero también de dedicarle piropos políticos a la Princesa Caramelo. ¿Le hace falta si anda insoportable con más de 35 millones de votos bajo el brazo y a punto de ser ungida nueva dueña del poder en México?

Bueeeno.

“Sí, sí, sí. La gran ventaja que tenemos es que la gente, nuestro pueblo, no está enojado, está contento, anda de buen humor, no es como antes”, declaró, orondo, el licenciado presidente, ayer en la mañanera. Nada nuevo, el mismo rollo.

Pero, bueno, a potosinos, chiapanecos, guerrerenses, poblanos, tlaxcaltecas, zacatecanos, hidalguenses, guanajuatenses, michoacanos, chihuahuenses y etcétera, etcétera que andan rete contentos, Su Alteza Serenísima les recordó, con esa su voz cálida y varonil:

“(…) saben que, si hay una cosa injusta, se corrige, se atiende, que no están abandonados, que se les hace caso, en todos los asuntos estamos y siempre se procura la justicia, eso lo sabe la mayoría de la gente”.

Y por eso minimiza el éxodo de chiapanecos hacia Guatemala, aterrorizados por el crimen organizado que amaga con diezmarlos.

¿Dónde está el gobernador? ¿Alguien sabe cómo se llama y que forma parte de la familia feliz de la 4T?

Pero, qué chingaos, el Duce rechaza la versión:

“Nada de eso. Hay una confrontación de dos grupos —ya se está atendiendo— y esto ha llevado a algunas comunidades que se desplacen a Guatemala, pero están en la frontera, porque viven en la frontera del lado mexicano y se pasan del lado guatemalteco.

“Pero son 200, 300 familias. Sin embargo, en los medios: ‘éxodo’. Entonces, aclarar eso, ¿no?”

En serio, señoras y señores, no se rían, porfis. Es la palabra divina del Santo Niño Fidencio de Palacio.

–¿Presidente, le reportaron el parte en Chiapas, de las autodefensas? —le preguntan en la mañanera.

–No –responde sin sonrojarse. Ya había dicho lo que se le pegó la gana. ¡Caray!, la mentira es sacra cuando la escupe el licenciado presidente. ¿A poco no?

Y se asume sorprendido:

“Ayer, por ejemplo, eso de Chiapas, nuestros adversarios y las organizaciones seudo independientes o seudo no gubernamentales o de la llamada sociedad civil o seudo defensores de derechos humanos están haciendo todo un escándalo”.

Sí, impertinente valemadrismo presidencial frente a la tragedia que a los chiapanecos cayó como desgracia de la mano del oficialismo que anda entretenido con la obsesión de hacerse de la mayoría calificada con sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados con una perversa interpretación de la ley.

Pero, pero ¿qué le parece? Dice el licenciado López Obrador que, “afortunadamente, fíjense, ayer fue de los días, es el tercer día en todo el gobierno con menos homicidios registrados”. Por eso son buenas las conferencias, mañaneras y, además, las reuniones de seguridad.

Pues, a todas margaritas, qué afortunadas las familias que perdieron a alguno de sus miembros, asesinado por el crimen organizado.

Y, todo esto –se jacta Andrés Manuel—“para los alarmistas, amarillistas, los que quieren que nos vaya mal”. O sea, él como la muñequita del pastel, siempre él, él la víctima, él, el centro de los ataques de los canijos conservadores.

Y, ahí, como no queriendo presume cuánta alegría le causó “lo de Marco Verde, sí, que ayer ganó la pelea y el viernes va por el oro. Y Marco, vamos a estar todos, todos, todos pendientes ¿eh?, muy pendientes. Es la no violencia, pero en el caso del boxeo está permitido, porque traen careta”.

–No, ya no, ya no –lo corrige el poeta, escritor y vocero Jesús Cuevas, evidenciándolo oportunista, lelo.

–¿Ya no? –pregunta sin entender la corrección el licenciado presidente, elemental culto de solapas de libros y presume que le gusta el box: “no hablo del box político, pero este me gusta mucho, sí”.

Luego, por ahí le plantan la pregunta mercenaria para su solaz personalísimo de caudillo, o mínimo jefe de la mafia del joder:

–¿Qué piensa de lo que sucederá con los medios de comunicación en el próximo sexenio? ¿Qué consejos le daría a la virtual presidenta Claudia Sheinbaum para lidiar con las campañas de odio, las mentiras, la desinformación que seguramente lanzarán algunos de esos medios y serán reforzadas con bots y troles en las redes sociales por la oposición?

–Bueno –afina la garganta y la mirada se le enciende–, la verdad es que la próxima presidenta constitucional, hoy presidente electa, es muy inteligente, es una mujer con convicciones, con principios. Lo dije en Sayula, Veracruz, el domingo: pienso que, una vez asumiendo la presidencia de México, Claudia Sheinbaum se va a convertir en poco tiempo en la mejor presidenta del mundo, presidente o presidenta del mundo.

Seguramente usted lo escuchó en la enésima oda a la Princesa Caramelo, y como Rey de Cacahuate desparrama miel cuando de alabar a su obra maestra en la sucesión, su sucesión, su sucesora:

“Conozco a la mayoría de los presidentes o sé de ellos, de los primeros ministros, jefes de Estado, de Asia, de África, de Europa, de América y sé lo que estoy diciendo”, sostiene sin remedio.

“¡Ay!, licenciado presidente, qué cosas dice usted”, atendería la Princesa Caramelo con la brillante sonrisa Colgate y mordiendo el rebozo de seda de Santa María, regalo del gobernador de San Luis Potosí, seguramente.

Y sí, por esas anda el machuchón de Palacio, el oligarca que en cuenta regresiva pierde fuerza en la mano izquierda y se dudaría de que ande en sus cabales cuando confunde fechas, nombres, cifras…

Pero, qué se le va a hacer sí, como cantó José Alfredo Jiménez, “estás que te vas y te vas y te vas y te vas y no te has ido”. ¿Qué opinas, Drakko? Digo.

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*Traicionera. Gonzalo Curiel