Política Global

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  • ”Alito” Moreno o el “Madurito” del “renovado” PRI
  • Como Nicolás Maduro, Alejandro Moreno está esquizofrénico
  • Una oposición acrítica, derrotada, busca conciliar con Morena

Juan Barrera Barrera

Alejandro Moreno Cárdenas está echado para delante (“Voy derecho y no me quito”, pareciera decir). Se siente renovado, que no es lo mismo legitimado, con su “aplastante triunfo” del domingo que le otorga la reelección por cuatro años más (hasta el 2028 y podría prolongarse hasta el 2032, si “las bases se lo exigen”) al frente del apaleado y desangrado Partido Revolucionario Institucional.

Pero además de su ímpetu renovador y agandallador, sobre todo, Moreno Cárdenas guarda ciertas similitudes con Nicolás Maduro que se dice, le dice al Tribunal Supremo, que valide la elección turbia en la que el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo dio por triunfador en los comicios presidenciales del 28 de julio.

Ambos líderes están esquizofrénicos. Sus actuaciones no escapan a ese estado de ánimo desesperado. Maduro intentó una suerte de control total del proceso electoral empezando por la cooptación de los órganos electorales y al Tribunal Supremo; luego la persecución e inhabilitación de candidatos de la oposición que no le gustaron porque significaban un riesgo para sus planes turbios en el control de los comicios.

Los esquizofrénicos “Alito” Moreno y Maduro

“Alito” Moreno con sus posiciones autoritarias empezó por orillar a cuadros importantes de su partido, el PRI, que cuestionaban sus planes reeleccionistas a renunciar a su larga militancia. Después de proponer la reforma estatutaria empezó con las acusaciones contra ex dirigentes nacionales y los responsabilizó de la debacle de su formación política. Fue una suerte de lavarse las manos por las fuertes derrotas que ha sufrido desde que asumió la presidencia nacional del PRI, en agosto de 2019.

Pero todo se le salió de control a Nicolás Maduro y la oposición fue mucho más inteligente al recabar las actas de votación de las mesas receptoras, que el gobierno de Maduro las robó el día de la votación, y que hasta la fecha no las han dado a conocer, al enterarse que los resultados favorecían a Edmundo González, candidato del opositor Partido de Mesa de la Unidad Democrática, por amplio margen en todo el territorio venezolano.

El dictador no lo podía creer, ni mucho menos tolerar y estalló en cólera y está cumpliendo su palabra. La amenaza que lanzó contra el pueblo venezolano de que “si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra fratricida, garanticemos el más grande éxito, la más grande vitoria de la historia electoral de nuestro pueblo”, y la está aplicando.

Palabras temerarias de un gobernante esquizofrénico que se siente derrotado, política y moralmente, aislado casi en su totalidad de la región latinoamericana. Su ira por su fracaso como gobernante y como líder regional la está descargando sobre la población venezolana que expresó su hartazgo y rechazo a un personaje autoritario, represor que están persiguiendo a todos los estrategas opositores y electores que rescataron las actas de escrutinio y que son la principal evidencia legal de una derrota aplastante del régimen dictatorial ante González Urrutia.

“Alito” Moreno listo para conciliar con Sheinbaum

Alejandro Moreno Cárdenas no quiere obstáculos en su camino hacia el 2028. Así como Maduro propone leyes para perseguir a sus oponentes, el campechano que ha llevado a uno de los principales partidos históricos a su expresión más baja en toda su historia, sigue haciendo a un lado a sus críticos. Ahora tocó a Manlio Fabio Beltrones, personaje impresentable, a quien expulsó de la bancada del PRI en el Senado e impuso a sus coordinadores parlamentarios en ambas Cámaras.

“Alito” Moreno controla todos los órganos internos de gobierno de su partido, eso de alguna manera le permitió manejar a su antojo su reelección y la de Carolina Viggiano Austria como secretaría general (que sería algo así como Delcy Rodríguez para Maduro). Pesa sobre Beltrones, ex dirigente del partido tricolor, la amenaza de la expulsión, acusado de prácticas divisionistas, es decir, por cuestionar al dirigente reelecto. El autoritarismo y la antidemocracia interna del PRI son parte de las reformas estatutarias recién aprobadas en el PRI. Cualquier parecido con Nicolás Maduro es mera coincidencia.

Manlio Fabio, sobre él y su hija Silvana, pesan sospechas de tener varios millones de dólares en paraísos fiscales, está en el limbo senatorial. ¿Qué le queda al sonorense? A Morena la faltan tres senadores para llegar a la mayoría absoluta y poder realizar las reformas anheladas. Los guindas han pasado por alto las ideologías y principios de militantes de otros partidos. La imagen no es requisito para entrar al movimiento de López Obrador.

Moreno Cárdenas que traicionó al Movimiento Rosa, lo mismo que el panista Marko Cortés, se apresta a buscar el diálogo y la conciliación con Morena. Espero que Claudia Sheinbaum no siga la misma estrategia de su antecesor con políticos acomodaticios y traidores.