Entresemana

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¿Más de lo mismo?

“Mira Bartola, ahí te dejo estos dos pesos, pagas la renta, el teléjono y la luz, ¿no? …” Chava Flores

Moisés Sánchez Limón

¿Qué favores deben los dueños del poder Moreno al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya?

Porque sólo así se entiende, doctora presidenta, que Rocha Moya, confeso amigazo de El Mayo Zambada e incluso de El Chapo Guzmán blofee y permanezca en el cargo como Nerón que observa cómo se incendia el estado de Sinaloa.

Además, ¡caray!, ¿por qué restar importancia a Chilpancingo como un municipio no registrado en el libreto de alto riesgo?

Ejecutaron y degollaron al alcalde que cumplía menos de una semana. Salvaje proceder del poder fáctico que le perdió el respeto al gobierno legítimamente constituido, pero miserablemente negado a poner orden y aplicar la ley porque, miserable, la ley no era, para ese individuo, la ley.

¿Será la ley aplicable sin medias tintas que imaginen complicidad para la nueva dueña del poder, la Princesa Caramelo?

¿Quién manda en México?

¿Soportaremos bajo cuerda la injerencia del individuo que dividió a la sociedad mexicana y repartió dinero porque primero los pobres, pero los dejó pasmados en la improductividad y ausentes de la educación?

Bueno, bueno, la doctora presidenta dio una especie de manotazo en el escritorio el viernes de la semana pasada y dijo lo que muchos esperaban saber para deslindarse del pasado mediato y sumarse gentilmente a la causa de la sedicente “hija del 68”.

¡Bah!

Lea usted lo que dijo:

“Hay esta idea desde hace tiempo, desde la campaña, que Andrés Manuel López Obrador iba a estar gobernando durante estos seis años, del 2024 al 2030. Él se fue a Palenque y ahí está desempeñando su nuevo periodo de reflexión y escritura. Y la presidenta de México se llama Claudia Sheinbaum Pardo. Y ayer en la salutación que se hace cuando llega un presidente o presidenta, en este caso, comandanta suprema de las Fuerzas Armadas”.

¿Le creemos?

Lo cierto es que, hay evidencia de que se ha montado una especie de manual para repetirlo como no queriendo y sustituir a la arenga “¡es un honor estar con obrador!” por “¡Es un honor estar con Claudia hoy!”

¡Recáspita, Andrés Manuel?

Así que váyase acostumbrando a escuchar la arenga y, bueno, por lo menos en apariencia considerar que la Princesa Caramelo es, a hueso, la doctora presidente, cuyos chicharrones truenan y aquel personaje rencoroso y enfermo de venganza ha concretado su viaje a La Chingada.

Y he aquí a la licenciada Ariadna Montiel Reyes, secretaria de Bienestar, ¡faltaba más!, se lanzó al ruedo y, despojada de cualquier atisbo de rubor, preguntó en un acto público encabezado por la doctora Sheinbaum:

“Buenas tardes. ¿Cómo están? Contentos de que estemos esta tarde aquí en la primer gira de la presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum, que hace en el país, y estamos el día de hoy muy emocionados por estar aquí, por acompañarla a ella.

“Por eso, el día de hoy a mí me da mucho gusto que la presidenta Claudia Sheinbaum, siendo la primer mujer presidenta, ha anunciado…”

Y como no queriendo que la interrumpe un coro: ¡Es un honor estar con Claudia hoy!

Doña Ariadna, secundó: “¡Es un honor estar con Claudia hoy! ¡Es un honor estar con Claudia hoy!”

Vaya sorpresa, vaya sorpresa. Qué ternura que el pueblo bueno irrumpa con ese grito salido del corazón, de primera intención.

¿Quién manda en México?

Desde Jantetelco, Morelos, ha dicho algo así como “no se hagan bolas, la presidenta soy yo”.

Pero es temprano, el sexenio apenas balbucea y no se ha visto una pincelada, por lo menos una pincelada, de esa autonomía que manifestó la doctora presidente.

Y ello amén de que el país está sujeto a la ordenanza del crimen organizado, este poder fáctico al que Andrés Manuel dio manga ancha. ¿Alguien duda de que el hijo pródigo de Tepetitán esté sin mácula de vínculos con el narco?

Porque, bueno, la máxima refiere que cuando un animalito tiene pico de pato, plumas de pato y cola de pato, es un cabrón pato.

¿Lo investigará la Fiscalía General de la República? En Estados Unidos hay expedientes abiertos en su contra, de sus hijos y amigos.

La doctora presidenta se ha deslindado, ¿despojará del manto de impunidad a su maestro? Gobernar con las Fuerzas Armadas en la misma mecánica asumida por Andrés Manuel no es buena noticia.

En la mañanera, la colega Nancy Gómez, reportera de, Sin Embargo, expuso a la doctora presidente:

“Primero, esto del asesinato del alcalde, allá en Chilpancingo, qué está pasando allá, ya mencionó que se está investigando, pero ¿qué pasa en Chilpancingo?, lleva meses, digamos, en esta situación de violencia”.

La respuesta de la Princesa Caramelo es una belleza de insultante desprecio por el tamaño del crimen contra el alcalde de la capital del estado de Guerrero:

“Chilpancingo, el municipio, no aparece dentro de los municipios de mayor número de homicidios, pero tiene esta situación en donde hace unos días asesinaron al responsable de seguridad y ahora al alcalde.

“No nos queremos adelantar hasta no tener toda la información; entonces, está trabajando el secretario de Seguridad, Defensa, Marina. Justamente uno de los planteamientos que vamos a hacer mañana, que lo hice en la campaña, es que queremos fortalecer el sistema de inteligencia e investigación del Estado mexicano, y para ello se van a presentar modificaciones a la ley que permitan que para la seguridad pública los sistemas de inteligencia e investigación se coordinen, incluso con la fiscalía, para poder avanzar más rápido en las judicializaciones de las carpetas de investigación y, por supuesto, en las detenciones de los delincuentes”, respondió la doctora Shein.

En pocas palabras, el culpable es el anterior, es decir el licenciado Andrés Manuel López Obrador, quien se negó a cambiar la política de seguridad pública y el número de asesinaros registrados en su gobierno, es terrible. Ese es un delito, doctora presidenta y bien haría, por la salud del país, en romper con su maestro y aplicar la ley.

¡Válgame, Dios!

El crimen organizado va un paso adelante y, en Sinaloa y Guerrero mostró de qué tamaño es su poder. De terror, ¿a poco no, Drakko?

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