Política Global

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  • Biden quiere blindar a Ucrania antes de la llegada de Trump
  • Autorización de misiles de largo alcance provoca crisis en la región
  • “Nueva doctrina” nuclear rusa contra OTAN y aliados

Juan Barrera Barrera

Escala el conflicto armado Rusia-Ucrania. A dos meses de que termine su mandato, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, permitió que el gobierno de Kiev utilizara los misiles de largo alcance ATACMS de fabricación estadounidense, seis de los cuales ya fueron lanzados hacia territorio ruso, enfureciendo a Vladimir Putin quien reaccionó con un cambio geoestratégico a su doctrina nuclear, provocando otra crisis de los misiles similar a la de 1962 por el caso cubano.

Justo cuando se cumplen mil días de la invasión militar de Rusia a territorio ucraniano, la decisión de Washington es vista por el gobierno de Moscú como una nueva espiral de tensión de occidente que según los propagandistas rusos podría desembocar en una Tercera Guerra Mundial, retórica que Moscú ha venido utilizando como método disuasivo.

En ciertos ámbitos parece que la psicosis nuclear ha cundido, a veces inducida como es el caso del extravagante líder de Corea del Norte, Kim Jung-Un, que ha dicho a la población que se prepare para la guerra, o en Suecia y Finlandia (admitidos recientemente en la OTAN) los gobiernos están distribuyendo folletos con indicaciones de cómo enfrentar posibles escenarios de ataques nucleares. Varias embajadas, incluyendo la estadounidense, cerraron sus oficinas ante el riesgo de un “ataque significativo” del Kremlin sobre Kiev este miércoles la cual solo fue una falsa alarma.

Esta es la que se podría considerar la Tercera Guerra, una guerra híbrida a través de las redes sociales y la Inteligencia Artificial en las que se difundes falsas informaciones y al mismo tiempo los estrategas cibernéticos crean espacios para sembrar el terror virtual entre la población del territorio enemigo.

Biden provoca crisis al autorizar misiles contra Rusia

La determinación de aprobar el uso de los misiles para atacar a tropas del Kremlin en territorio ruso se ha justificado en círculos estadounidenses como respuesta al involucramiento directo de un nuevo jugador y enemigo de Estados Unidos, Corea del Norte, que desplegó a diez mil soldados al frente de Kursk, zona en la que los efectivos ucranianos lanzaron una exitosa contraofensiva en verano.

Las concesiones de Biden sobre el armamento de largo alcance llega en los momentos en que Rusia va ganando terreno en el este del país invadido. Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, ya había recibido el armamento, pero su uso estaba restringido a territorio ucraniano. Sin embargo, Kiev ya había hecho uso limitado de las Armas del Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad en Rusia. Todo ello ha llevado a una nueva crisis en esa explosiva región.

El mandatario estadounidense ha cambiado su estrategia geopolítica en el conflicto ruso-ucraniano en estos días, pues tomó otra decisión, este miércoles, la de levantar la prohibición de suministrar al ejército ucraniano minas antipersona. El anunció se hizo tras el ataque de Kiev, por primera vez, con cohetes de crucero británicos Storm Shadow contra blancos militares en la región rusa de Kursk.

EU pidió a Ucrania, según informaciones periodísticas, utilizar esas minas en su propio territorio y en zonas de combate en donde no haya población civil. Los artefactos que recibirá la nación invadida serán “no persistentes”, ello quiere decir que contarán con un mecanismo de autodestrucción que se activará al cumplirse el tiempo de uso programado. Ucrania se adhirió al Tratado de Ottawa, Convención que prohíbe fabricar, almacenar, usar y transferir minas antipersona. Ni Estados Unidos ni Rusia las han utilizado hasta ahora.

Dotar a Zelenski con mayores posiciones de fuerza

Joe Biden ha decidido tomar estas medidas favorables a Kiev antes del desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca, quien durante su campaña electoral amenazó que reduciría drásticamente la ayuda a Ucrania y de ser real este país requerirá que los demás países de la OTAN que lo apoyan incrementen sus donaciones, de otra forma sus posibilidades de defender su territorio disminuirían riesgosamente.

El cambio en la política del mandatario estadounidense a dos meses de dejar el cargo responde también a uno de los mayores ataques aéreos rusos contra la infraestructura ucraniana desde el inicio de la guerra que está por cumplir su tercer año, registrado la semana pasada.

Pero, sobre todo, la intención de Biden es evitar que con la llegada nuevamente de Trump al poder un débil Zelenski tenga que sentarse a negociar un tratado “de paz” en condiciones totalmente desfavorables frente a un Vladimir Putin recargado porque cree que el magnate inmobiliario cumplirá su amenaza de retirarle el apoyo a Zelenski y obligar a Kiev a ceder los actuales territorios ocupados por Moscú (Crimea, Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jesón).

Nueva doctrina nuclear rusa contra OTAN y aliados

La luz verde a la utilización de los misiles de largo alcance contra Rusia motivó una reacción furibunda de parte del zar ruso y lanzó una respuesta agresiva, como se esperaba. Putin ya había advertido que si se permitía a Ucrania el uso ese tipo de misiles, “los países de la OTAN estarán en guerra con Rusia”.

De acuerdo con las nuevas directrices de la doctrina nuclear rusa, Putin visualizó nuevas amenazas militares y estableció nuevas condiciones bajo las cuales el país consideraría el uso de su arsenal, como el ataque de un Estado no nuclear, si es respaldado por una potencia nuclear, será tratado como un ataque conjunto contra Rusia. Es predecible que el líder ruso tenía en la mente a su enemiga trasatlántica. Moscú ha utilizado la amenaza nuclear con fines disuasivos para inhibir el apoyo militar a Ucrania sin conseguirlo.

Los líderes de las potencias son una partida de hipócritas, ya que en el fondo parece que no desean la paz. Rusia nunca ha perdido una guerra significativa. Derrotó a los ejércitos de Napoleón y a los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Putin no querrá pasar a la historia como el gran derrotado, sería la vergüenza global.

Biden por cuarta ocasión bloqueó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un “alto el fuego, inmediato, incondicional y permanente” en Gaza, en medio de la crisis humanitaria en esa zona palestina devastada, con lo que reafirma su apoyo incondicional a su aliado Israel, en medio de la creciente condena internacional al gobierno judío que ha sido acusado de crímenes de guerra, limpieza étnica y genocidio contra el pueblo palestino.