Expedientes MX

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Reflexiones 2025

Norberto Vázquez

Estimado lector un año más que se va y un sexenio más que comienza. No podemos dejar de pensar en lo que se fue y lo que viene. Temas como la relación con Estados Unidos, la economía nacional, la migración y todo el cambio del aparato del Poder Judicial son claroscuros que nos esperan en el 2025.

La relación bilateral México-EU ha pasado por todo tipo de coyunturas difíciles. En 2016 se creyó que Donald Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump distinto, quizá más ambicioso, y en México gobierna la primer mujer presidenta, una progresista y ambientalista, que goza de un notable apoyo popular.

Se viene, en todo caso, otra coyuntura desafiante. ¿Qué nos une? Muchas cosas en común: farmacodependientes, cárteles de las drogas, tráfico de armas, violencia, comercio, migración, remesas. Todo lo bueno y malo.

Problemas tan complejos, que no se ven por donde aterrizar con dos gobiernos atizados en la superficialidad con adjetivos como una posible “invasión” y de ser así el ser repelida con nuestro “himno nacional”. Seriedad, por favor.

Al interior, por si fuera poco, hasta ahora la economía parece haberse librado de la maldición de las crisis de fin de sexenio, pero no ha logrado conjurar las desaceleraciones de inicio de sexenio.

Sin embargo, en un escenario de deterioro de la incertidumbre generada por las reformas constitucionales, el cambio total del Poder Judicial, la desaparición de los organismos autónomos y de debilitamiento de las instituciones, la economía podría caer en recesión en 2025.

Ante este panorama para los próximos cinco años hay que pensar en una política industrial, comercial, a fin de fomentar el empleo y el crecimiento, tales como la inversión pública-privada acompañada del incremento del consumo privado, sin duda, tendrá un papel relevante.

En el panorama internacional lo anterior no depende de México, es más una cuestión del contexto mundial, de cómo le vaya a la economía norteamericana, pero debemos fomentar la inversión.

Eso, la inversión y la relocalización. Pero que mensaje se manda cuando el régimen anda hostigando a inversionistas y empresarios. Cuando los ahora políticos buscan que les vaya mal, que quiebren sus empresas, los ventilan en “las mañaneras” exponiendo documentos oficiales que están en juicios y protegidos por el secreto fiduciario de que se le debe al SAT.

Que mejor que dar positivos incentivos para los inversores. Que pensaran los grandes capitales cuando se enteran de que les expropiaste o los correteas fiscalmente. Y peor, que no es equitativo y al igual ventilaran con mostrar todas las pistas de sus desvíos de dinero público y estratagemas fiscales mediante la Unidad de Inteligencia Financiera de todos esos funcionarios que han desviado dinero a manos llenas o de los narcotraficantes que tienen aterrorizado a Sinaloa, Michoacán, o Chiapas. O esos son blancas palomitas…

Si en esta columna le diera la lista de los que podrían ser ventilados por sus espantosos desvíos tendría que hacer varias entregas. Déjeme contarle otra historia. ¿Cuántos les deben a la banca de desarrollo? Políticos y empresarios. ¡A esos por qué no los ventilan! Tengo más de una década tratando de revelar quienes deben y nunca han pagado al Banobras, Nafin y Bancomext. Ahí si alegan el secreto bancario y fiduciario por más de cinco peticiones de información vía el INAI. Un robadero que hay a discreción en esas instituciones gubernamentales. Pero como es dinero público, ni quién diga nada.

Eso de que en este país el señor Ricardo Salinas Pliego es el malo de la película por no pagar impuestos, que vayan y se lo cuenten a quienes les crean. Este país, está plagado de corruptos y pillos que han desangrado el erario en contubernio con el crimen organizado.

¿Y dónde están? Siguen en la política, pregúntenle a los Yunes. En fin, no debemos perder el rumbo. Aquí ya no debe de haber enemigos. Los escenarios mundiales no están para divisiones. Debemos reflexionar para donde vamos…todos.

Dejen de perseguir a los que no piensan como ustedes, se llama libertad de expresión. No se alegren porque a un empresario le vaya mal, eso se llama egoísmo y pérdida de empleos. Una estadista no piensa así. No se alegra en público de que a un empresario le vaya mal.