Dispositivos móviles, oportunidad para llevar la lectura a todos lados

De acuerdo con la primera Encuesta Nacional Sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura entre Jóvenes Mexicanos, el uso del smartphone otorga una mayor capacidad de elección de sus contenidos con base en sus intereses

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Ciudad de México.- La adopción y el auge de los dispositivos móviles, principalmente de los celulares, en México y el mundo se ha convertido en una oportunidad para llevar la lectura a todos los rincones y terminar con los obstáculos para la alfabetización.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) calcula que seis billones de personas tienen acceso a celulares activos y más de 90 por ciento de la población está cubierta por una red móvil.

En México, de acuerdo con la primera Encuesta Nacional Sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura entre Jóvenes Mexicanos, realizada por Banamex e IBBY México/A Leer a muchachos de entre 12 y 29 años, el uso del smartphone ha cambiado la visión de los jóvenes hacia la lectura.

Datos de este estudio revelaron que el consumo de materiales de lectura es una práctica cotidiana entre ese sector de la población, que tiene una mayor capacidad de elección de sus contenidos con base en sus intereses, aunque probablemente son temas más efímeros y breves.

Con lo anterior, sostuvieron los realizadores, se echa por tierra la afirmación de que los mexicanos no leen, porque tradicionalmente la métrica para esta idea se basa en el número de libros o ejemplares de materiales de lectura que se consumen.

Al mismo tiempo, se llegó a la conclusión de que en México se lee más por gusto que por obligación. Indistintamente de la ocupación de los muchachos, hay mayor acercamiento a la lectura por elección propia, ya que ésta no está concebida únicamente como el consumo de libros o contenidos literarios.

En suma, los teléfonos inteligentes o smartphones están modificando los hábitos de uso de información y lectura de los jóvenes, cada vez más acostumbrados a textos mucho más visuales y diversificados.

El Banco Nacional de México (Banamex) e IBBY México/A Leer destacaron que este estudio es el primero en su tipo, debido al planteamiento de las preguntas sobre el gusto por la lectura, en sustitución de aquéllas sobre el número de ejemplares leídos.

Al respecto, el presidente de IBBY México, Bruno Newman, indicó que «es de vital importancia tener información actualizada de cómo y qué están leyendo los mexicanos, en específico los chicos de entre 12 y 29 años».

A su juicio, la cantidad de lo que se lee o el tiempo dedicado a ello no es la prioridad, sino la calidad y con qué finalidad se realiza la actividad, así como qué experiencias y conocimientos van enriqueciendo su vida personal y su papel como ciudadanos participativos y críticos.

Señaló que aun con la alta penetración en el uso de los medios digitales, los formatos impresos, como libros, periódicos y revistas, siguen teniendo una presencia importante.

Newman añadió que en la población abierta se empieza a ver un incremento en la preferencia por la lectura en formato digital: mientras que 66 por ciento dijo que lee en impresos, 47 por ciento lo hace en medios electrónicos.

Estos datos, puntualizó, ponen de manifiesto que medir la lectura por el número de libros comprados no está reportando información fidedigna en relación con el comportamiento lector entre la población joven.

Subrayó que la alta proporción de jóvenes que gustan de la lectura (ocho de cada 10), aunada al consumo y creación de textos cortos a través de las redes sociales y servicios de mensajería, muestra la oportunidad de utilizar los medios digitales como nuevo canal para la formación de lectores, a partir de la generación de textos elaborados y difundidos por los mismos usuarios.

A su vez, Luis González, director general adjunto de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, quien formó parte del Comité Técnico de esta primera Encuesta Nacional sobre Medios Digitales y Lectura, aseveró que este análisis resultó muy interesante porque surgieron algunos datos sorprendentes.

Describen, dijo, una realidad de la lectura y del acceso a los medios diferente a la que se ha recogido en todos los estudios precedentes.

Muestra de ello son los números del Módulo sobre Lectura (Molec) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de 2016, en los que se destaca que el promedio de libros leídos por la población mexicana de 18 años y más en el último año fue de 3.8 ejemplares, por debajo de países como Chile (5.4), Argentina (4.6), Colombia (4.1) y Brasil (4.0).

Basado en estos datos, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers, señaló que no habrá reforma educativa que valga si no se logra que la población lea, comprenda lo que lee y aspire a superarse.

Esta preocupación también se vive a nivel global. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) indicó que la ausencia de libros, tanto en países desarrollados y en desarrollo como de mediano y alto ingreso, ha sido un obstáculo para la alfabetización.

Además, expuso que a pesar de los avances en la industria editorial, los libros permanecen fuera del alcance de muchas personas; por ello su apuesta es por los teléfonos móviles, a través de los cuales pretende fomentar la lectura.

De acuerdo con su estudio, el precio de la conectividad de datos necesaria para leer un libro de acceso abierto puede ser tan bajo como dos o tres centavos, mientras que el costo del equivalente impreso es de 10 dólares; además, los ejemplares digitales se distribuyen y actualizan más fácilmente.

Reconoció, eso sí, que aun cuando el fomento de la lectura móvil, para ayudar a las personas a encontrar más y mejores vías al conocimiento, no garantiza ni estimula la lectoescritura.

En su análisis «La lectura en la era móvil», puntualizó que tirar libros con paracaídas, sea a través de teléfonos celulares u otros medios, es exactamente eso, dejarlos caer y marcharse.

Consideró que extraer un significado de los textos es un acto complejo que no se produce sólo con la exposición y puede que los humanos tengan un instinto para el lenguaje, pero no hay nada natural en la lectura; es una habilidad que tiene que enseñarse y practicarse indefinidamente.

Destacó que los dispositivos móviles son una herramienta «dentro de una gran gama» que puede ayudar a las personas a desarrollar, mantener y mejorar sus capacidades de lectoescritura, a encontrar buenos libros y, paulatinamente, cultivar un amor por la lectura, además de adquirir las ventajas que ésta augura a nivel educativo, social y económico.

De lo que se trata, dijo, es de fomentar y difundir esta estrategia, volver obsoleta la escasez de libros y eliminar el prolongado obstáculo para la alfabetización. Y el teléfono móvil resulta óptimo para cumplir los objetivos, ya que son cómodos y fáciles de conseguir y llevar, lo que hace asequible la lectura en cualquier lado y momento.

Según la Unesco, un estudio realizado por el Centro de Investigaciones Pew en Estados Unidos, en 2012, observó que el consumo de lectura en general suele aumentar tras la adopción del método digital.

El informe mostró que en el transcurso de 12 meses, los usuarios de libros electrónicos leyeron 24 títulos en promedio, mientras que los de impresos sumaron 15.

Para los defensores de la alfabetización, agregó, esta tendencia es sumamente prometedora, ya que parece indicar que los beneficios de la lectura móvil son exponenciales y pueden acelerar el desarrollo de la lectoescritura.

Indicó que a nivel mundial, los lectores móviles se interesan por una amplia variedad de materiales de lectura. Los datos de uso señalan que buscan y leen activamente novelas románticas, libros de texto, cuentos, best-sellers, información sanitaria, consejos profesionales, materiales religiosos y otros.

En México se han creado grupos de lectores en Facebook y Whatsapp, en los que hay intercambio de diversos materiales, que pueden verse a través de cualquier dispositivo móvil.

Sin embargo, sus características (cerrados, con recomendaciones sólo a amigos), los derechos de autor, las plataformas de donde son bajados los textos, a las que a veces es difícil acceder, el peligro de contagiar nuestro dispositivo de algún virus, que nuestro teléfono no sea tan moderno como se requiere y la deficiencia de algunas traducciones, dificultan el acceso de todos.

También existen aplicaciones que permiten entrar al mundo de la literatura, como Goodreads, Kindle, Universal Book Reader, Google Play Books, entre muchas otras.

La Secretaría de Cultura, a través de la Dirección General de Bibliotecas, ya tomó cartas en el asunto con la creación de la plataforma Digitalee, que es un servicio de préstamo en línea de novedades editoriales en español, para todos los usuarios de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas.

Tiene a su disposición miles de títulos que se pueden leer desde cualquier dispositivo conectado a internet: computadora, tablet, teléfono inteligente o lector de libros electrónicos, que sean compatibles con el DRM de Adobe o cuenten con la aplicación de Adobe Digital Editions. También se puede acceder al servicio, a través de la app Digitalee, disponible para IOS y Android.

Así las cosas, se puede decir que la lectura digital otorga una oportunidad para poner al alcance de todos el universo de la cultura escrita. Como señala Nuria Sanz, directora y representante de la Oficina de la Unesco en México, si bien la lectura en medios electrónicos puede no ser una panacea, sí se trata de una oportunidad invaluable.

Para ella, el informe «La lectura en la era móvil» puede contribuir a generar, en nuestra región, directrices oportunas para el desarrollo de las políticas públicas y proveer de pautas metodológicas a los educadores, para avanzar en programas en torno a la lectura y la alfabetización, sin abandonar el extraordinario patrimonio oral de Latinoamérica.

Los dispositivos móviles, pues, han cambiado los hábitos de aquéllos que aseguraban que la lectura era aburrida. A querer o no, leer se ha convertido en una actividad diaria, aunque se trate de textos cortos e interactivos.

Y lo mejor es que no significa el fin de los libros impresos, sino la apertura de puertas, para ampliar la oferta de materiales de lectura. Sin duda, ambos formatos pueden seguir coexistiendo.