Londres.- La negociación de las condiciones para la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) sigue en punto muerto tres meses después de su inicio, mientras crece la tensión entre las dos partes, que han multiplicado las acusaciones.
La última de ellas la lanzó este lunes el secretario británico para el Brexit, David Davis, quien calificó de “ridículas” las críticas de Bruselas a su modo de trabajo y afirmó que no permitirá “que ejerzan una presión temporal” sobre su equipo.
La pasada semana, tras la tercera ronda de pláticas, el negociador europeo, Michel Barnier, reprochó públicamente la “falta de claridad” de Londres que, en sus palabras, no permite avanzar en el proceso.
“Estamos haciendo esto de forma sistemática, de un modo muy británico y muy pragmático”, analizando “línea por línea” las obligaciones económicas que la UE demanda a Reino Unido por compromisos presupuestarios ya adquiridos, se excusó este lunes su interlocutor británico.
La factura del divorcio, valorada en entre 60 mil millones y 100 mil millones de euros por Bruselas, es el tema más controvertido que opone a los dos negociadores.
Durante el fin de semana, el diario británico The Sunday Times afirmó que Londres estaría dispuesta a comprometerse con un pago de 50 mil libras (54.5 mil millones de euros), una cifra que Davis descartó como un “sinsentido” y “completamente errónea”.
La UE insiste en que el país saliente respete los compromisos financieros asumidos en el marco del presupuesto comunitario plurianual, lo que exigiría desembolsos durante al menos dos años después de la conclusión del divorcio.
Según la lógica de Barnier, los contribuyentes europeos “no deben pagar entre los 27 lo que se ha decidido entre 28“.
No obstante, Davis habría explicado en la última reunión que su país “tiene una percepción legal muy distinta” sobre el tema.
«Reino Unido ha dejado claro que sus obligaciones financieras serán limitadas al último pago al presupuesto europeo antes de su salida», reportó Barnier a la prensa internacional reunida para conocer el estado del proceso, el viernes, en Bruselas.
Tras explicar el contexto, el negociador europeo lanzó: «¿Cómo podemos construir confianza y empezar a discutir una relación futura?».
Los gobernantes de los 27 países que permanecen en la UE deben decidir en octubre si la negociación de la separación ha avanzado lo suficiente como para permitir el inicio de pláticas sobre la futura relación con Reino Unido, como quiere Londres.
Para Barnier, la respuesta está clara: «Al ritmo actual, estamos muy lejos de ver un progreso suficiente para recomendar a los Estados miembros a pasar a la segunda fase de las discusiones (sobre las futuras relaciones)», dijo.
Las dos partes solo tienen otras dos rondas de pláticas para acercar posiciones a tiempo para la cumbre europea de octubre.
Además de la cuestión financiera, también queda mucho trabajo para llegar a un consenso sobre los derechos de los expatriados, en particular en materia de acceso al sistema sanitario.
Por otra parte, otros capítulos del divorcio sí han podido avanzar en las últimas semanas, como es el caso del reconocimiento mutuo de calificaciones profesionales o el derecho de los expatriados a abrir una empresa.
Reino Unido habría aceptado acatar las decisiones tomadas por la Corte Europea de Justicia hasta la fecha del Brexit y se habría comprometido con mantener la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte abierta para los ciudadanos europeos.