De Norte a Sur

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Se compromete Grupo Bimbo a ejercer una Agricultura Ecológica

  • Elimina el uso de plaguicidas y agrotóxicos
  • Se trata de la trasnacional mexicana más importante del mundo

Guillermo Correa

Greenpeace, la organización mundial ambientalista, se anotó un triunfo a favor del bien común al lograr que más de 160,000 personas en México y el mundo se unieran para exigir a Grupo Bimbo eliminar el uso de plaguicidas altamente peligrosos que han sido prohibidos en otros países, reducir paulatinamente el uso de agrotóxicos hasta desaparecerlos de su cadena de abastecimiento de maíz, así como garantizar una transición exitosa hacia prácticas agroecológicas en plazos determinados.  

Fue en 1945 cuando Lorenzo Servitje fundó la empresa Panificación Bimbo, dedicada a la fabricación de pan de caja. Su familia primero fue propietaria de la pastelería El Molino. Desde entonces el alimento, que con su presentación resultó una novedad en el mercado, conquistó a los capitalinos y pronto a los mexicanos de todo el país, al grado de que se ha hecho indispensable en la despensa de casi todos los hogares y hoy el Grupo se ha convertido en la compañía trasnacional de México más importante en su ramo.

A partir de 1979 la dirección del grupo fue encabezada por Roberto Servitje. En la actualidad el Grupo elabora, distribuye y comercializa más de 5000 productos, entre los que más consumen las familias mexicanas están el pan de caja, pan dulce, bollería, pastelitos, confitería, botanas dulces y saladas. También vende tortillas empacadas de maíz y de harina de trigo, tostadas, cajeta (dulce de leche) y algunos otros productos.

La empresa tiene 76 plantas y 3 comercializadoras ubicadas en México, Estados Unidos, Centro y Sudamérica, Europa y Asia. En su página oficial se asegura que está comprometido con su responsabilidad social y agrega que Grupo Bimbo participa en importantes proyectos comunitarios, como la reforestación de áreas naturales protegidas de la República Mexicana, así como en diferentes proyectos para el bienestar de la sociedad.

Sin embargo, las fábricas del osito Bimbo son las más grandes productoras de la llamada comida chatarra, aunque algunos la consideran saludable. El punto es que Greenpeace inició en 2015 una campaña para pedirle a la panificadora liderar un cambio hacia la sustentabilidad en su modelo de abastecimiento de maíz. Su interés, que es nuestro, sobre el abandono progresivo y paulatino de prácticas agrícolas de alto impacto como el uso excesivo de plaguicidas y la implementación de un programa piloto de abastecimiento del grano maicero basado en producción local y sustentable, representan ahora dos ejes fundamentales en el compromiso anunciado por la empresa de trabajar por una política global de agricultura que incluya prácticas ambientales y socialmente responsables.

Hay que recordar que el año pasado, en una carrera organizada por Bimbo, Greenpeace aprovechó para presionar con el fin de que deje de utilizar los plaguicidas que causan daño al sistema endócrino y nervioso, y se relacionan con malformaciones, con la incidencia de cáncer e incluso se ha encontrado en leche materna de quienes viven en zonas aledañas a donde se producen los ingredientes, y mencionemos también lo terrible que resultan para los polinizadores, como abejas y mariposas.

La organización mundial denunció entonces, a través del estudio “La huella de los plaguicidas en México”, realizado por científicos de la Facultad de Ciencias de la UNAM y el Instituto de Ecología, Pesquerías y Oceanografía de la Universidad Autónoma de Campeche; que “el modelo de agricultura industrial del cual Bimbo obtiene sus insumos actualmente nos lleva aceleradamente hacia la contaminación de la tierra”.

El esfuerzo de Greenpeace en conjunto con la población que se sumó a la petición es un triunfo que debe reconocerse, pues el compromiso que hoy hace la empresa asume la producción local con agricultores de pequeña escala, el respeto de los derechos humanos de productores y comunidades, la protección de la biodiversidad, el uso sostenible del suelo y los recursos hídricos. Todo ello se demandó con el respaldo de 160 mil firmas, por lo que este paso constituye una gran victoria de la gente. Y es una demostración, nos dice Gustavo Ampugnai, director ejecutivo de Greenpeace México, de que sí es posible cambiar las cosas si hay voluntad con responsabilidad social de las empresas, y si nos unimos como sociedad sin importar que tan grande o inalcanzable pueda parecer un objetivo.

El compromiso de una empresa de la talla de Bimbo, es un ejemplo para la industria alimentaria y para el gobierno federal, responsable de construir políticas públicas que incentiven un sistema agroalimentario transparente -que brinde la información que los y las consumidoras necesitan para elegir qué productos consumir- y que impulse una transición hacia un modelo de agricultura ecológica que le permita al país producir de manera sostenible alimentos del campo libres de agrotóxicos y transgénicos, sanos para la gente y el planeta.

Es un paso de la panificadora hacia la agricultura ecológica, al incluir los siete principios que Greenpeace ha promovido, como: la producción local con agricultores de pequeña escala y medios de vida dignos, sin plaguicidas, el respeto de los derechos humanos de productores y comunidades, la protección de la biodiversidad, el buen uso de suelos y de recursos naturales como el agua, así como la promoción de la resiliencia económica y ambiental.

Confiamos en la buena fe del osito Bimbo, que garantice el cumplimiento de este compromiso mediante el buen uso y manejo de agroquímicos que plantea y que culminará en la eliminación del uso de plaguicidas y otras sustancias como fertilizantes que tienen un alto impacto en el ambiente y la salud de las personas. Asimismo,  que su proceso de abastecimiento de maíz dejará totalmente fuera de toda posibilidad el consumo de maíz transgénico y sus derivados.

Es de reconocerse el esfuerzo de Bimbo por un cambio en la agricultura, que indiscutiblemente mejorará el medio ambiente. Sin embargo, hay otro tema del que deberíamos tomar conciencia: Los productos de esta empresa están en el 99 por ciento de los hogares mexicanos. Uno de sus principales componentes es el azúcar. Según Profeco, un mexicano promedio consume 20 kilogramos de pastelitos al año. Que no nos sorprenda que uno de cada tres niños y que siete de cada 10 adultos tenga sobrepeso u obesidad, tampoco que el país sufre una alerta epidemiológica debido a la diabetes.

Que el compromiso de Bimbo sea real, no como las etiquetas de sus productos, como denunció hace unos años la organización mexicana El Poder del Consumidor, refiriéndose al pan integral falso de la empresa.

DESDE EL CENTRO

El gobierno de Jalisco logró el Récord Guinness de la elaboración del Guacamole más Grande del Mundo para lo que utilizó 2.9 toneladas de aguacate, fruto jalisciense que se exporta a Europa, Asia, Arabia y Canadá. Bien por el secretario de Desarrollo Rural en esa entidad y presidente de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario (AMSDA), Héctor Padilla Gutiérrez…Y de acuerdo con el titular de la SAGARPA, José Calzada Rovirosa, pronto el fruto llegará a Estados Unidos… Poder Campesino y Popular es la nueva expresión política que se suma al PRD en claro apoyo a Miguel Ángel Mancera…Pocos dudan de que al crearse oficialmente el Frente Amplio Democrático con miras a la elección presidencial de 2018 valgan algo los principios de la derecha panista y la izquierda perredista…Rescatar a los pequeños  y medianos productores agrícolas pide Rocío Miranda Pérez, dirigente de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, ante el riesgo de que ya no haya más TLCAN agropecuario…Crecen las acusaciones de corrupción en la SEDATU que encabeza Rosario Robles.

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